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MATOS, GREGÓRIO DE - LITERATURA COLONIAL DEL BRASIL - CAMPOS, HAROLDO DE -

La diferenciación literaria de las literaturas bajo la dependencia: Gregório de Matos y el ejemplo brasilero*

Pierre Rivas

El texto como desenfreno, orgía, hipérbole, "pure perte" (pura perdición), contra la economía clásica de las sociedades centrales. Bastardía que se expresa en la amargura y la acritud específicas del escritor de la periferia, escindido entre la cultura europea y el enraizamiento brasilero, en una "Aventura Ambigua" -para citar a Chiek Hamadou Kane- un escritor "ex-centré"


No nos detendremos aquí en la obra de Gregório de Matos más que como síntoma de emergencia y diferenciación de las literaturas bajo dependencia puesto que se trata de la colonización y sus efectos y desde nuestra óptica, de los fenómenos de descolonización literaria y de nacionalización, incluso de nacionalidad inmediata, del texto brasilero.

Para decirla desde el comienzo, la cuestión se resumirá así: ¿cuándo nace la literatura brasilera? (Generalizable a toda la literatura latinoamericana y a toda literatura ex-colonial) ¿A qué sistema literario pertenece la obra del escritor colonial? ¿A la antigua metrópoli hasta la independencia? Gregório sería en este caso un escritor del Portugal colonial. ¿O es que Brasil existía como sistema literario antes de su existencia como estado independiente? Cuestión que nos devuelve a la identidad escindida del escritor criollo, entre padre portugués y madre bahiana, entre la ley y el deseo, lo simbólico y lo imaginario,"patrie et matrie".

No nos demoraremos en las singularidades psico-biográficas, la marginalidad bohemia, los devaneos amorosos, la veta satírico-obscena e irreverente, licenciosa del que ha sido llamado "Boca de infierno" y que fue deportado a Angola por su lengua viperina, pero todo esto es un indicio. Indicio de una suerte de bastardía literaria, que es de ese status que Deleuze y Guattari llaman las "littératures mineures" (literaturas menores) a propósito de
Kafka y que está en relación problemática con la lengua -considerada como bárbara, improvisada, voluble, contagiada de exceso barroco- oscilante: entre preciosa y vulgar, espiritual y profana, entre cielo barroco e infierno bahiano (Bahía, "infierno de los Negros, purgatorio de los Blancos y paraíso de los Mulatos"), entre refinamiento lírico y escatología, entre exceso y falta.

De aquí una obra considerada por mucho tiempo irregular, improvisada, inclasificable, "in-aceptable", recusada largamente por la tradición literaria, inédita hasta el siglo XlX, todavía hoy mal entendida. De aquí también una relación conflictiva en política. Esencialmente, un doble registro, entre sagrado y profano, entre Platón y Diógenes, entre éxtasis religioso e hybris faunesco, entre verbo místico y vena satírica. Incluso oscilación entre la sátira contra los brasileros y el sentimiento anti-portugués (análisis difícil de hacer en el plano político sin riesgo de anacronismo).

Pero ya emerge un sentimiento criollo. Por lo tanto el proceso de búsqueda de identidad en relación a la herencia protuguesa se dispone en un trípode: el primer momento centrífugo de aculturación: Portugal, donde hizo sus estudios y vivió más de veinte años hasta 1681. El segundo momento, retorno centrípeto hacia su Bahía natal hasta el exilio en Angola y su regreso en 1696 a Recife, donde murió al año siguiente. El momento final de la reapropiación natal en el que el escritor de la periferia reasume su bastardía, su diferencia, su "brasilinidad". Ve siempre como máscara: una visión "carnavalesca", una carnavalización de la escritura (específica, aquí entonces, de la periferia).

Recuperación de la ilusión (estética y ética) barroca (herencia portuguesa) pero "subvertida", descendiendo de los cielos a la tierra. El poder, la nobleza local, como carnaval, monos del poder colonial, una apariencia, un traje, un disfraz, descendiente de la sangre de los Tatu y de los Carima. De aquí una perplejidad fundadora de la identidad brasilera ligada a la especificidad del mestizaje portugués (opuesto a la seriedad hispánica), con sus correlatos: el humor, la negación de lo serio, el juego, el carnaval, el disfraz.

En el que el
barroco enlaza con la interrogación criolla. "Milagros del Brasil". Pero también afirmación literaria ya de una lengua brasilera diferenciada: una vinculación específica con la oralidad, con el mestizaje lingüístico, con la "mezcla" (sentido etimológico de "sátira"), no disciplinado, propio de una sociedad en gestación, un "méli-meló" (mezcolanza) que desconcertó la crítica tradicional y motivó el desprecio de esta obra por largo tiempo: parodia, pastiche, carnavalización, específicas de una sociedad periférica en emergencia.

