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ISSN 1688-1672

 



HIPERTEXTO - LECTURA/ESCRITURA - TEORÍA LITERARIA

Tecnología digital e hipertexto*

Ruben Tani
No todos los sistemas de hipertexto actuales incluyen la democratizante y crucial característica de permitir al lector contribuir al texto. Los teóricos no deben confundir, como lo hace el propio Miller, los efectos de los sistemas sólo de lectura y los de los sistemas de lectura y escritura


George P. Landow es profesor de Lengua Inglesa e
Historia del Arte en la Universidad Brown y ha participado, desde 1985, del proyecto educativo sobre hipermedia e hipertexto, primero en el Institute for Research in Information and Scolarship (IRIS) y desde 1988 en coordinación con el Departamento de Servicios Informáticos de la misma Universidad. Dicho proyecto ha concluido recientemente.

Ya en un libro anterior, Hipertexto, el profesor Landow
se refería al tema de reconfigurar al autor, al texto y por consiguiente la educación literaria en la actividad descentrada de producir
escritura en la red. Se trata básicamente de explicitar la configuración virtual de miles de bloques de información liberados del soporte físico táctil del libro para entender su reconfiguración digital.

Ahora, una nueva antología sobre el tema, -Teoría del hipertexto de George P. Landow (compilador), Paidós, Barcelona, 1997- contiene once artículos académicos,
en tres partes, que tratan sobre los diversos aspectos y autores involucrados con el tema de la hipermedia y la intertextualidad virtual. Los trabajos parecen encaminados
a responder la pregunta de Landow:

¿Qué puede hacer el crítico en la edad del hipertexto?

A pesar de tantos paquetes y teorías, el hipertexto no deja
de ser un concepto asombrosamente sencillo. Consiste simplemente en una conexión directa entre una posición
en el texto y otra. El término general de hipertexto, que abarca la misma diversidad de obras y objetos textuales
que la tecnología de la imprenta, incluye sistemas algo diferentes. Al considerar las implicaciones y retos del hipertexto a la teoría, debe tenerse presente que éste puede presentarse como sistema independiente o en red, y también como sistema sólo de lectura o de difusión, y como sistemas que permiten al lector crear enlaces y breves anotaciones o incluso que le conceden el mismo acceso que al escritor. Con lo cual tenemos que la característica principal del hipertexto es la discontinuidad, el salto, el traslado
repentino de la posición del usuario en el texto.

Pero además de las diferencias entre documentos hipertextuales debidas a los sistemas, otras surgen de sus autores, géneros y propósitos. Así pues, el hipertexto puede aparecer en forma de obra individual, que a su vez puede
ser tanto una trama escrita para ser leída línea por línea como una adaptación de una obra impresa, a veces con tantos añadidos como para ser un híbrido; por otra parte, también puede presentarse como agrupamientos de subconjuntos hipertextuales.

Si bien la mayoría de las tramas hipertextuales existen
como unidades relativamente separadas, se dividen en diversos géneros y modos, tales como didáctico, de consulta, constructivo, y lo que Landow denomina literario.
Cada uno de ellos requiere una estilística distinta y proporciona al usuario una experiencia muy diferente.
Por ejemplo, mientras que la utilización de obras de consulta como los diccionarios y las enciclopedias hipertextuales o multimedia implica sobre todo sencillas funciones de recuperación de información y provoca poca desorientación en el lector, ciertas formas de hipertexto didáctico -como un juego informático que incluya nociones de geografía, por ejemplo- y literario -como una novela en CD Rom que incluya una estructura en árbol con opciones que el lector debe tomar- convierten la exploración, el descubrimiento
e incluso la desorientación en elementos cruciales del encuentro del lector con ellas.

Sobre todo en comparación con el mundo de la imprenta,
los enlaces son el factor más importante del hipertexto.
Al considerar la idea general de libro electrónico, se insiste en que éste existe en forma de códigos electrónicos y no como marcas físicas en una superficie física; siempre es virtual, siempre es un simulacro del que no existe ejemplo físico. Es por ello que Landow y los demás autores consideran necesario estudiar las implicancias literarias, culturales y políticas del hipertexto, que guardan relación
con los sistemas y los documentos que contienen.

Debe disociarse la textualidad digital de la experiencia
de su lectura con un artefacto dado. Muchas de las personas enfrentadas a la textualidad informática confunden la experiencia de leer dicha textualidad con la tecnología particular mediante la cual es leída. Afirma Landow que
en sus clases utiliza la proyección a color. "Los sistemas
de proyección fijados en el techo, que permiten desplazarse
por la sala sin tapar el proyector y leer desde varios puntos ventajosos, liberan al lector del terminal. Cabe esperar que, finalmente, alguna forma de esta tecnología liberará a todos los lectores del mundo digital de la necesidad de sentarse delante de pantallas de ordenador."

La conferencia electrónica

El mundo digital reconfigura la enseñanza, prosiguiendo el proceso iniciado primero con el invento de la escritura, y luego de la imprenta, y libera al estudiante de la necesidad
de estar en presencia física del profesor. Esa libertad presenta la ventaja de poder compartir recursos escasos entre instituciones y de proporcionar los cimientos de lo
que algunos enseñantes denominan "educación a distancia": estudiar fuera de las facultades y universidades.

Landow sostiene que la poderosa combinación del texto digital y de las redes electrónicas reconcibe en sus mismos fundamentos las nociones de comunicación erudita creando nuevas formas para la misma. La velocidad de la comunicación en las redes informáticas modifica la experiencia de la edición. La conferencia electrónica
produce una textualidad con múltiples autores que el participante experimenta como una mezcla de características clave del discurso y de la escritura.

