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			 Vivió 
			sus últimos años a finales del siglo XX y en ese período se fue 
			desprendiendo de muchas de sus pertenecías: la batuta, el 
			portafolio, las partituras manuscritas, las estatuillas, los libros. 
			Dirigió prestigiosas orquestas, viajó, escribió, participó, innovó, 
			formó una familia. Un entorno muy propicio desde su hogar le dio la 
			posibilidad de formarse con destacados maestros de la época. No hay 
			dudas, no hay misterios, no existen vuelcos insospechados en una 
			historia de la que uno puede conocer principio y fin. Es el 
			transcurso de su carrera, su método, su legado lo que invita a 
			ahondar en un espacio cautivante de hechos y de creaciones. Fue 
			intérprete, director de orquesta, pedagogo y teórico. Un maestro con 
			una formidable creación musical que no se debe olvidar. 
			Héctor Alberto Tosar Errecart 
			nació en Montevideo el 18 de julio de 1923 en una familia que 
			siempre apoyó la vocación del tercero de los ocho hijos del 
			matrimonio. Creció en un contexto musical en el que su madre y su 
			tía, pianistas, le ofrecieron las primeras lecciones. A los 16 años 
			estrenó su primera composición para piano y al año siguiente lo hizo 
			la orquesta más prestigiosa del país con su primera obra orquestal. 
			 
			Es apasionante observar la 
			colección de programas de mano de los conciertos realizados en el 
			SODRE en donde se lee repetidas veces el nombre de Tosar. Este hecho 
			conecta con un tiempo en donde existió una política cultural que 
			sostuvo la posibilidad de que las obras de los compositores 
			contemporáneos fueran ejecutadas en la misma época de su creación. 
			No deja de ser atrayente imaginar a nuestra orquesta ejecutando 
			música de producción original y contemporánea, compuesta con 
			libertad, sin buscar correspondencias con los arquetipos de una 
			identidad nacional pre constituida.  
			
			Un experimentador 
			
			En tanto compositor del siglo XX, Tosar no estuvo ajeno a la 
			experimentación y a la búsqueda de nuevas herramientas de 
			comunicación musical. Tosar no fue el primer uruguayo que 
			experimentó con técnicas compositivas innovadoras, Carmen Barradas 
			fue una de las pioneras en la experimentación cromática en la década 
			de 1910. Pero esta compositora hermana del pintor, nacida en 
			Montevideo en 1888, no tuvo la ocasión, ni de formación, ni de 
			posibilidad de desarrollo, y mucho menos el reconocimiento con que 
			contó afortunadamente Tosar. Él conoció la música de Barradas y 
			participó como intérprete en uno de los pocos registros fonográficos 
			que existen de la obra de esta artista. En este disco, grabado en 
			los estudios de Sondor y editado en 1976, Tosar interpretó una obra 
			emblemática de Carmen Barradas, 
			Oración a Santos 
			Vega, dedicada a su hermano Rafael. A diferencia de 
			Barradas, Tosar tuvo la oportunidad de teorizar acerca de sus 
			búsquedas compositivas en varias oportunidades. Realizó aportes 
			originales en referencia a sus exploraciones y logros técnicos y 
			expresivos en la música de cámara, en la sinfónica, en la música 
			coral e instrumental. Al mismo tiempo se pueden encontrar ediciones 
			de entrevistas realizadas al compositor donde aborda diferentes 
			temáticas que refieren específicamente a su música, a la educación 
			musical, al papel del compositor en América Latina, y especialmente 
			a la visión de la música de los compositores latinoamericanos como 
			constructora de una nueva identidad. 
			Producción vasta
			
