H enciclopedia 
es administrada por
Sandra López Desivo

© 1999 - 2013
Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 




WELLES, ORSON -
IT'S ALL TRUE - FOUR MEN ON A RAFT -


Orson Welles: todo es verdad*

Fernando Martín Peña
"Sólo tenían que hacer un documental turístico para quedar bien. Pero se les ocurrió enviar a Orson". Antes de que comprendieran su error, el documental turístico se había convertido en un alegato social


Como se comprueba año tras año, la obra integral de
Orson Welles (1915-1985) todavía está lejos de ser bien conocida. Fue definido varias veces como un "director de directores", por la sencilla razón de que su cine fue mucho mejor apreciado por sus colegas que por el público. En ese sentido llegó a ser el realizador norteamericano más influyente después de David Wark Griffith, aunque nunca tuvo un éxito de taquilla considerable y la industria prescindió rápidamente de él. Su situación económica personal se vio amenazada durante la mayor parte de su vida pero esa larga crisis no lo alejó de la cámara; más bien lo hizo aferrarse a ella. Una solución consistió en escribir y actuar en las películas de otros para poder financiar las propias, pero además había que vivir y ese recurso sólo resultó parcialmente exitoso. A las obras mal distribuidas y mutiladas por sus empleadores se sumaron las que él mismo no logró completar y exhibir.

La culpa la tuvo la guerra.
El gobierno de Roosevelt comenzó a preocuparse por la actitud de Latinoamérica frente el conflicto hacia 1940 y emprendió una política conocida como "buena vecindad" que tendía a estrechar vínculos culturales y sobre todo comerciales. En Hollywood, esa política produjo varios filmes de ambiente sudamericano y publicitados viajes de personalidades especialmente célebres, empezando por Walt Disney. El ingreso de los Estados Unidos en el conflicto
(diciembre 1941) y la neutralidad ambigua que mantendrían algunos países (como la Argentina) intensificaron la preocupación de la Oficina de Asuntos Interamericanos. Su coordinador, Nelson Rockefeller, era también uno de los accionistas mayores de la productora R.K.O. y como tal presionó lo suficiente como para que la empresa hiciera su parte y cumpliera con el deber patriótico.

Cuando le comunicaron la necesidad de realizar un filme que promocionara las buenas relaciones entre Estados Unidos y Latinoamérica, Orson Welles se encontraba sumergido en la preparación de varios proyectos para la productora, luego del estreno de Citizen Kane. Uno de esos proyectos llevaba el título It's All True y, según el plan original, debía quedar integrado por cuatro episodios que compartían un planteo semidocumental. Como uno de ellos, titulado My Friend Bonito, ya se encontraba en producción y ofercía la ventaja adicional de transcurrir en México, OW sugirió conservarlo y reemplazar los restantes con otros temas latinos.

La idea fue aceptada, se acordó que uno de los temas sería el célebre carnaval de Río de Janeiro y en febrero de 1942 OW llegó al Brasil con apoyo oficial y el respaldo económico de la R.K.O.

En realidad, a OW el carnaval y Sudamérica le interesaban poco, pero se trataba de cumplir con lo que entendía su deber. No recibió salario alguno por los ocho meses que pasó en Brasil, aunque por su parte R.K.O. negoció en privado con el gobierno una compensación de 300.000 dólares a favor de la empresa, por haberse ocupado del proyecto.(1) Deber o no deber, había que responsabilizarse de la inversión ante los accionistas.

Una vez en Río, OW se entusiasmó con el samba y filmó con abundancia el carnaval con la idea de elaborar ese episodio alrededor de la música, durante el proceso de montaje. El material expuesto, buena parte en colores, era enviado periódicamente a Los Ángeles para su revelado. Poco después, Welles encontró tema para el tercer episodio de It's All True en la historia verdadera de cuatro pescadores, nativos de Fortaleza, que habían atravesado 1650 millas en balsa para llegar hasta Río, ver al presidente Vargas y solicitar atención a sus precarias condiciones de vida. La proeza los hizo célebres y su líder, conocido como Jacaré, se convirtió en héroe popular. OW se entrevistó con él, indagó sobre el tema y le propuso participar en una reconstrucción filmada de aquella hazaña.

