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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



BIODIVERSIDAD - BIODIVERSIDAD CULTURAL - REVOLUCIÓN VERDE -

Biodiversidad: amenazas a la supervivencia*

Guía del Mundo
A veces se presenta al género humano como naturalmente depredador. Sin embargo, no puede explicarse buena parte de la biodiversidad silvestre ni la totalidad de la biodiversidad agrícola sin tener en cuenta y apreciar la intervención humana.


La biodiversidad del planeta sufrió a lo largo del siglo un ritmo de destrucción acelerado, que persiste a pesar de los esfuerzos para establecer un nuevo marco regulatorio internacional, y ha obligado a las comunidades locales a movilizarse en su defensa, que es la de su propia identidad cultural

La palabra "biodiversidad"
(*) comenzó a manejarse en países del Norte a partir de la década del 60, cuando algunos gobiernos y la sociedad civil comenzaron a preocuparse por la desaparición acelerada de especies. Los intereses económicos de las industrias que trabajaban con insumos biológicos intervinieron también en este renovado interés por el destino de las especies.

Sin embargo, y para mencionar tan sólo un hecho próximo al siglo XX, la voluntad de disponer de los recursos biológicos por parte de los estados -llamándolos "riqueza", "tierras" o "dominios"- fue una de las motivaciones principales, en el siglo XIX, del expansionismo de los europeos en África, de los colonos sobre las tierras indígenas del Oeste de Estados Unidos y de los gobiernos poscoloniales en América del Sur.

Importancia del término

Lejos de ser una discusión bizantina, el significado que se le asigna a la palabra biodiversidad tiene profundas implicaciones políticas y económicas. Están en juego enormes intereses de gobiernos y comunidades, así como de poderosas industrias como la farmacéutica, la alimentaria y la agroquímica.

La utilización de conceptos tales como recursos naturales, biológicos, genéticos, etc., para referirse a la biodiversidad ha colaborado poco a aclarar el tema. Por eso conviene diferenciarlos. Entenderemos por recursos biológicos el conjunto de seres vivos conocidos o por descubrirse, utilizados o con potencialidad de uso por las sociedades humanas.

Silvia Rodríguez, investigadora de la Universidad Nacional de Costa Rica, señala que éstos comprenden los recursos orgánicos, que son las plantas y animales silvestres o domesticados utilizados directamente por sus cualidades como un todo, caso del arroz usado como alimento; los recursos bioquímicos, organismos útiles por su información molecular o por sus principios activos para la elaboración de productos sintéticos, por ejemplo una planta de la que se obtiene una sustancia de uso farmacéutico; y los recursos genéticos, utilizados para el mejoramiento convencional por cruzamiento y selección o para la manipulación biotecnológica, tal el caso de una planta que contiene un gen de interés particular.

Por su parte, la definición "oficial" de biodiversidad, contenida en el texto de la Convención de la
ONU sobre Diversidad Biológica, firmada en la Cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro, Brasil, en 1992, se centra en los recursos de reproducción silvestre, su uso potencial y en las propiedades genéticas de éstos. Comprende asimismo la dimensión territorial, al referirse a los ecosistemas terrestres y marítimos, pero no menciona la cultural.

Riqueza y pobreza biológica

Factores como el tiempo de acción de los procesos naturales, la estabilidad ambiental, la heterogeneidad espacial, la acción de la competencia y la predación entre especies han determinado que el Sur presente la mayor diversidad biológica y geográfica del mundo. En él se encuentran los llamados países biodiversamente ricos, a saber Brasil, Colombia, México, Madagascar y Malasia. A la riqueza de especies existente deben sumarse aquellas potencialmente capaces de convertirse en recursos.

Además, existe otra biodiversidad menos publicitada: la biodiversidad agrícola, producto de milenios de coevolución natural y cultural. Es en la biodiversidad diseminada en las tierras trabajadas secularmente por los campesinos donde reside la fuente primaria de alimentos. Un 90% del suministro de calorías para la población mundial depende de los 20 cultivos más difundidos. Así como en el caso de la biodiversidad silvestre, es en el Sur donde reside el mayor tesoro de recursos agrícolas de la humanidad.

Luego de la Segunda Guerra Mundial, la esperanza de un mundo sin hambre se depositó en la llamada Revolución Verde, un programa de producción de grandes cantidades de alimentos a partir del uso masivo de abonos y pesticidas artificiales. Se olvidó, sin embargo, que la causa principal del hambre no es de carácter técnico-agronómico, sino político. Las en principio prometedoras "variedades de alto rendimiento" alcanzaron rápidamente su máximo rendimiento, para después declinar.

La uniformización de cultivos y técnicas a que llevó la Revolución Verde provocó un empobrecimiento de la biodiversidad agrícola, que afectó tanto al Norte como al Sur. "En Estados Unidos, por ejemplo, de la totalidad de variedades vegetales registradas por el Ministerio de Agricultura en 1900, hoy sobrevive sólo un 3%", denunció el vicepresidente estadounidense Al Gore en su libro Earth in the Balance.

La investigadora india Vandana Shiva señaló que durante la segunda mitad del siglo XX, las más de 30.000 variedades nativas de arroz cultivadas en la India a inicios del siglo XIX, se habían reducido a sólo 50, de las cuales apenas 10 ocuparían las tres cuartas parte de los arrozales del país en pocos años más. Como se puede apreciar, la destrucción de diversidad alimentaria adquirió un ritmo acelerado, pero la conducta de los países y empresas que explotan en mayor medida esos recursos no ha cambiado sustancialmente.

