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ISSN 1688-1672

 



POR UNA FORTUNA UNA CRUZ - ORÍGENES DEL FEMINISMO EN URUGUAY - ALMEIDA, MARCELINA

Por una fortuna una cruz y el pensamiento feminista (*)

Virginia Cánova
[...}La mujer casada tampoco podía intervenir en la elección del destino de sus hijos. El marido era también, el administrador de sus bienes y el que tomaba las decisiones en su lugar. En la novela, la madre de Inés solo debe limitarse a formular apenas una resignada protesta ante la infelicidad de su hija.

 

(...) Una de las injusticias más importantes que se describen en la obra, es la “injusticia de la protección”. La autora presenta diferentes situaciones de opresión provocadas por la minoría de edad permanente de la mujer. Como ya hemos señalado anteriormente, uno de los problemas centrales derivados de la administración de la Patria Potestad, es el matrimonio de conveniencia concertado por el tutor de la mujer. El título de la novela, Por una fortuna una cruz, hace alusión directa a esta situación.

El padre de la protagonista espera recibir una fortuna al casar a su hija adolescente con un rico comerciante, cuarenta y un años mayor. El futuro esposo satisface su voluntad y el padre obtiene un beneficio de su sacrificio. La leyes que regulan la tutoría masculina condicionan a la mujer a obedecer al hombre que decide sobre su destino. En la novela, así como en la realidad de la época, es el padre quien tiene poderes absolutos sobre sus hijas y su esposa.
Inés -la protagonista de quince años- siente profunda aversión por su futuro marido.

/.../ este viejo es mi demonio: es la pesadilla de mi alma /.../ y yo! asida á este yugo: agonizando de odio y de fatiga, de desesperacion y de amor por Claudio, gritar: viejo, maldito seas, maldito, maldito! (p.15)

Pero a pesar de que el casamiento se ha decidido en contra de la voluntad de Inés, ella no puede actuar para cambiar su situación ya que carece de derechos sobre su persona. Las reglas de la Patria Potestad son claras y estrictas para la mujer. Las jóvenes de la época debían seguir sus normas y aceptar el matrimonio no deseado. Este “contrato” se realiza entre los dos hombres que concretan su “negocio”. La mujer es el objeto de intercambio.

A los dos días después de esto se celebrara una boda en la casa de Picotti. Era el casamiento de Pierre Lemaître con Inés. Lemaître tenía 56 años y acababa de recibir el dote de la mujer de las manos de su padre que consistía simplemente en la ‘Fé de bautismo’ de su hija, que cumplía ese día quince años...!
(p.28)

[...}La mujer casada tampoco podía intervenir en la elección del destino de sus hijos. El marido era también, el administrador de sus bienes y el que tomaba las decisiones en su lugar. En la novela, la madre de Inés solo debe limitarse a formular apenas una resignada protesta ante la infelicidad de su hija. Su papel es el de la espectadora pasiva, sin derechos legales para actuar:

-Ah! será posible que Por una fortuna, se le haya dado una Crúz, á esa niña tan buena: tan sumisa, tan inteligente /.../? (p.68)

El padre, inflexible cuando obliga a su hija a contraer matrimonio, la reprende después duramente cuando ésta se queja de su destino, y le recuerda, al mismo tiempo las reglas estrictas de la tutoría:

-Mejor fuera que hubieras aprendido á sufrir á tu marido como se debe, aunque ese marido alzara las manos sobre tu rostro: aunque ese marido hiciera las injusticias más amargas: tu deber era soportarlo y callar; para eso te has casado! (p.131)

Sin embargo, a pesar de las exigencias de subordinación total de la mujer impuestas por los códigos vigentes y el discurso paterno, la protagonista de la novela -al igual que las feministas de la época- no acepta su situación. [...}

Inés, se sonrió amarga é ironicámente y clavando su mirada en la figura estúpida de aquel padre sin corazón, respondió:
-Ola! para sufrir sinrazones me casasteis vos, con ese hombre! sinrazones que era necesario aprender á soportar en el libro infame de las compras y ventas de las esclavas, para no dejar en blanco ningún artículo de las condiciones! Que podría responder yo al ser que me há dado la vida para traficarla de este modo gran Dios!
(p.131)

De acuerdo con el discurso feminista de la protagonista, el matrimonio es una forma de esclavitud para la mujer. Cuando este se realiza, la familia efectúa un comercio similar al realizado en la trata de esclavos. En ambos casos el ser humano se convierte en objeto de beneficio económico, sin poder de decisión sobre su persona. [...}

* Extraído de Por una fortuna una cruz y los orígenes del feminismo en Uruguay - Virginia Cánova - Edición de la autora, realizada en el marco del acuerdo establecido entre la Biblioteca Nacional de Montevideo y el Departamento de Literatura de la Universidad de Gotemburgo, Suecia - 1998 - 465 págs

Tomado por H de Insomnia, Nº 32

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