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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



VIOLENCIA EN COLOMBIA - ESTUDIOS SOBRE VIOLENCIA EN COLOMBIA - MODERNIDAD TENEBROSA - VIOLENCIA PROTEIFORME

Proteo encarpetado: suavidad académica y eventos de violencia (II)

Bruno Mazzoldi
¿Cómo seguir administrando una formalización mientras se hace evidente un cerco de violencia estructurada que a su vez está enmarcado en la moldura de una violencia sin estructura?


Lo que parece desprenderse de las torsiones autolesivas de una lógica demasiado edificante desarrollada por Pécaut es que las alteraciones resultantes de los procesos de reciprocidad y contagio a los que aluden las nociones de "refuerzo mutuo" y "resonancia" puedan tener repercusiones miméticas perceptibles en el procedimiento de trazar líneas de control de recursos conceptuales. Estas líneas de control, realizadas a través de una materia problemática, acaban por ofrecer la ruina de su caso, más especificamente la implosión "parergonal"
(las molduras asumidas por Derrida en Parergon han abandonado hace rato el horizonte de lo exótico para intervenir en debates que atañen muy de cerca a los fenómenos colombianos, como demuestran la aproximación deconstructiva realizada por Jaime Xibille al "desmarcamiento" vanguardista, y el prólogo correspondiente de Pere Salabert -Xibille. 1995. 88 y 94; Salabert, ib. 37 y ss.).

Es decir, las aporías agónicas del marco en el marco, teórico y práctico, comedido y desmedido, humilde y ambicioso, tal como corresponde a un estudio sobre la violencia que presuma salir ileso de la presunción de no hacerse violencia a sí mismo.

Es así como, justamente al dibujar el mapa correspondiente a los "departamentos donde los asesinatos políticos no constituyen sino una porción reducida de los homicidios", es decir Quindío, Guajira, Caldas, caquetá, Risaralda, Cundinamarca, Putumayo, el Valle y Antioquia, e inmediatamente antes de dejar "de lado los departamentos poco violentos", Nariño, Bolívar y Atlántico, el informe de Pécaut abandona los marcos metodológicos a los que inicialmente confiara el objeto en cuestión, no por falta de interés sino por exceso:

"En el conjunto de estos departamentos la conflictualidad político-militar aparece como insertada (embedded, según el término de Granovetter) en una violencia desestructurada" (Ib. 9)

En efecto mientras "la violencia puesta en obra por los protagonistas organizados constituye el marco en que se desarrolla la violencia" (Ib. 3), en el lóbrego paisaje de esta dependencia unidireccional, asignable a una modernidad tenebrosa dominada por la economía de la droga, con su prosaismo delirante reemplazando la abstinente lucidez del desencanto, se perfila otro perímetro que retuerce (por no decir tortura) al anterior: el de una violencia desestructurada carente de protagonismo político en cuyo abrazo quedaría atrpada la "conflictividad político-militar" de máxima y explícita definición organizativa, perfil o pseudo-perfil sin relieve si se tiene en cuenta que el conjunto de regiones mencionadas comprende las zonas de máxima densidad demográfica.

Tal sería el grado de fragilidad de los estantes comprensivos en la "generalización de la violencia", puesto que "las fronteras entre violencia política y otras violencias se han vuelto porosas" (Ib. 14), dado el avanzado desgaste de las carpetas, que llega a derrumbar la seguridad del investigador en el movimiento autohipnótico de "un esquema circular donde la desorganización social engendra una violencia que apela a la implantación de redes de dominio, que pronto impondrán su propia violencia" (Ib. 23)

¿Cómo seguir administrando una formalización mientras se hace evidente un cerco de violencia estructurada que a su vez está enmarcado en la moldura de una violencia sin estructura (como quien dice una exterioridad rodeada de sus propias entrañas, una desbordante masa de extras del terror apresada por los cordones de unos actores principales acordonados por esa misma multitud)?

Ante el derrame de múltiples embedments especulares, si se quiere preservar para seguir apareciendo, la mirada del protagonismo académico se agacha y el cartógrafo pronostica en sordina:

"...es previsible que la violencia proteiforme no terminará tan pronto. La violencia desorganizada es, recordémoslo, la más mortífera, y un eventual acuerdo político no la terminará" (Ib. 36, las cursivas son nuestras)

En el margen conclusivo del ensayo, de principio a fin tachonado de bullones tipográficos, acribillado por la sal de las comillas ("cultural"; "orden", "corrupción", "mensaje", "acuerdo", "guerra", "desmesurado", "normal", "excepcional", "banal", ... Ib passim), flota el velo con el que el investigador, en un último intento de aproximación, acaba revistiendo la más obscena y la más ubicua, la más ilegible y "la más mortífera" de las violencias, la del 85%, a la que ha querido atribuir y no atribuir la condición de un efecto secundario guardado en el seno de la violencia menos impensable: "proteiforme" señala lo inseñalable, una vertiginosa refractariedad a la unidad definitoria, la emergencia de la no-emergencia o - tolerando una exacta y cubanísima frivolidad - el "ingúrgite", simultaneidad de sambullida y ascención (Lezama. 21- C Vitier. Nota a; 283. Nota II).