			Tosar definía su música como “impopular” en referencia a las 
			diferencias de construcción, interpretación y recepción de la música 
			culta, a la que también se la define como música de élite en 
			oposición a la música popular o masiva. Descubrir la obra de Tosar 
			invita a comprender a un artista con una producción musical vasta y 
			constante desde la década de 1920 hasta los años ochentas, donde los 
			investigadores consigan una breve etapa de dificultad creativa, que 
			felizmente es abandonada en los últimos años de la década. Su música 
			es compleja, pero el propio autor ofrece, a través sus estudios 
			teóricos, las explicaciones para que un instrumentista competente la 
			interprete. Es por eso que se lo señala como teorizador de su propia 
			obra.  
			Aunque el oído esté 
			desacostumbrado a este tipo de música igualmente podrá advertir, más 
			allá del gusto, que sus obras son variadas, cuidadas y sobre todo 
			potentes. Te deum es un 
			ejemplo de una obra de temática religiosa donde los instrumentos de 
			la orquesta y el coro envuelven al escucha transportándolo a un 
			espacio amplio en el que se explora las posibilidades tímbricas de 
			cada instrumento. Es descrita por su autor como una obra atonal que 
			se caracteriza por la búsqueda de grandes contrastes entre la 
			orquesta y el coro. El contraste en este caso es logrado a través 
			del trabajo sobre las diferencias rítimicas empleadas, que en este 
			pieza inciden en otro parámetros sonoros, el timbre. Es decir, las 
			diferencias tímbricas se producen a casusa del empleo de las 
			diferentes acentuaciones que el autor propone en la ejecución que 
			realiza cada instrumento.  
			
			Hurgar en la obra de Tosar es apasionante, permite abrir los canales 
			de la comprensión y de las emociones. La propuesta es observar 
			distintos ejemplos que ilustren qué tipo de compositor tenemos en la 
			mira. Íntima,
			Humorística y
			Dramática son obras en las que la construcción sonora está hecha en 
			base a la utilización de los doce sonidos de la escala cromática, en 
			primera instancia fueron asociadas a la técnica compositiva 
			denominada dodecafonismo. Ésta deja 
			de lado siglos de música organizada en base a conjuntos de alturas 
			ordenados de manera jerárquica en relación a un sonido principal. 
			Esta técnica, que luego derivó en corriente estética, fue una 
			propuesta del compositor austríaco Arnold Schönberg en la década de 
			1920 y fue cultivada por un grupo de compositores al que se conoce 
			como Segunda Escuela de Viena, entre los que se encuentran sus 
			discípulos, Alban 
			Berg y Anton Webern. 
			Pero las obras de Tosar no se adscriben estrictamente a lo 
			que se entiende por dodecafonismo sino que el compositor trabaja en 
			sus obras el cromatismo sin constreñirse a la utilización de la 
			organización serial de la altura o de todos los parámetros como 
			propuso el serialismo integral (Luigi 
			Nono, Pierre Boulez). Específicamente en las
			Cuatro piezas concertantes[1], 
			el autor utiliza el cromatismo total, es decir, las doce notas de la 
			escala temperada para construir las piezas musicales. Propone 
			estructuras nuevas en base a la utilización de diversos grupos de 
			sonidos, pero no a la manera del atonalismo libre, técnica de la que 
			surge el dodecafonismo. No se adscribe a las reglas de la tonalidad 
			ni a las nuevas reglas del dodecafonismo, ni a las propuestas del 
			serialismo integral, donde la duración o el tipo de ataque también 
			son llevados a estructuras seriadas. Las obras de Tosar denotan una 
			búsqueda propia en base a estructuras propuestas por él y en base a 
			la utilización de todas las notas de la escala cromática.  
			Compositor autoexigente
			En general al describir a Tosar 
			se lo caracteriza como un profesional sumamente riguroso en su 
			labor, quien revisaba mucho sus trabajos, por eso es que existen 
			distintas versiones y obras que han sido reestrenadas. Al mismo 
			tiempo lo describen como un compositor autoexigente y un estudioso 
			intenso. La formación académica lo situó en un lugar privilegiado 
			que le otorgó las herramientas para desarrollarse como intérprete y 
			para desplegar su sensibilidad en la creación musical, lo que le 
			permitió convertirse en uno de los compositores uruguayos más 
			respetados en el ámbito compositivo mundial. Mientras, quiénes 
			tuvieron vínculos estrechos con Tosar desde la actividad musical lo 
			describen como un maestro generoso, preciso en sus apreciaciones al 
			mismo tiempo que distraído y desordenado. No obstante, estas últimas 
			características no le impidieron plasmar sus conceptos teóricos 
			acerca de los recursos utilizados en su música. Compuso muchas de 
			sus obras en base a la utilización de lo que él llamó grupos de 
			sonidos. Tosar los define como “estructuras armónicas constituidas 
			por un número variable de sonidos de diferente altura”; es decir, 
			las relaciones de altura determinan dichas estructuras, por lo tanto 
			cada sonido estará definido en base a la medida que se pueda 
			observar en relación a otro sonido. Establece esta precisión la 
			teoría matemática de los conjuntos, en la que es determinante la 
			pertenencia y las relaciones que hay entre los elementos 
			considerados parte de un determinado conjunto. Todo este legado se 
			encuentra plasmado en Los 
			grupos de sonidos fechada en 1992, investigación realizada en el 
			marco de su cargo docente con dedicación total para la UdelaR, que 
			aún sigue pendiente de edición. Este estudio es una teorización 
			acerca de la estructura compositiva de las obras creadas a partir 
			del final de la década de 1960.
			Aves errantes es una de sus obras características de esa época, la 
			búsqueda compositiva se basa en el serialismo. En esta obra, se 
			escucha canto y recitado, más once instrumentos. Aquí utiliza la 
			combinación de series de notas que se organizan horizontalmente, de 
			manera que son ejecutadas por diferentes instrumentos sucesivamente, 
			y también verticalmente, es decir, suenan simultáneamente los 
			instrumentos y la voz de un barítono. 
 Buscar el homenaje
 La música de Tosar fue estrenada por la principal 
			orquesta del Uruguay, por importantes orquestas internacionales, 
			impartió clases, recibió becas, premios, participó en congresos, fue 
			jurado, en resumen, fue un artista reconocido pero todo esto al 
			parecer sigue siendo insuficiente para que su obra sea ejecutada de 
			forma habitual. 
			
