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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



BLAKE, WILLIAM - EL MATRIMONIO DEL CIELO Y EL INFIERNO -

Blake & Blake*

Adrián Icazuriaga

Un observador (por ende no-intrusivo) que lograse verse a sí mismo, es decir, a su ojo-espejo, se transformaría en el 'Hombre Verdadero', en el 'Genio Poético' que según Blake es cual Dios, o mejor dicho, Dios es como él


Crédulo, ¿por qué intentas coger en vano esquivas imágenes?

(P. Ovidio Nasón, Metamorfosis, III.432-3)


El hombre es bueno o malo. según reúne en sí mismo buenos o malos espíritus. Dime con quién andas y te diré lo que haces
Del mismo modo que no podemos experimentar el placer si no es por mediación de otros. Tal es en nosotros tanto el dolor como el placer experimentado. Y como todos en la tierra estamos unidos por el pensamiento, ya que es imposible pensar algo sin imágenes -Así, imposible es conocer a Dios o a las cosas divinas sin conjuntarse con aquellos que conocen tanto a Dios como a lo divino. Por lo tanto, quienes conversan en el espíritu, conversan con espíritus.

(W.B. Annotations to Lavater´s Aphorisms on Man, London 1788)

Algunas veces, las más, un acontecimiento de singular intrascendencia en la vida de un artista puede contemplarse, a fuer de años, como revelador de una generalidad de carácter, el chispazo que encandila a un ser total y su obra. Más aun, quizá podríamos adelantarnos y ver ese mínimo gesto como inevitable: que si alguien debía haber dejado caer la pipa en aquel momento ése era él, y ya, a partir de entonces, su vida no es más que un monótono andar hacia la próxima confirmación. Tal sería el caso, por ejemplo, con el noble Thoreau, que se negó a pagar un dólar para retirar su diploma de Harvard -"bástele a cada oveja su propia piel".

De hecho, veinte años después esa estrafalaria
renuncia estaba justificada: él era Henry David, ciento cincuenta años más y parece como si las mismísimas pretensiones burocráticas fueran un insulto. A nadie le cabe hoy la menor duda de que Pascal al escribir sus Pensées dejó precavidamente el exacto margen en que Eliot escribió su prólogo, tres siglos después. Y es algo tan revelador para nosotros como lo hubiese sido para Pascal.

Las otras, potestad del genio, en que cualquier gesto se valora menos por su contenido que por no ser síntoma de carácter, y, menos aun, de la obra que en pocos años cuajaría en él; y lo mismo daba esto o aquello. Que cuando uno se admira ante tal creación no puede más que convencerse de que nada lo ataba a este mundo, porque no hay gesto que manifieste un don de Dios. En ese caso, ¿qué confiere el hecho de que Whitman entornara una ventana en un hospital de campaña al abrigo de la tarde, o que
Blake abjurase de la Marina y del Imperio al ver que un recluta beodo (un tal John Scolfield), orinaba su jardín?, Nada. Ahí el milagro incoercible que hace las delicias de los catedráticos y da de comer a la crítica puntillosa.

Advertido esto, hemos de confesar que el ánimo que trascendió y sucumbió a esta nota fue congeniar en un breve resumen interpretativo algunos, entre los cientos y ya de por sí inmejorables, comentarios sobre la obra de William Blake y su figura en el ámbito de la Religión, la Ciencia, y el Arte.

...a los ojos de un Hombre con Imaginación, la Naturaleza es Imaginación misma. Como el hombre es, así ve; como el Ojo está formado, tales son sus Poderes.
(
W.B. Letter to Rev. Trusler, agosto 23, 1799)


Un viajante de comercio, es decir, aquella persona que además de viajar mucho se entretiene con la autocrítica, debe aguardar, luego de una larga jornada, varias horas sentado en una recepción particular. La pared que tiene enfrente es una pared y es un
espejo. Mientras se decide su próximo destino, él ira asombrándose de ciertos aspectos, los cuales no atina a confesar por una explicación laminar ni por su raíz verdadera.

Observando frente a sí su figura, apoltronada del otro lado de la pared en un 'cuarto imagen', y distante del espejo los mismos pasos que él, le da por pensar que ese mundo no es más que una apariencia, mientras atiende que a su alrededor hay un mundo real y concreto. Sabemos que la
imagen revierte el objeto, uno lleva su reloj en la mano izquierda y el otro, que responde a cualquier iniciativa, en la derecha.