Los países biodiversamente pobres del Norte, pero que dominan el comercio y la economía mundial, siguen acudiendo sin reservas a los bancos de germoplasma de los centros internacionales de investigación agrícola, abastecidos mayoritariamente por los países del Sur, o directamente a la selva amazónica, las planicies del Medio Oriente o los valles de la India, en busca del genotipo resistente que salve sus cultivos ante la amenaza de una plaga, o del portador de un gen con una característica deseada.

La biodiversidad cultural

En cuanto al tercero y más relegado aspecto del tema -la biodiversidad cultural- hacia fines de siglo se avanzaba, no sin dificultades, en el sentido de incluirla como parte fundamental de la biodiversidad. El mundo es prácticamente en su totalidad ecumene u hogar del hombre. Las regiones denominadas "naturales" son en buena medida áreas modificadas con mayor o menor intensidad por las sociedades humanas. Desde las costas de mares y océanos y los valles fértiles, aptos para el asentamiento poblacional, hasta los inhóspitos desiertos de arena o de hielo.

A veces se presenta al género humano -sin considerar las culturas, los territorios y las historias particulares- como naturalmente depredador. Sin embargo, no puede explicarse buena parte de la biodiversidad silvestre ni la totalidad de la biodiversidad agrícola sin tener en cuenta y apreciar la intervención humana. La silvicultura conservacionista practicada por comunidades indígenas y campesinas en el territorio de la actual América Latina es un ejemplo de ello.
Víctor Toledo, etnoecólogo mexicano, menciona casos registrados en Brasil, Bolivia, Perú, México, Costa Rica y Honduras, a los que pueden sumarse experiencias en el bosque chaqueño de Argentina y la Amazonia ecuatoriana.

La expulsión de poblaciones indígenas de áreas declaradas parques nacionales, llevada a cabo por ejemplo en Brasil, Kenia y Tailandia, no constituye una forma adecuada de conservar la biodiversidad ya que, generalmente, esas poblaciones son justamente sus preservadoras.
En cuanto a la biodiversidad agrícola, existen múltiples pruebas de la coevolución que permitió acrecentarla y atesorarla: el cultivo tradicional del arroz en Filipinas, el uso de variedades criollas de maíz en Brasil, los cultivos asociados de maíz y frijol chinapopo en Honduras no son sino una pequeña muestra de ello.

Biotecnología y monocultivos

Entre las amenazas a la biodiversidad, la ingeniería genética -rama principal de la tecnología biológica moderna - adquiere especial relevancia. La llamada Revolución Biotecnológica, como parte de la revolución científico-técnica que produjo acelerados cambios en el planeta a lo largo del siglo XX, parece destinada a sustituir a la Revolución Verde. Pero sus consecuencias se están mostrando tanto o más inciertas que las de esta última.

A modo de ejemplo cabe mencionar la diseminación en ambientes naturales de materiales patógenos producida por fallas en la seguridad de los procedimientos experimentales, la multiplicación descontrolada de organismos genéticamente manipulados y las posibles implicaciones bélicas de esta tecnología, cuya investigación está concentrada de hecho en los mayores consorcios transnacionales.

La biotecnología se nutre de la diversidad genética mantenida ancestralmente pero, tal como señala la
ONG española GRAIN, ello no significa que la mantenga. Su objetivo no es ampliar la base genética de cultivos y rebaños sino simplemente aislar y utilizar unos pocos genes portadores de determinados caracteres.

En el ámbito de la biodiversidad silvestre, una amenaza importante está constituida por el apoyo que el actual sistema de ayuda y crédito internacionales proporciona a actividades destructivas. La sustitución de bosques por plantaciones forestales en régimen de monocultivo -a lo que la propia
FAO ha colaborado- son un ejemplo de esta situación.

Así Tailandia, que perdió a lo largo del siglo, casi el 80% de sus bosques, está encarando un plan para aumentar la "cobertura forestal" que, paradójicamente, no apunta a regenerar los ecosistemas forestales naturales perdidos, sino a cubrir el país de plantaciones en régimen de monocultivos, principalmente de eucaliptos.

"Derechos de propiedad"

La creciente tendencia a la privatización de los recursos biológicos, tanto silvestres como agrícolas, es otra amenaza. Los acuerdos sobre derechos de propiedad intelectual impulsados por el Norte a través de la Organización Mundial de Comercio
(OMC) buscan abrir el camino para que la industria biotecnológica transnacional pueda explotar en su beneficio exclusivo las patentes de productos con componentes vegetales y animales.

Por último, no existe una biodiversidad disociada de su contexto cultural, histórico y geográfico. La biodiversidad necesita de la diversidad de ecosistemas -vale decir de territorios- donde poder desarrollarse. De ahí la importancia de las reivindicaciones de carácter territorial de las comunidades indígenas y campesinas.

Son ejemplos de uso sustentable de la biodiversidad silvestre -en el ámbito terrestre y marino- y agrícola por la población local, la domesticación de mamíferos en la región ecuatoriana de Puyo, el manejo de aguas de estuario y costeras por parte de los pescadores artesanales de las selvas tropicales. Y también los denominados "bosques análogos"
(un tipo de forestación que imita a la naturaleza) en Sri Lanka, como experiencia de restauración ecológica.

Los reclamos territoriales de las comunidades indígenas y campesinas se fundamentan así en su capacidad probada de manejo del territorio sin destruirlo, manteniendo e incrementando la biodiversidad en todos sus aspectos. A fines del Siglo XX, las reivindicaciones de los ibans en Sarawak
(Malasia), de los tupinikim en Espirito Santo (Brasil) y de los kollas en Salta (Argentina) son ejemplo de esas luchas.

(*)"biodiversidad", traducción al castellano de la palabra en inglés "biodiversity", apócope de "biological diversity".

*Publicado en La Guía del Mundo 1999-2000

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