			Sus estudios reclaman edición, al mismo tiempo que un trabajo de 
			firme análisis de su obra en el que la mirada del investigador se 
			sitúe en las estructuras compositivas de la música, desde un 
			análisis que nos permita entender la obra para develar sus 
			principios, su transcurso y delimitar sus influencias. 
			 
			
			Una veloz mirada a la grilla de programación de nuestros máximos 
			referentes culturales a nivel musical documenta la ausencia de uno 
			de los principales músicos de Uruguay. Sin embargo durante décadas 
			la obra de Tosar fue estudiada por los maestros instrumentistas de 
			nuestra orquesta nacional y era ofrecida al público dentro de sus 
			presentaciones habituales. Tosar dirigió más de una vez estos 
			conciertos, junto a piezas de compositores europeos barrocos, 
			clásicos, románticos y contemporáneos, muchas veces orquestadas por 
			el propio autor.  
			No es suficiente con bautizar 
			espacios físicos con el nombre de los artistas. El mejor homenaje a 
			un compositor es interpretar y escuchar su obra. Los uruguayos 
			deberíamos tener la posibilidad de sentir su música continuadamente 
			y no necesariamente en ciclos de conciertos o en eventos especiales, 
			porque más de ochenta obras de Tosar, sinfonías, tocatas, suites, 
			canciones, música para teatro, son parte de nuestra música 
			“impopular”. 
 