Ahora bien, nuestro viajante también posee una lente, que forma parte de su ojo y divide el mundo de los fenómenos del de su mente, que también es como una habitación donde aquél se refleja. Y tal como sucede con el 'cuarto imagen' del otro lado de la pared, él ve su mundo mental como una apariencia y nada más. El punto es el siguiente: el mundo concreto se transforma en una apariencia para él tanto cuando es visto hacia el 'cuarto imagen' como cuando es visto por su propia mente.
(1) La división establecida por su ojo, entre un mundo externo y actual y un mundo interno-reflejo, es análoga a la que produce un espejo en la pared, ésta, entre un mundo real y un cuarto reflejado.


Cada Ojo Ve diferente Como el Ojo-Tal es el Objeto

(W.B. Annotations to The Works of Sir Joshua Reynolds, p. 34)


Aún nos queda por dar 'otra vuelta de tuerca' a la situación de nuestro inquisitivo viajante. Si continuamos con este razonamiento, ya no significará ningún esfuerzo ver que otro tanto le ocurre al 'viajante aparente' y a su ojo. Y si avanzamos desde 'fuera' hacia 'dentro', el mundo interno del hombre reflejado es lo que para el hombre real el mundo objetivo, ambos coinciden y son idénticos -el reverso del reverso.

En otras palabras, hay una interdependencia recíproca entre lo que ambos tienen por bueno. Lo que uno ve como real, el otro lo ve como
imagen, y viceversa. De tal forma, si llamamos Visión al hecho de contemplar una imagen -intemporal-, y Observación al de percibir un cuerpo real -en el tiempo-, entonces, donde éste observa su maletín en el tiempo aquél tiene la visión de un algo intemporal, como opuesto a lo que para él es el Mundo, y viceversa. Hay dos mentes o visiones internas y dos escenografías u observancias externas que se encuentran en el límite del ojo y el espejo, haciendo éste las veces de puente para invertir lo temporal en 'atemporal'.

El capricho de esta analogía es ver las cualidades del ojo humano desde una perspectiva mayor, lejos de la habitación, por un observador que sea capaz de ver lo que el viajante no ve, de la misma forma que uno no ve su ojo.
(2) Para él, existe una elemental diferencia entre lo que es real (el yo) y lo aparente (el objeto, todo aquello descernible del sí mismo); así como conoce, y hasta allí puede llegar, las diferencias entre él y su imagen en el plano de un espejo, mientras que le está vedado apreciar cualquier profunda similitud: las identidades implícitas.(3) Esta objetivación sólo sería lograda por un observador en virtud de su alejamiento, no verse involucrado en los hechos le permite ver como unidad aquello que alguien juzgará por su insobornable dualismo. Podría enviarle una nota al viajante que le advirtiese: "Tanto verá usted según sea, que su cualidad de percepción es su existencia".

El observador, es decir, usted, aventaja cualitativamente a nuestro hombre en su eterna espera por el sólo hecho de observar, y al hacerlo pone de manifiesto la identidad de dos estados que son uno sólo, el hombre y su imagen, llamado conciencia.

No otra cosa exige una
lectura de Blake que eso: ser Blake. Condición sine qua non para atender al hombre y a su obra sin riesgo de caer en un despropósito e inferir, como Cazamian, que los 'libros iluminados' del genial poeta inglés son, alegremente, nada más que "revelaciones crípticas, divagaciones mitológicas y teología abracadabrante". El símil que nos parecía fundamental dar, como el preámbulo a una actitud incómoda, pero que atesora al espíritu perseverante la dádiva del más exquisito vástago de la humana creación, se justifica en una máxima que comprende El Matrimonio del Cielo y el Infierno (1793), escrito por este visionario-poeta del siglo XVIII, hijo de un calcetero, que apenas recibió educación y, literalmente, conversaba a diario con los ángeles: Sin contrarios no hay progreso

Apercibidos de la división que involucra el movimiento de toda energía creativa, en el acto de creación y en el creador mismo, correspondería en un siguiente paso el identificar a William Blake, poeta, con nuestro inquieto hombre, viajante de comercio. En la escritura de aquél un orador revela la condición humana al dictado de los Eternos, éste, aunque no lo sepa, tiene a los eternos frente a frente en un espejo.

