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ISSN 1688-1672

 



ZAPPING -

Zapping*

Gabriel Peveroni

el espectador que practica zapping no está obervando a la manera tradicional, pero sin acusarlo de insatisfacción vouyeurística o de otras enfermedades que diagnostican quienes temen al futuro (más exacto sería decir presente), en realidad presencia otra cosa diferente

Poco a poco nos hemos acostumbrado a esta nueva palabra que se introdujo como muchas otras en el habla cotidiana. Zapping, que no deriva ni de Frank Zappa ni de zapato, tampoco tiene nada que ver con la insurrección zapatista. Zapping, al igual que resetear (oprimir el botón que dice reset cuando se cuelga el ordenador), linkear (visitar los subrayados de una home-page de internet) y el fuck que aparece en toda película norteamericana que se precie, es una palabra que al principio rechina pero que luego se pega inevitablemente a nuestras vidas.

Especialmente si accedemos a más de cuatro canales de televisión, porque no existe en nuestro idioma un término para denominar la acción de oprimir el botón del control remoto y echar un vistazo rápido de lo que podemos ver.
El zapping no es sólo el hecho de cambiar de canal, supone una nueva forma de mirar, de interactuar con la televisión. Es cierto que el espectador que practica zapping no está obervando a la manera tradicional, pero sin acusarlo de insatisfacción vouyeurística o de otras enfermedades que diagnostican quienes temen al futuro (más exacto sería decir presente), en realidad presencia otra cosa diferente.

Es espectador de la fragmentación, esa palabreja usada hasta el hartazgo en los ochenta. Pero también puede acercarse con esta práctica a la globalidad, palabreja usada hasta el hartazgo en lo que va de los noventa. Espectador que genera, sin lugar a dudas, un nuevo concepto de tirano que realiza su propio montaje con la basura enlatada que recibe a través de un cable o en el futuro directo desde un satélite.

Ni mejor ni peor que el que se detiene en un canal durante un tiempo determinado, el que practica zapping puede mirar al mismo tiempo las noticias de un cadena internacional, una película de clase B, un partido de fútbol y un clip musical, mientras espera encontrar algo que lo entretenga completamente. Adecúa el pasatiempo televisivo de acuerdo a su estado de ánimo, buscando entre más posibilidades lo que necesite o lo que más se acerque a su deseo.

Claro que el salto a la televisión satelital parece ser demasiado brusco, generando que los usuarios padezcan de una desinformación muy grande al contratar el servicio que se ha idealizado por intermedio de la publicidad.

Es importante precisar que no es la cantidad de la oferta lo importante sino la capacidad de hacer un buen zapping con las señales que se le ofrezcan. De nada sirve tener 30 canales de cine a disposición si usted es demasiado exigente en la materia. Seguramente Cinemateca siga siendo su mejor opción. También serán desechables los canales de deporte o los informativos si a usted no le interesan, o le provocará un cisma familiar el exceso de partidos de fútbol programados a toda hora.

No termine, como siempre, comprándose ese artefacto de mil posibilidades que después apenas si usa tres. Aprenda a usar por los menos quince y siéntase satisfecho, porque el zapping lo llevará a una nueva forma de mirar la televisión.

* Publicado en Posdata

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