 Síntesis de su vida profesional
 1934- 1936 Estudia contrapunto y armonía del 
			maestro José Tomás Mujica.  1935 a 1942 Recibe clases de interpretación con 
			Wilhem Kolischer. 1938 a 1944 Estudia composición con Lamberto Baldi 1940 
			Toccata, fue dirigida por primera vez por Baldi e 
			interpretada por la OSSODRE en los festejos del aniversario de la 
			primera constitución de República, el mismo día que su autor cumplía 
			17 años. En esta década estrena más de quince obras, entre ellas
			Sonatina Nº 1,
			Danza Criolla y
			Solitude para soprano y cuarteto de cuerdas. 
			1945 Recibe el 
			premio Reichold (EEUU) por 
			Sinfonía Nº 1. 1946 La Fundación
			Guggenheim le 
			otorga una beca para que realizar estudios en Tanglewood (E.E.U.U). 
			Estudia con Aaron Copland. La fundación había ofrecido becas a 
			varios compositores latinoamericanos -todos ellos marcaron una época 
			en la creación latinoamericana contemporánea- es el caso de Eleazar 
			de Carvalho (Brasil), Roque Cordero, Antonio Estévez, Alberto 
			Ginastera (Argentina), Julián Orbón y Juan Orrego Sala, entre otros. 1947 La misma fundación, le otorga una nueva beca 
			para estudiar en el Composers Forum en Middlebury, Vermont; en esta 
			instancia estudia composición con el maestro suizo-francés Arthur 
			Honegger y dirección orquestal con Sergio Koussevitzky. 1948 El gobierno de Francia y el SODRE le ofrecen 
			una beca de estudios en París, y continúa los estudios con Honegger, 
			con Jean Rivier y con Darius Milhaud. También estudia dirección 
			orquestal con Eugène Bogot y con Jean Fournet.  
			1950 Con la 
			dirección del Mtro. Juan José Castro la OSSODRE estrena
			Momento sinfónico. Retorna a Montevideo. 1951 El Mtro Erich Kleiber y la OSSODRE estrena la 
			Sinfonía Nº 2 para cuerda.  Dicta clases de Armonía en el Instituto de 
			Profesores “Artigas” y clases particulares de Historia de la Música 
			hasta el año 1957. 1957 Dicta clases en la cátedra de Análisis 
			Armónico en la carrera de Musicología de la Facultad de Humanidades 
			y Ciencias de la UdelaR. Y de Análisis Musical e Historia de la 
			Música en el Conservatorio Nacional de Música. 
			Recibe el premio del 
			Concurso Latinoamericano de Composición del SODRE por
			Divertimento para Quinteto 
			de Vientos.  En esta década estrena numerosas piezas: 
			Oda a Artigas, Tres Canciones nocturnas,
			Serie Sinfónica, 
			con la OSSODRE, bajo su dirección,
			Preludio Ostinato y 
			Tocata alla Burlesca, con el autor y Hugo Balzo al piano,
			Tres canciones nocturnas, con el coro de Cámara del SODRE, bajo 
			la dirección de Nilda Müller,
			Sonatina Nº2 con 
			Tosar como intérprete, 
			Cinco Madrigales, con el Coro de Cámara de Juventudes 
			Musicales del Uruguay dirigido por Eduardo Carámbula,
			Salmo CII, con el 
			Coro y la OSSODRE, dirigidos por Juan José Castro y Raquel Adonaylo 
			como solista, y la 
			Sinfonía concertante con la Orquestra Sinfónica Nacional en 
			Buenos Aires, dirigidos por Castro y con Tosar al piano. 1960 – 1961 Compositor residente para la 
			Guggenheim Foundation. Es de este período una de sus más destacadas 
			obras corales, el Te Deum, 
			para solista, coro y orquesta (obra encargada en 1959 por la 
			Koussevitzky Foundation). 1961 a 1966 Invitado por el compositor y director 
			de orquesta argentino Juan José Castro, a formar parte del equipo 
			docente del Conservatorio de Música de Puerto Rico Dictó clases de 
			Armonía, Composición, Forma y Análisis y también se desempeñó como 
			Jefe de Departamento de Teoría y Composición.  1963 Estrena de
			Aves errantes. Su 
			título original es Stray 
			birds, está inspirada en el poema homónimo del poeta y 
			filósofo bengalí
			Rabindranath 
			Tagore. La obra fue encargada por la fundación Fromm y estrenada en 
			Washington en el Tercer Festival Internacional de Música. 1964 Estrena de
			Te Deum en Madrid 
			por el Coro de la Radio Nacional de España dirigido por Vicente 
			Spiteri, durante el primer Festival Hispano-Americano de Música. 
			 1966 La UNESCO lo invita a visitar India, China y 
			Japón. Su estadía en la India produce una nueva apertura hacia otros 
			fundamentos musicales. En esa instancia Tosar conoce parte de la 
			cultura oriental, comparte, aprende y enseña en distintas escuelas 
			musicales. 1967 La OSSODRE el 18 de noviembre estrena bajo el 
			nombre de Cuatro piezas 
			para orquesta las Tres piezas para piano compuestas en 1961 (Íntima,
			Humorística y
			Dramática) con el agregado de una cuarta pieza e instrumentadas 
			por Tosar hacia finales de la década. 
			1971 y 1978 
			Presidente de los Cursos Latinoamericanos de Música Contemporánea. 1973 Director del Conservatorio Universitario de 
			Música; con la intervención de la UdelaR por la dictadura 
			cívico-militar en 1974, es destituido de su cargo. Emigra a Puerto 
			Rico y allí se desempeñó durante dos años como Decano de Estudios en 
			el Conservatorio de Música de Puerto Rico.  1976 De regreso a Uruguay crea otra de sus obras 
			fundamentales, Tres piezas 
			para piano, a la que se describe como atonal. El propio autor 
			sitúa esta y otras obras como mojones de apertura a una nueva etapa 
			expresiva. 1981 Profesor visitante en la Universidad de 
			Indiana en Bloomington. Allí se familiariza con la utilización de 
			los nuevos dispositivos de creación sonora a través de la síntesis 
			electroacústica.  Estrena 
			Sul Re en Bloomington, Indiana, EEUU. 
			1983 Estrena en 
			Montevideo las obras Moto 
			perpetuo, Tres versiones en sintetizador,  Magnificant 
			anima mea y Moto 
			perpetuo. 1984 Estrena
			Gandhara, Esta obra 
			se basa en el manejo del unísono como intervalo principal, es decir, 
			el trabajo sobre un grupo de dos sonidos. Se escribió en el contexto 
			de la importante escuela guitarrística uruguaya de antaño. Con esta 
			obra compuesta en 1984 el autor contribuye a ampliar el espacio de 
			la composición de música contemporánea para guitarra. La obra fue 
			dedicada al reconocido guitarrista uruguayo Eduardo Fernández, quien 
			la grabó por primera vez para el sello Decca London en 1984. 1985 El 1º de marzo, al regreso de la Democracia, 
			dirige la OSSODRE.  
			
