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ISSN 1688-1672

 



NOLTE, NICK - KAZAN, ELIA - HIJOS Y PADRES

Padres e hijos de Hollywood*

Carlos Rehermann

El hijo rechaza a un padre demasiado parecido a él: "Los hijos, decía Nietzsche, son siempre los que educan a los padres, y por cierto, los hijos de todas clases, incluso los espirituales. Sólo nuestras obras y nuestros discípulos son los que dan al navío de nuestra vida brújula y dirección"

Pocos habrán dejado de notar que cuando tenía 21 años,
el actor estadounidense Nick Nolte fue condenado a
45 años de cárcel por la venta de documentos falsos.
La sentencia fue suspendida. Uno de sus papeles mejor logrados es el protagónico de Cabo de Miedo, de Martin Scorsese, donde juega el rol de un abogado de ambigua moral y padre de familia desencantado.

Scorsese realizó esa película basándose en una versión anterior protagonizada por Gregory Peck y Robert Mitchum. Ambos participan en la remake, donde Robert De Niro actúa el personaje de un delincuente obsesionado por la venganza.

Scorsese y De Niro nacieron en Nueva York y pasaron sus infancias en Little Italy. El director estudió en la Universidad de Nueva York y el actor concurrió a los cursos de Lee Strasberg, quien fundara en 1947 el Actor's Studio con Elia Kazanjoglous, más conocido como Elia Kazan.

En 1996, Kazan recibió el Oso de Oro del Festival de Berlín por su carrera como productor y director. En 1999, recibió un Oscar por ese mismo motivo. Scorsese y De Niro fueron los encargados de presentar a Kazan y de entregarle el premio. Aunque la visión de Scorsese y su maniera no son las de Kazan, su cine habría sido imposible sin la obra docente y artística de éste. El universo gestual de las puestas en escena de Scorsese arrancan de los cimientos fundados por Kazan. De Niro le debe su carrera al Método del Actor's Studio. Para ambos, Kazan no puede representar otra cosa que un padre. Y así se comportaron los tres en el escenario de la entrega del Oscar: dos hijos recibiendo al anciano, que los buscaba, casi ciego, para besarlos y abrazarlos.

Pero Kazan nunca fue despedido por "actividades antinorteamericanas" en la época del senador McCarthy, a pesar de su antigua militancia izquierdista. Algunos lo acusaron de delator: mientras sus colegas eran obligados a emigrar, a esconderse detrás de seudónimos y aún a huir de la justicia (porque eran comunistas o porque alguien quería ocupar sus puestos de trabajo), Kazan se mantuvo en la línea de producción. De manera que se sabía que muchos de los participantes de la entrega de los Oscar de 1999 no aplaudirían cuando subiera al escenario.

Entre estos últimos estaba Nick Nolte. En Cabo de Miedo, hay dos papeles secundarios que funcionan como puesta al desnudo de la ficción: Gregory Peck, que en la primera versión de esa película era el protagonista, un abogado justo y virginalmente irreprochable, en la película de Scorsese es el defensor de Robert De Niro, el ex delincuente que le hace la vida imposible a Nolte. Robert Mitchum, que en la primera película era el malvado vengador, defiende en la segunda a Nolte, que esta vez es un hombre con más sombras que el que representaba Gregory Peck.
La puesta al desnudo conecta inevitablemente la ficción
con el hecho cinematográfico, y construye una red
compleja de significados.

Nolte no aplaudió a Kazan. Su personaje en la película es tan ambiguo como supuestamente fue Kazan en su vida real. Y la propia vida de Nolte -sus problemas con la justicia, sus papeles mercenarios en decenas de películas perfectamente pro-norteamericanas (es decir, cuasi fascistas) compone una interesante ambigüedad si se contrasta con su negativa al aplauso.

Cuando se mira esa realidad desde la ficción, la puesta al desnudo se invierte, y nos damos cuenta de cuán ficcional
es la realidad. Mirados Nolte frente a Kazan, también es inevitable ver a un hijo frente a su padre, porque tampoco Nolte habría sido posible sin Kazan. El hijo rechaza a un padre demasiado parecido a él: "Los hijos, decía Nietzsche, son siempre los que educan a los padres, y por cierto, los hijos de todas clases, incluso los espirituales. Sólo nuestras obras y nuestros discípulos son los que dan al navío de nuestra vida brújula y dirección".

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