H enciclopedia 
es administrada por
Sandra López Desivo

© 1999 - 2013
Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



SUPERHEROÍNAS VS MERCADO - SUPERHÉROES -

Ellas vs los superhéroes*

Rodolfo Santullo
Con series como Glory o Witchblade, la idea es vender el producto volviendo a sus protagonistas voluptuosas al punto de ser anatómicamente incorrectas, cargándolas con un montón de armas y haciéndolas destruir todo lo que se cruza a su paso


¿Cuál es el papel que ocupan los personajes femeninos en el
cómic de superhéroes? Sin lugar a dudas tienen un rol importante: algunas son parejas del protagonista, otras son villanas que lo enfrentan, otras son secundarias que hacen a la historia; pero rara vez tienen un papel protagónico. ¿A qué se debe esto? La respuesta es simple: ante un mercado mayoritariamente masculino -alrededor del 95% de los lectores- es decididamente más rentable invadir de testosterona las publicaciones que dotarlas de caracteres femeninos centrales.

El tratamiento dado por las diversas compañías a las mujeres es variado. En algunos pocos casos, cuentan con sus propias colecciones y poseen una
identidad definida, pero la abrumadora mayoría de las veces son simples contrapartidas de los personajes masculinos -es así que Superchica es la versión de Superman, Batichica la de Batman, etcétera. Aquí un repaso de algunos caracteres femeninos, a partir el cómic de superhéroes.

Es en DC, una de las principales compañías de cómics, donde las féminas tienen un mejor trato; el caso más notorio es el de la superheroína por excelencia: Wonder Woman (la Mujer Maravilla). Este personaje contó con serie propia desde su nacimiento, y mientras su título estuvo cerrado -para volver a abrir años después a cargo del gran artista George Pérez- ocupó un importante lugar en La Liga de la Justicia, grupo integrado por las más grandes figuras de DC.
Es decir que Wonder Woman consiguió traspasar las barreras e imponerse en un mercado regido por autores, personajes y lectores varones, llegando a ser una de las ofertas más populares.

Y eso no es todo: el título permitió que toda una camada de personajes femeninos viera la luz: Artemisa y Chetaah son sólo algunas de las integrantes del staff secundario de una colección que, al tener como protagonista a una amazona, que vive en una isla habitada sólo por seres de su especie, reclamó la introducción de una cantidad considerable de mujeres. No es casual que Wonder Woman sea una princesa amazona emisaria en el mundo de los hombres; es paralelo a su función de representante femenina en un mundo de superhéroes masculinos.

Otro caso notable es el de Supergirl (Superchica), que al principio era bastante sosa y se dedicaba básicamente a meterse en problemas sólo para ser rescatada por el muchacho azul de Kriptón. Pero desde hace 1999, gracias a un excelente guión de Peter David - autor que relanzara otros personajes clásicos como Hulk o Aquaman - Supergirl ha cobrado una nueva identidad, y su colección otro giro. La serie, dotada de aspectos místicos y fantásticos, más un prolijo panel de personajes secundarios, es el mejor ejemplo actual de un título protagonizado por una mujer dentro del cómic norteamericano.

Sin embargo, aquí termina la oferta de DC cómics en lo tocante a series en las que el protagonismo es encarado por mujeres. Bastante escasa, teniendo en cuenta las casi treinta colecciones al mes que lanza esta compañía.

De todas formas, en cuanto a secundarias y villanas, también es DC quien se lleva el premio. Porque tiene a la villana por definición: Catwoman (Gatúbela), ambigua ladrona que se pasea entre el bien y el mal, en algunas ocasiones enfrentada a Batman y en otras ayudándolo. Este personaje es tan popular en EUA que cuenta con una serie regular propia.
Y hay más: basta con citar a Lois Lane - la eterna novia, hoy día esposa, de Superman -, Batichica - ahora llamada Oráculo-, o la Cazadora. Éstas tienen a veces tanta relevancia como el protagonista, y están dotadas de una personalidad creíble, un presente, un pasado y un futuro.

La eterna competidora de DC, Marvel Comics, realmente está bien atrás en cuanto a personajes femeninos: si bien cuenta con una gran variedad y cantidad de ellos, la mayoría tienen escaso interés, viviendo siempre a la sombra de sus coprotagonistas masculinos.

Exceptuando a Red Sonya -personaje creado por Robert Howard, el mismo de Conan El Bárbaro-, que contó con serie propia durante unos años para caer después en el olvido, y a She-Hulk, la variante femenina del Increíble Hulk, todos los caracteres femeninos comparten título con un grupo.