El rodaje de ese tercer episodio comenzó en mayo y Welles decidió titularlo Four Men On a Raft (Cuatro hombres sobre una balsa). La dirección ejecutiva de R.K.O. había cambiado y maldecía a OW por varias razones, especialmente porque el indescifrable metraje del carnaval no se correspondía con ningún guión. Por otro lado, Jacaré se ahogó el primer día de la filmación, mientras se reconstruía la llegada de los pescadores a Río.

OW recibió la orden de regresar cuanto antes a los Estados Unidos pero, en lugar de hacerlo, se propuso finalizar el episodio de los Jangandeiros. Con lo que restaba del dinero de la producción y acompañado por un equipo mínimo, OW se fue a Fortaleza, eligió a sus protagonistas entre los lugareños y reanudó la filmación, que se prolongó hasta julio. Reconstruyendo el trayecto de los jangadeiros, Welles rodó también algunas escenas en Recife y en Salvador. En agosto regresó a los Estados Unidos previo paso diplomático por otros países de Latinoamérica.

Para entonces, la dirección ejecutiva de R.K.O. se había deshecho de Welles y de su pequeña unidad de producción. El realizador supo al llegar que todo su personal había sido expulsado de sus oficinas en la productora, que el carácter oficial de su misión ya no tenía ningún peso, y que The Magnificent Ambersons -rodado antes de partir- se había estrenado sin publicidad en una versión mutilada. Sobre el comportamiento de OW en Brasil circularon desde entonces toda clase de rumores, la mayor parte de los cuales apuntó a su presunta irresponsabilidad y dispersión. Lo cierto es que ellos no bastan para dar cuenta de la caída en desgracia del realizador, que no logró dirigir otra película durante cuatro años.

Tampoco modifican algunos datos documentados que, sin embargo, fueron distorsionados por diversos autores: en primer lugar, OW no fue a Brasil por iniciativa propia, como sugiere el ensayista Charles Higham; en segundo lugar, durante toda la producción sólo se gastó poco más de la mitad del dinero previsto.

Mientras se dedicaba a sobrevivir con trabajos como actor y haciendo programas de radio, además de colaborar activamente en la campaña política de Roosevelt (1944), OW guardó la esperanza de completar It's All True en un futuro cercano. Según recordó después, "Parte de mi acuerdo con Fox para interpretar y producir Jane Eyre era que ellos me comprarían el material de It's All True, y así poder montarlo y terminarlo, pero nada de eso sucedió. Hice muchos esfuerzos para lograrlo, porque sabía que había una fortuna en esa película durante aquellos años en los que ese tipo de música latinoamericana estaba de moda. Y allí teníamos la cosa verdadera. Hubiera sido muy comercial en aquel momento, no ahora. Pero nunca resultó. Lo intenté todo. Estuve cerca, cerca, siempre cerca. Y perdí muchos años de mi vida..."

Durante todos esos años creció la leyenda alrededor del filme. El episodio pasó a ejemplificar el drama del realizador genial aplastado por la maquinaria de un sistema frío y mercantilista, para algunos, o el caso extremo del egomaníaco irresponsable, para otros. Mientras pasaban los años y se equilibraban los tantos, las historias del cine podían recordar con amargura que todo el asunto tenía un precedente muy similar en el caso de ¡Que viva México!, de Sergei Eisenstein.

En 1985 aparecieron en un depósito norteamericano 314 latas con el material de It's All True, en parte sin revelar. El material fue a parar razonablemente a manos de Richard Wilson, que además conservaba toda la documentación vinculada a OW y a la empresa R.K.O. En 1986 Wilson terminó un montaje del episodio de los jangadeiros. Poco después Robert Stam y Catherine Benamou emprendieron una investigación definitiva sobre todo el caso It's All True, trasladándose a Brasil y México para desempolvar allí algunos documentos nunca revisados. Apoyándose en los trabajos de Wilson, Stam y Benamou, el investigador Bill Krohn terminó un fascinante largometraje documental que se llama precisamente It's All Tru.

A esta altura, el vapuleado título puede aplicarse también a los argumentos con los que OW había defendido el filme, de sus detractores a lo largo de los años.

