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ISSN 1688-1672

 



CINE BASADO EN HECHOS REALES - MANUAL DE GUIÓN DE CINE -

Basada en hechos reales*

Carlos Rehermann

El cine de la industria estadounidense produce casi exclusivamente discursos representativos, miméticos, que no permiten la menor interferencia de una lectura poética (es decir, que perciba la construcción semántica)


La frase del título es una apelación publicitaria que la industria estadounidense del cine utiliza con fruición. No cabe extrañarse, vista la obsesión de esa nación por las reproducciones mecánicas de toda clase de entidades. El éxito de cientos de parques de diversiones se basa en la atracción misteriosa que ejerce sobre el público un ejército de muñecos articulados que representan seres humanos y animales.

Algunos comentaristas de cine
(y de libros) recogen esa apelación e insisten en que tal o cual obra está "basada en hechos reales". Tampoco llama la atención, si se toma en cuenta el elevado grado de pobreza de buena parte de los comentarios que elaboran y propalan con una frescura incomparable.

Otros discuten la relatividad de esa base de hechos reales, y ponen ejemplos. En una película actualmente en cartel, que cuenta la peripecia jurídica de un boxeador norteamericano, aparece un personaje malvado y monomaniático que le hace la vida imposible. La película exhibe importantes anuncios sobre su "base en hechos reales". Yendo a la historia, uno se entera que el malo no existió.

La ingenuidad de algunos les hace decir que, entonces, la película no es tan realista. Lo que sí existe son los manuales de guión, por ejemplo el clásico de Lajos Egri. Éste establece que "(...) las contradicciones internas de un hombre y las contradicciones a su alrededor crean una decisión y un conflicto. A su vez, ambas lo fuerzan a tomar una nueva decisión y a generar un nuevo conflicto(...)".

Todos los manuales manejados por Hollywood centran su atención en los conflictos y los personajes. En este sentido, todo lo que se produce de acuerdo a ese modelo hace énfasis en lo ficcional, es decir, en significados que hacen referencia a un mundo de experiencias exteriores a la obra. El cine de la industria estadounidense produce casi exclusivamente discursos representativos, miméticos, que no permiten la menor interferencia de una lectura poética
(es decir, que perciba la construcción semántica). Esa lectura resultaría inútil para quienes se empeñaran en realizarla, puesto que la construcción es idéntica en todos los casos. Por otra parte, si uno intenta mantenerse dentro de la convención referencial, es verdaderamente aburrido saber exactamente qué viene a continuación.

De alguna forma conscientes de que lo que se está manejando es el concepto de realismo o verosimilitud
(ya que lo único que puede realizar la película es referenciar), y de que el público sabe que de eso se trata, los publicistas encargados de la venta del producto aprovechan la ambigüedad del término "realista" para asegurar su ubicación en el universo de los discursos fílmicos.

Así, se proclama que tal o cual obra no sólo es realista
(es decir, es conforme a un género y conforme a un tipo, sin apartarse de las decisiones previsibles de acuerdo a los conflictos posibles que admite el esquema del manual) sino que es realmente realista, ya que "se basa en hechos reales".

El problema con las repeticiones de las reglas de los manuales radica en que generan una inadecuación severa con la única realidad que vale considerar ante una obra. La obra no es un objeto intemporal que yace incambiable en la nada universal produciendo nexos significantes entre ella y la realidad. La obra es una entidad compleja que incluye en sí misma el acto creativo, el acto perceptual y el signo intermediario. La realidad se mete en la creación y en la percepción trascendiendo las referencias mecánicas.

Que los comentaristas son ingenuos se demostró cuando se exhibió Sexto Sentido, cuyo final juega
(aunque sin apartarse ni un nanómetro de la regla manualística) con la idea de la realidad del acto perceptual. Casi unánimemente la crítica aplaudió el guión como si se tratara de algo nuevo; lo que ocurrió fue que esa película banal de fantasmas los puso lo más cerca de la realidad (de la obra) que la industria es capaz de lograr.


* Publicado originalmente en Insomnia

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