Lo que más valora mi corazón, más que la vida o todo aquello que siendo prescindible parece hacer la vida más confortable, es el Interés por la Verdadera Religión y la Ciencia, y cada vez que algo surge afectando ese Interés, me produce los mayores tormentos. No estoy avergonzado, ni siento temor o aversión a decirle lo que Debe ser dicho: que me encuentro bajo la dirección de Mensajeros del Cielo Noche y Día, pero la naturaleza de tales cosas no es como algunos presuponen, sin conflicto o inquietudes.

[...] Nadie puede conocer los Hechos Espirituales de mis tres años Dormitando a orillas del océano a no ser que los haya visto en el Espíritu o leído en Mi largo Poema descriptivo de tales Hechos porque he compuesto en estos tres años un inmenso número de versos sobre Un Gran Tema Semejante a la Ilíada de Homero o al Paraíso Perdido de Milton las Personas y el Mecanismo enteramente nuevos para los Habitantes de la Tierra He escrito este Poema por Dictado inmediato doce o veinte y a veces treinta líneas ininterrumpidamente sin Premeditación alguna inclusive contra mi propio Deseo. por lo tanto el Tiempo empleado en escribirlo ha sido tomado de la No-Existencia. y un enorme Poema que parece ser la Labor de toda una larga vida Existe y todo producido sin Trabajo o Estudio.

[...] ya que no pretendo ser más que un Secretario, los Autores están en la Eternidad [...] una Alegoría dirigida a los poderes Intelectuales mientras permanece completamente oculta al Entendimiento Corpóreo ésa es Mi Definición de la Más Sublime Poesía [...] Este Poema con la Asistencia Divina se irá progresivamente Imprimiendo y Decorando con mis Pinturas y finalmente ofrecido al Público-Pero debo cuidarme de decir poco al Sr. H. ya que es más ojerizo a mi poesía que aun capítulo de la Biblia [...]
(4)

(W.B. Letters to Thomas Butts, enero 10, abril 25 y julio 6, 1803)


La
escritura iluminada de Blake conviene a la interrogante de pensar que la apariencia y el objeto, el mundo imaginario y el real, la creación y la caída, se funden en una unidad indivisible. Como si el iluminismo, en vez de ser una evasión ante una realidad ostensible, la potenciara en grado sumo, cuando asiente aventurarse hasta los límites de la imaginación creadora. A este respecto, refiere Bloom que "la sinceridad no conduce directamente a la verdad, y la literatura de imaginación se sitúa en un lugar entre la verdad y el sentido, un lugar que en cierta ocasión comparé a lo que los antiguos gnósticos denominaban Kenoma, la vacuidad cosmológica en la que erramos y lloramos...". (5) Consustancialmente, el hombre apreciará que su visión o ensueño es, para quienes contemplan el mundo sub specie aeternitaes, otro aspecto de una Naturaleza sensible y descarnada. Mientras, bajo la piel y en la herida, lo temporal y lo eterno se confiesan sus trasnochados pudores.

Un observador
(por ende no-intrusivo) que lograse verse a sí mismo, es decir, a su ojo-espejo, se transformaría en el 'Hombre Verdadero', en el 'Genio Poético' que según Blake es cual Dios, o mejor dicho, Dios es como él.(6) Ya con esta imago vocis a su disposición (no otra cosa que el poder creativo, única forma en que es posible hacer), el genio procede con encomiable agudeza a desenredar la madeja de los sentidos:

Si las puertas de la percepción fuesen puras
cada cosa aparecería al hombre tal como es, infinita


Aquello que es visto se identifica con el cómo se ve. En otras palabras, igual que a una hoja de papel no le es dado concebir que una naranja la atraviese, y si la interrogamos se obstinará en afirmar que fue un punto, una circunferencia y luego otro punto
(7), cómo vemos una cosa es el estado en le que la vemos; y lo que hubiere más allá, volviendo a la analogía del espejo, puede evidenciar para la mente visionaria un nexo entre dos hechos aislados -holismo-(8) o una causa y un efecto allí donde antes hubiera simultaneidad -nomotesis-.(9)