It's All True se estrenó durante el London Film Festival (edición 1993), fuera de programa y con escasa información previa. La primera parte del filme condensa la complicada historia del proycto en testimonios e imágenes documentales. Así llega a saberse que Welles emprendió el rodaje de la historia de los jangadeiros con la sincera convicción de que la difusión del filme mejoraría las condiciones de vida de esos nativos. Ese compromiso se convirtió en pasión tras la muerte de Jacaré y esa misma pasión lo llevó a terminar el rodaje, bajo precarias condiciones técnicas y económicas. El filme incluye el testimonios de algunos supervivientes brasileros de ese rodaje y entre ellos el de su protagonista femenina, que cuarenta años después declara de un modo conmovedor: "Yo fui descubierta por Orson Welles".

De esos testimonios y de la consulta de periódicos de la época y de algún documento oficial, surge con solidez una nueva interpretación de los acontecimientos. Sencillamente, al presidente Getulio Vargas le desagradó la relación de Orson Welles con Jacaré, su molesto interés en el recuerdo de una hazaña popular y su actitud abirtamente antirracista. Parece claro que el gobierno brasileño no tardó en considerar la idea de Four Men On a Raft como una invasión poco grata en asuntos de política interna. En Estados Unidos, esa inquietud oficial debió repercutir dolorosamente sobre la Oficina de asuntos Interamericanos. Richard Wilson resume en una frase memorable la esencia del problema con It's All True: "Sólo tenían que hacer un documental turístico para quedar bien. Pero se les ocurrió enviar a Orson". Antes de que comprendieran su error, el documental turístico se había convertido en un alegato social.

La segunda parte del filme consiste en la reconstrucción de Four Men On a Raft. Comienza con la construcción de una balsa y la descripción de situaciones cotidianas en un pequeño pueblo de pescadores. Hay un romance entre dos jóvenes que culmina en boda y que se interrumpe trágicamente con la muerte del muchacho mientras pesca. Durante los funerales, un gupo de voluntarios resuelve dirigirse a la capital para reclamar mejores condiciones de trabajo. El heroico viaje comienza, en la balsa del principio. Sucesivos planos dan cuenta de las dificultades del trayecto, con un extremo de elocuencia durante un tramo desértico en el que el grupo debe cargar con la balsa hasta reencontrar el agua.

La llegada a Río tiene un impacto deliberado, porque Welles opuso la precariedad de la balsa y sus tripulantes a los barcos y yates que fondean cerca del puerto, y a los bañistas que toman el sol en la playa.

Como precedentes históricos más directos de Four Men On a Raft podrían citarse Redes (Fred Zinnemann, 1934) y hasta cierto punto Moana (Robert Flaherty, 1926), pero formalmente tiene más relación con las diagonales de ¡Que viva México! y en particular con el fascinante trabajo del fotógrafo Floyd Crosby para Tabu (Murnau, 1931).

OW mantuvo la atención en el drama grupal pero además, fiel a un estilo, buscó imágenes muy contrastadas y ángulos bajos, que a menudo obtuvo cavando fosas para la cámara y su operador. Sólo construyó un decorado, una plataforma elevada móvil sobre la que reprodujo la balsa y ubicó a sus tripulantes, con el fin de obtener planos cortos y contrapicados de la embarcación sacudida por las olas.

Como es lógico, el nuevo montajista optó por respetar con devoción cada plano de Welles y se puede suponer con fundamento que su realizador le hubiese proporcionado un dinamismo característico que Four Men On a Raft no tiene.

Un acompañamiento musical nuevo, por momentos muy eficaz, reemplaza a la banda sonora que nunca llegó a existir. Los realizadores de It's All True fueron plenamente conscientes de que sólo lograrían aproximarse a una intención. Por si hubiera necesidad de recordarlo, el filme termina con algunas de las escenas que OW rodó en Technicolor durante el carnaval de Río. Four Men On a Raft pudo reconstruirse en base a su línea argumental, pero nadie sabe qué habría hecho Orson Welles con ese carnaval si lo hibiesen dejado jugar un par de años con su moviola.


Nota:

(1) Este dato fue establecido por Richard Wison, asistente de OW en Brasil, en un documentado artículo para Sight and Sound, Londres, otoño europeo de 1970.

*Publicado originalmente en M Cine Nº 1

VOLVER AL AUTOR

             

Google


web

H enciclopedia