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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



FAITHFULL, MARIANNE - SANTO GRIAL - BEAT GENERATION - VAGABOND WAYS

Bebiendo del Santo Grial

Fidel Sclavo
Mariana Llena de Fe. Cuando alguien la presentaba en alguna fiesta de aquellas del Londres '60 la otra persona decía: "Sí. Está bueno. Contame otra"


Pocas mujeres en el planeta merecen tanto respeto como la señora Marianne Faithfull. Ella ha sacado un nuevo disco y eso es motivo de regocijo. "Maneras de vagabundo". Nadie como ella tiene tanta autoridad para titular un disco de esa manera. A su lado, Tom Waits suena como Frank Sinatra y alguien como Bukowski sólo es un niño malhumorado porque no le prestan la pelota. Mariana Llena de Fe. Cuando alguien la presentaba en alguna fiesta de aquellas del Londres '60 la otra persona decía: "Sí. Está bueno. Contame otra". Ese nombre no podía ser verdadero.

El segundo apellido es más increíble aún: von Sacher-Masoch. Hija de la baronesa Erisso, su tío abuelo era Leopold von Sacher-Masoch, el autor de 'Venus en pieles' y padre del término masoquismo. La joven Marianne iba a un colegio de monjas y un fin de semana que visitó Londres con una amiga se transformaría en un punto sin retorno. Ese día conoció a John Dunbar (semidueño de la Indica Gallery, con quien se casaría y tendría un hijo meses más tarde) a Paul McCartney y a Andrew Loog Oldham, quien era productor entonces de los Rolling Stones.

A Oldham también le hizo gracia el nombre, consideró que su cara daba un toque angelical al arquetipo de la joven británica a go-gó e inventó un personaje con su descendencia aristocrática/austríaca. A los pocos días un disco suyo estaba al tope de los ránkings británicos con un tema hecho para ella a pedido, firmado por Mick Jagger y Keith Richards , 'As tears goes by'. (En realidad la canción se llamaba 'As time goes by', pero le cambiaron el nombre para no confundirla con el clásico de jazz). Así de rápido. Nadie le había preguntado si le gustaba cantar. Ella tenía 18 años y un poco de vergüenza de haberse convertido en una estrella pop. (En esos días estaba mejor visto escuchar jazz de vanguardia o crudos y rabiosos blues. Era el Londres de los primeros Stones, de John Mayall, de los poetas de la "beat generation" que apreciaban la venta libre de heroína farmacéutica y pasaban grandes temporadas en la ciudad).

Por esos días Marianne cambiaba el colegio de monjas y la vida campestre por el swinging London psicodélico y lleno de ácido lisérgico. Pasó a vivir con Dunbar en una amplia casa donde elegantes desconocidos dormitaban inconscientes por el suelo y el fregadero estaba lleno de jeringas usadas. Todo se mezclaba. Hoy estaba filmando una película con Alain Delon (La chica de la motocicleta), al otro día se instalaba con un montón de gente en el Savoy Hotel donde paraba Bob Dylan, quien decía estar escribiendo un largo poema épico para ella, que luego rompería frente a su cara en plena pataleta de genio histérico.

Pasó su luna de miel con Dunbar en un hotel de París. En la suite también estaban Allen Ginsberg, Lawrence Ferlinghetti y Gregory Corso (la Indica Gallery era el reducto londinense de los 'beatniks'), pero Faithfull duda que los poetas supieran que estaban en París y en la luna de miel de otro. Cuando abandonaron el hotel, Corso yacía en el piso, producto de su habitual cóctel Brompton: mitad morfina, mitad cocaína. En Londres viajaba sin salir del piso de Anita Pallemberg y Brian Jones. Su valija estaba llena de ácido y el sexo era un ingrediente más que no le importaba demasiado. Por eso no hacía distinción de cantidad ni de género. Abandonó a Dunbar para transformarse en la mujer de Mick Jagger.

No es que le interesase demasiado, pero el promedio de los jóvenes británicos era bastante inculto y Jagger había aprobado correctamente el cuestionario sobre el rey Arturo que Faithfull le había realizado un amanecer que siguió a una noche agitada. Eso había sido suficiente. No cualquiera sabía qué era Camelot y Marianne pensaba por esos días que la búsqueda del Santo Grial se daba a través de pastillas de ácido. Las flores del empapelado de la pared, que solían hablarle, la habían convencido de ello. Llegó a estar muerta junto a Brian Jones durante seis días.

De este lado del espejo la experiencia se diagnosticó como una semana en coma tras ingerir 150 tabletas de Tuinal. Marianne describe detalladamente cómo era el paisaje del otro lado, guiada por Brian Jones, quien había muerto unas semanas antes. Ella volvió y estuvo bastante tiempo más con Jagger. En ese tiempo era Mary Shelley pero no tenía su Frankenstein. Hasta que un día escribió un clásico: "Sister Morphine". Otro día, en plena cúspide de los Stones, abandonó a Jagger para ir a vivir a un muro en los suburbios de Londres. Allí vivió casi dos años.

Había leído mucho a Burroughs y su idea del romanticismo pasaba por convertirse en una yonqui en extremo. Burroughs nunca se sacó el traje ni la corbata, pero Faithfull se sacó y se puso todo lo que encontró, lo que pudo y perdió. Un día entró en una disquería y vio que los Stones habían sacado un disco nuevo: Sticky Fingers. Allí estaba "Sister Morphine" pero ella no figuraba en los créditos. La historia es larga y generosa en destrucción y muerte. La echaron de un montón de lugares. Muchos esperaban encontrarla muerta en el baño de algún bar pero eso nunca ocurrió.

Tras muchas rehabilitaciones fallidas, una vez se rehabilitó. No todo fue necesariamente mejor, pero a fines de los '80 saca un hermoso disco de amor decadente, "Strange Weather" (tema de Tom Waits compuesto para ella). Entre otras perlas, allí estaba una nueva e increíble interpretación de "As tears goes by", lo que comenzó todo. En el 95 edita "A secret life" junto a Angelo Badalamenti, el habitual colaborador de David Lynch, y la luz aumenta un poco más.
Así llegamos a este "Vagabond ways", joya en la que colaboran algunas caras destacadas: Daniel Lanois, Roger Waters, Brian Blade, Barry Reynolds
(el viejo cofrade en épocas menos claras). Faithfull vuelve a componer acertadamente e incluye tres interpretaciones de temas conocidos: "Tower of song", de Leonard Cohen, una potente "Incarceration of a flower child" de Roger Waters y "For wanting you" de Elton John, donde el mundo se detiene por tres minutos para reverenciar la maravilla.

Seguramente no llegará a ninguna lista de los más vendidos. Eso no impide que ya sea uno de los mejores discos del año.
Ella aprendió que Arturo ha perdido los dientes y se ha vuelto un borracho. Pero sabe también que el Santo Grial puede encontrarse acariciando un animal dormido.

* Publicado originalmente en Posdata

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