Por lo tanto, a la hora de invocar lo eterno, al poeta debe valerse de entidades que representen los aspectos inmortales del alma humana; tanto en la poesía como en la pintura, Blake habla al dictado de estas "Formas Gigantes"
(Albion, Urizen, Los, Orc, Rintrah, etc.) que encarnan a la vez estado (el cómo) y percepción (el qué), razón y energía, carne y espíritu. Su arte, podríamos decir, acierta a ver la semejanza en la desunión y la diferencia en la fusión. Él es el observador privilegiado, el ojo-espejo mismo, revivido y encarnado. Tal vez la refutación mortal del poema de Dickinson: "[...] Sus modales Inaprensibles - se burlan de nosotros -/ hasta que el Ojo engañado/ grita arrogante - en la tumba -/ otra manera - de ver - " (Traducción de Damián Alou).

Proverbiales armas que nos hemos procurado, para ahora, advertido lo esencial, penetrar en el Universo de William Blake. Nacido un 28 de noviembre de 1757 en Londres, donde vivió y combatió el rigor de la heredada miseria hasta el día de su muerte, acaecida un 12 de agosto de 1827; asistido por el responso que se le otorga a los desconocidos, pero sin desanimarse, murió cantando. Para renacer a la vida pública, ahora sí, en 1863, cuando Alexander Gilchrist publicó su libro The Life of William Blake. Aunque habría de esperar a la llegada de un nuevo siglo para que su obra, que incluye cientos de grabados e ilustraciones
(inventó un complicado proceso para imprimir sus dibujos en láminas de cobre) y varios volúmenes de poesía, desde Songs of Innocence and Experience (1794) hasta Jerusalem (1820), fuera reconocida como la más original creación de la lírica inglesa del siglo XVIII.

Notas:

1 Muy razonable sería objetar, y es el propósito final de esta analogía, que él no ve su imagen mental, él es su imagen mental. Aquí el desprendimiento se toma como el ideal de lo posible.
2 Es decir, hay una excitación ocular que antecede a una representación como suceso, pero nada entre ambas.
3 Un estudio pormenorizado de este concepto se puede encontrar en los capítulos IV.6 y VII.3 de "La Totalidad y el Orden Implicado" (Prof. David Bohm, Ed. Kairós 1987). Cabe también referir las palabras de Schopenhauer al hablar de Paracelso, Jacobo Boheme y Juana Leade (alquimista, teósofo y mística respectivamente, de los siglos XVI y XVII), fuentes citadas a menudo por su impronta en la filosofía de Blake: "[...] que por muy sólidas que sean las barreras de la individuación y su separación del resto, habrían de permitir en ocasiones una comunicación por detrás de las bambalinas, o por debajo de la mesa, como juego familiar." ("Sobre la voluntad en la naturaleza", p.164, la traducción es de Miguel de Unamuno)
4 Escrito desde el pueblo costero de Felpham, condado de Sussex. Durante tres años estuvo Balke bajo el patronazgo de un terrateniente obtuso, William Hayley (el 'Sr. H.'), cuyo único amor era el altisonante Pope. Desdeñando sus creaciones mitopoéticas y su pintura estilo gótico, pretendía reconvertirlo en miniaturista. El poema a que hace referencia Blake es "Milton: A Poem in Two Books", escrito y grabado entre 1800 y 1808.
5 Harold Bloom, "El Canon Occidental" p. 69, Ed. Anagrama.
6 "Therefore God becomes as we are", All Religions are One y There is No Natural Religion (1788).
7 Con un grado más de complejidad pero no otra cosa accedió a enseñarnos Lobachevsky, que por un punto exterior a una recta puede pasar más de una paralela a ella -al menos la posibilidad matemática existe. Estas analogías y muchas otras amenizan los capítulos III y VI de Tertium Organum,1920, Pedro Ouspenski, ed. Kier.
8 La Naturaleza es un Todo inseparable desde que se comprobó experimentalmente la violación de la desigualdad de Bell (Instituto de Óptica de Orsay, 1976).
9 (del gr. nomos, división). Nada en común hay entre la poesía china y la poesía de Blake, ésta rebosa de lo que Borges añoraba al leer a Li Po, a saber: pasión humana. Aun así, subyacen evidentes paralelismos entre el pensamiento taoísta y la cosmogonía de Blake: "El movimiento del Tao/ es transformación de contrarios" (Tao Te King, XL, XLII), "Los dos soplos vitales (el yin y el yang) se compensan en un soplo vital armónico".

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