Es así como, por ejemplo, Sue Storm (La Mujer Invisible) forma parte de los Cuatro Fantásticos; Tormenta, Jubilee, Rogue y Jean Grey integran los X-Men; la Bruja Escarlata está con los Vengadores. Todas son meras acompañantes de turno y carecen de cualquier clase de atractivo. Ninguna ha sido provista con nada que la haga competir en interés dentro de su grupo, y mucho menos fuera de él: siempre La Mole será el más popular de los Cuatro Fantásticos, Wolverine de los X-Men, Thor de los Vengadores.

Otro asunto son las mujeres de Dark Horse -la editorial independiente con más fuerza en EUA-. Sobre todo cuando Frank Miller se encarga de la obra. En sus series Sin City y Give me Liberty, los caracteres femeninos son de gran importancia. Basta recordar a las prostitutas del barrio viejo, que son un gran personaje en conjunto, o a la bailarina Nancy Callahan, por citar ejemplos en la ciudad del pecado. Por no hablar de Martha Washington en Give me Liberty, una protagonista que rompe varios esquemas: no es para nada perfecta, no tiene superpoderes, y no es ninguna belleza despampanante -cualidad ésta realmente extraña dentro del cómic. Las mujeres aquí son personajes creíbles, con defectos y virtudes, con grandes pasiones y fuerte carácter. Valen por sí mismas, tanto como protagonistas o como miembros del reparto.

Un caso aparte es el de dos de las más fuertes empresas independientes -Image y Top Cows-, que han lanzado al mercado lo que se ha catalogado como el fenómeno Bad Girls, enmarcando un nuevo estereotipo, iniciado por Vampirella hace algunos años. Con series como Glory o Witchblade, la idea es vender el producto volviendo a sus protagonistas voluptuosas al punto de ser anatómicamente incorrectas, cargándolas con un montón de armas y haciéndolas destruir todo lo que se cruza a su paso.

Cada tanto se ve semi desnuda a alguna de ellas, y entonces la serie es recomendada para lectores adultos, siendo todo parte de una fórmula de mercado. Pero que más se podía esperar de compañías que siempre han apostado a impresionantes dibujos y cero de guiones.

De todas formas, el fenómeno Bad Girls carece de real importancia; es una moda pasajera y como tal desaparecerá. Los buenos ejemplos de la participación femenina en el noveno arte ya han sido señalados más arriba, y a quien le interese encontrarlos, no le resultará difícil.

Peter David es un guionista que sorprende constantemente, y con su versión de Aquaman, clásico personaje de DC cómics que siempre careció de una personalidad definida, nos sorprende una vez más. El ex Rey del Mar es ahora un cínico y frío héroe que ve las cosas desde su propia perspectiva -que, para él, es la única que cuenta. Los primeros cuatro capítulos de su serie regular son presentados aquí en un solo tomo de un alto nivel artístico.

Segundo capítulo: un buen guión, la ciencia ficción más pura, romance e intrigas, y un gran dibujo, se reúnen en una artesanal edición sin ninguna clase de desperdicio a lo largo de sus veintidós páginas.

Una entrega más de uno de los superhéroes más populares de la actualidad, y un reencuentro con el alto nivel que caracterizaba a los primeros números de la serie. Menos superbatallas, menos superpersonajes, pero mucho más argumento. Y, en materia gráfica, de lo mejor que se ha visto en la colección.

Nuevas aventuras para el grupo más poderoso del universo de la editorial DC (Batman, Superman, Wonder Woman, etc.) en un tomo cargado de acción y suspenso. O al menos eso se pretende. Sin embargo, los superhéroes son demasiados, y en ocasiones es difícil seguir el hilo del argumento; gráficamente impecable, eso sí. (Y, aunque no lo crean, en este tomo se destruye a Montevideo; sí, a nuestra ciudad)

Ya no saben qué inventar. Después de un virus que exterminó a gran parte de la población de Ciudad Gótica, luego de un rebrote del mismo virus, llega un terremoto que termina por quebrantar a la ciudad. Todas y cada una de estas tragedias son presentadas en interminables miniseries; en este capítulo se analizan las consecuencias de la catástrofe. El veterano equipo a cargo de la obra salva la plata sin problemas, pero no es nada del otro mundo.

* Publicado originalmente en Posdata

VOLVER AL AUTOR

             

Google


web

H enciclopedia