			        
			Es 
			designado como Asesor Artístico del Consejo Directivo del SODRE. 
			 1987
			Estrena La gran 
			flauta, Música Festiva y Voces 
			y viento de 1988, en el concierto “Tosar y el sintetizador”, 
			realizado en el SODRE. 
			1992 Recibe el 
			Premio Nacional de Música del MEC por su trabajo
			Los grupos de sonidos.  1998. 
			Se lleva a cabo un homenaje en ocasión de su 
			75 aniversario. La OSSODRE, bajo la dirección de Fernando Condon, 
			con Élida Gencarelli al piano y el violinista Jorge Risi, ejecutó en 
			el Teatro Solís un concierto monográfico. El programa estuvo 
			compuesto por la Sinfonía para cuerdas Nº 2 (1951), Cinco piezas 
			concertantes para violín, que había sido estrenada por Risi en 1988, 
			la segunda audición de Concierto para piano (1980) y al cierre se 
			ejecutó la primera obra de Tosar estrenada con la OSSODRE, Toccata 
			(1940) que cumplía 58 años de estrenada ese 18 de julio. La UdelaR 
			le otorgó el título de Doctor Honoris Causa por su labor.  La UdelaR le otorgó el título de Doctor Honoris 
			Causa por su labor.  2003 A un año de su muerte, la UdelaR organizó una 
			serie de homenajes al músico que consistieron en clases magistrales 
			y conferencias ofrecidas por distintos académicos de la UdelaR. 
			 2012 Grabación de la versión revisada por el autor 
			en 1993 de Gandhara 
			(CD del “Dúo Arpeggione Uruguay” editado en 2012). En esta grabación 
			el guitarrista uruguayo Fernando Britos realiza algunas variantes en 
			función del análisis de la obra según las pistas que Tosar dejó en 
			su estudio sobre los grupos de sonidos.  
				
				Nota:
 
 
					
					
					
					
					
					[1] 
					Ver recuadro Síntesis biográfica, año 1967. 
			
	
			
          		
			
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