¿Para qué admitir tantas resonancias transformativas si a la postre una interpretación monofónica ha de negar sus estragos? ¿Porqué señalar la impracticabilidad de la distinción "organizado/no organizado" si de facto se la tiene por viable, realizando apenas una distraída (por no decir desorganizada) alusión a algunos fenómenos representativos de la segunda pseudocategoría como si constituyera una categoría efectiva o subcategoría de la primera?: a. las conductas de violencia inherentes a los códigos de honor y virilismo, inseparables de los rituales de la ebriedad propios de la "cultura del tráfico de la droga" (Ib. 21);

b. las derivadas de la insatisfacción de la conflictualidad social, cuyo frente habría sido descuidado por una guerrilla demasiado preocupada por el control de los recursos, y la consecuente reinversión de la agresividad residual hacia la "lucha contra el vecino" (Ib. 22);

c. las manifestaciones de violencia desorganizada producidas por un eventual acuerdo político que, demasiado paradójicamente, "le daría un nuevo impulso, incitando a numerosos antiguos combatientes a consagrarse a ella"? (Ib. 36)

¿Acaso darían coherencia al caso unos bosquejos -lo suficientemente complejos para enredarse de un lado al otro en el mestizaje de las violencias- capaces de condensar la multidireccionalidad de esas reciprocidades que Pécaut tiene el mérito de despejar y la debilidad de reprimir?

OBRAS CITADAS

Bateman, Alfredo D., Suave, en el Boletín de la Academia Colombiana, XXXIII -140, 1983, Pp. 124.

Canetti, Elías, Masse und Macht, Fischer, Frankfurt am Main, 1980 (Claassen, 1960) - Trad. Robert Rovini, Gallimard, París, 1966 - Trad. Furio Jesi, Adelphi, Milano, 1981.

Derrida, Jacques, De l'espirit, Galilée, París, 1987.
"¿Que faire de la queston "¿Que faire?", en Alain Minc y J.D., Penser ce qui vient, Le Novueau Monde 92, parís, 1994, Pp 91-110 - Trad. B. Mazzoldi en: J.D., El tiempo de una tesis -Desconstrucción e implicaciones conceptuales, Proyecto A, Barcelona, 1997, Pp. 29-38.
"Foi et savoir - Les deux sources de la "religion" aux limites de la simple raison", en Mauricio Ferraris, Hans-Georg Gadamer et al., La religion Seminaire de Capri sous la direction de J.D. et Gianni Vattimo (28 Fév. - 1ª mars 1994), du Seuil, París, 1996, Pp. 9-86.


Eymar, Carlos, El funcionario poeta - Elementos para una estética de la burocracia, Tecnos, Madrid, 1995.

Foucault, Michel, Surveiller et punir - Naissance de la prision, Gallimard, París, 1975.

Homero, La Odisea, Trad. directamente del griego en versos castellanos de Leopoldo López Álvarez, 2 tomos, Athene, Pasto, 1939.

Levinas, Emmanuel, Totalité et infinit - Essai sur l'Extériorité, Martinus Nijhoff, La Haye, 1971 -Trad. Daniel Guillot, Sígueme, Salamanca, 1987.

Lezama Lima, José, Paradiso (Edición crítica - Cintio Vittier coordinador), Archivos UNESCO, Presencia, Santafé de Bogotá, 1988 (Unión, 1966).
Diarios (1939-49 / 1956-58) - Compilación y notas de Ciro Bianchi Ross, Era, Méxixo, 1994.

Mazzoldi, Bruno, Apertura o resignación: una disyuntiva de la paleomodernidad, Pasto, 1992 (manuscrito).
Derrida desde las Indias - Antropología y Desconstrucción, Pasto, 1995, (manuscrito).

Pécaut, Daniel, Presente, pasado y futuro de la violencia, Trad. Bernardo Correa López, en Análisis político, Nº 30, ene-abr, 1997, Pp. 3-36.

Said, Edward W., Representar al colonizado - Los interlocutores de la antropología (Critical Inquiry, 1989), Trad. Graciela Montaldo, en. Beatriz Gonzalez Stephan, Nelly Richard, Frederic Jamneson et al., Cultura y Tercer Mundo - I Cambios en el saber académico, Nueva Sociedad, Caracas, 1996, Pp. 23-59.

Spivak, Gayatari Chakravorty, Responsabilidad (Boundary, 1994), Trad. Alicia Ríos, en: Beatriz González Stephan, Graciela Montaldo, Ileana Rodríguez et al., Cultura y Tercer Mundo - 2 Nuevas Identidades y ciudadanías, Nueva Sociedad, Caracas, 1996, Pp. 49-119.

Uribe, M. Victoria y Vázquez, Teófilo, Enterrar y callar - Las masacres en Colombia (1980-1993), 2 tomos, Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos y Fundación Terre des Hommes, Santafé de Bogotá, 1995.

Xibille Muntaner, Jaime, La situación postmoderna del arte urbano - I Arte, memoria y simbolismo: del ornamento al monumento, Universidad Nacional, Medellín, 1995.

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