Varios autores coinciden en señalar que, en el hipertexto,
las funciones de lector se funden con las de escritor,
y que la división entre ambos se va difuminando. La particular importancia de la textualidad en red -es decir
de la textualidad escrita, almacenada y leída en una red informática- se manifiesta cuando la tecnología convierte
a los lectores en lectores-escritores o "lectoautores", ya que cualquier contribución o cambio introducido por un lector, pronto se encuentra al alcance de los demás lectores.

Hillis Miller afirma que "el libro electrónico resultará potencialmente democrático y anticanónico, no en virtud
de una decisión ideológicamente motivada, sino a causa de su naturaleza tecnológica". Pero, no todos los sistemas de hipertexto actuales incluyen la democratizante y crucial característica de permitir al lector contribuir al texto. Los teóricos no deben confundir, como lo hace el propio Miller, los efectos de los sistemas sólo de lectura y los de los sistemas de lectura y escritura.

La traducción de un libro a hipertexto implica en su modo ideal aprovechar plenamente todas las posibilidades que ofrece el hipertexto e incluir además materiales adecuados para éste, como obra de otros expertos, comentarios de críticos y materiales creados por otros autores que utilizaron el libro impreso.

Los enlaces electrónicos, que difuminan los límites de cualquier texto informatizado, también conllevan una aceleración casi increíble de ciertas funciones de referencia. Este cambio drástico en la escala temporal de la consulta de un texto de referencia convierte la experiencia del lector en una continua clase práctica, puesto que la mayor velocidad
y comodidad de las definiciones enlazadas hacen que el usuario las utilice como una especie de láminas ilustrativas.

Tanto si se lee en sistemas autónomos como en sistemas
en red, las tramas hipertextuales presentan dos estructuras fundamentalmente distintas: la primera depende básicamente del libro lineal mientras que la segunda hace realidad la organización dispersa, en red y centros múltiples, inherente al enlazamiento electrónico. La transposición de libros,
o de subsecciones de libros, como relatos cortos o poemas, al hipertexto produce necesariamente una organización axil en la que las referencias, variantes textuales y otros complementos del texto principal irradian de él como las ramas de un árbol.

El concepto mismo de texto principal unificado, tan característico de la tecnología de la imprenta, exige semejante organización axil, al menos para la información primaria enlazada con dicho texto. La importante capacidad del hipertexto para reutilizar la información crea inevitablemente dichas estructuras en red.

¿Qué harán los estudiantes y teóricos de la literatura en un reino electrónico?

Diez autores contribuyen son otros tantos textos al libro colectivo compilado por Landow. Algunos de los conceptos fundamentales de estos ensayos contribuyen a un fragmentario mapa teórico del hipertexto, mientras va quedando explícito el poder que esta nueva tecnología de la información tiene para reconfigurar las premisas básicas de nuestra cultura sobre textualidad, autoría, propiedad creativa, enseñanza y una extensa de gama de temas.

Espen Aarseth en su ensayo No linealidad y teoría literaria señala que un texto no lineal es un objeto de comunicación verbal que no consiste simplemente en una secuencia fija
de letras, palabras y frases; es un texto cuyas palabras o secuencias de palabras pueden variar de lectura en lectura debido a la forma, las convenciones o los mecanismos del texto. Pero, se vuelve necesario evitar la idea más bien absurda de que el autor y el lector se están convirtiendo
en una misma persona y liberar al texto de que se lo identifique con sus lecturas y escrituras.

Martin Rosenberg, por su parte, en Física e hipertexto, plantea que la reconceptualización del yo entendido como una multiplicidad compleja es un planteamiento alternativo
al énfasis occidental acerca de la unidad del ser.
El yo unificado produce varias formas de opresión, ésta supone, al momento de realizar la diferencia de géneros,
que una persona sea considerada objeto y no sujeto, radicando su identidad como si ésta fuera una posesión construida con varios materiales elementales en el tiempo.

Gunnar Liestol en Wittgenstein, Genette y la narrativa
del lector en el hipertexto observa que el hipertexto reconfiguraría la manera de concebir los textos.
Las facilidades de manipulación, navegación individual
y la liberación de estructuras autoritarias impuestas aportarían nuevas prácticas de escritura y de lectura.
Al crear alargamientos siguiendo enlaces que conducen a más material sobre un mismo tema, el lector de hipertexto
se desplazaría en un nivel de un "hiper" discurso generado por el acto de leer, por encima y además del hilo narrativo tradicional.

Los autores de Teoría del hipertexto coinciden en que
es fundamental, para completar el proceso de contar una historia, o de intercambiar una narración, que el receptor
se muestre constructivo y produzca, o reproduzca una comprensión coherente del mensaje. Con lo cual afirman que el significado nunca está contenido ni garantizado solamente por el texto, sino que requiere, obviamente, del compromiso del lector y de su relación creativa para con el texto. El usuario interpreta o actúa en interfase con un ordenador. La no linealidad se ha considerado como uno
de los sellos distintivos del hipertexto, definido más frecuentemente como lectura o escritura no lineal o no secuencial.

El nuevo debate sobre el hipertexto replantea algunos problemas clásicos, anticipados por la opera aperta producida por la intuición creadora de los artistas, especialmente en referencia a las implicaciones estético-cognitivas del collage, la instalación, la visualización del texto y el happening.

* Publicado originalmente en Insomnia, Nº 22.

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