El texto como desenfreno, orgía, hipérbole, "pure perte" (pura perdición), contra la economía clásica de las sociedades centrales. Bastardía que se expresa en la amargura y la acritud específicas del escritor de la periferia, escindido entre la cultura europea y el enraizamiento brasilero, en una "Aventura Ambigua" -para citar a Chiek Hamadou Kane- un escritor "ex-centré" (ex-centrado), excéntrico, entre la cultura portuguesa y lo telúrico del Brasil (de aquí la sátira como ejecutoria de un conflicto insoluble).

Paradoja de un escritor que ha vivido cerca de treinta años en Portugal (de 1650 a 1681 -él había nacido en Bahía en 1633- donde el hizo sus estudios y ejerció la magistratura y menos de quince años en Brasil donde murió en 1696 al término de su exilio en Angola) y aparece sin embargo, como el primer escritor brasilero. Pero su obra es leída en diferente modo en Portugal -donde él fue considerado durante mucho tiempo como simple imitador, hasta plagiario de los poetas europeas y de los barrocos ibéricos- y en Brasil -donde se lo considera uno de los padres de la literatura nacional-.

Epigonal para el Portugal, Fundador para Brasil. lo que verifica la existencia de dos sistemas literarios de valores específicos. Proceso específico de la literaturas periféricas. "Raturées" (tachadas) según Derrida por el Occidente, ellas re-escriben su propia historia, desde el punto de vista periférico, no desde el del centro, repatrian su historia y re-orientan su genealogía, re-"inventando" sus propios ancestros y, según la expresión de
Jorge Luis Borges, crean sus predecesores.

El ejemplo de Gregório de Matos es paradigmático: su nombre desaparece de Brasil -o no subsiste más que anecdóticamente en Bahía- hasta su descubrimiento, con el Romanticismo, que es, esencialmente, como se sabe, una vuelta a los orígenes. Extranjero hasta entonces al sistema literario brasilero (hasta la tardía e incompleta edición de sus obras) él aparece como la fuente de la literatura brasilera, en particular para la vanguardia concretista, para
Haroldo de Campos. El problema central es aquí la pertenencia y la identidad de estas literaturas ex-coloniales; el de la emergencia y la diferenciación de estas literaturas bajo la dependencia.

Es necesario distinguir las marcas de lo brasilero, el "Color local" de esta obra, indiscutible aquí y su función dentro del sistema literario, asunto central en este trabajo. Redescubierta con el Romanticismo, esta obra puede aparecer como un momento de Volkgeist brasilero en su voluntad de recuperación nacional, dentro de su ornamentación y su memoria, en sus recurrencias estilísticas y sus ocurrencias lexicales, (los términos indígenas tales como urucu, arara, tatu,etc); en esto que se ha denominado su hedonismo lingüístico: una matriz barroca en una ornamentación local.

Pero, más profundamente, y contra la idea de la literatura como encarnación del ethos nacional, Campos está atento a la recuperación del Barroco como origen y fundamento de la literatura brasilera, eso que señala (firma) su diferencia. Campos se opone a la concepción histórico-sociológica y evolucionista que es la de Antonio Cándido en su libro La formación de la literatura brasilera. Para este último hay una génesis, una odisea de la conciencia de identidad brasilera que va desde "lo externo" colonial a la identidad nacional a través de la "concientización" histórica.

A esta tesis de una "brasilinidad" progresiva se opone la teoría "nativista" de una madurez inmediata, telúrica. Es brasilero todo texto escrito en Brasil desde 1500 (fecha del descubrimiento del país). La literatura no es un sistema de comunicación que no tiene lugar más que allí donde existe una sociedad literaria autónoma con un público receptor y los medios de trasmisión que son las Academias, los salones, las revistas, etc, formando esta red de comunicación que define, según Cándido, una literatura, diferenciación que este estudioso no sitúa antes del siglo XVlll.

La literatura sería, al contrario, según la teoría nativista de la Tradición Afortunada de A. Coutinho, la marca de lo telúrico americano, un sistema semiótico que, al contacto de una tierra nueva, debe inventar su lengua en relación a un sistema semiótico específico. Escribir en América es describir América -función de nominación del escritor del Nuevo Mundo- esto es, otra naturaleza, con ríos, fauna, flora, etc. diferentes, de otra amplitud. De aquí el sentido del barroco que americaniza su lugar de enunciación De este modo, del nativismo, del que Gregório de Matos sería el fundador.

No es la evolución histórica sino el medio físico el que es determinante. La vocación barroca de esta literatura que sería el criterio específico de identidad de América Latina es homóloga al continente del Nuevo Mundo, mientras que el barroco europeo se agota en artificios y conceptismos; se rencuentra esta oposición, estructural, entre generosidad americana e intelectualismo europeo en la confrontación entre Surrealismo y Realismo mágico.

Pues, para los nativistas, el barroco marca la idiosincrasia americana. Para la vanguardia -inlcuido el poeta concreto Haroldo de Campos- marca (signa) la diferencia brasilera, no una esencia (sospechosa ) sino una función. A la visión de los historiadores sociológicos, como A. Cándido, para quien no hay más que "manifestaciones" literarias, y no una literatura brasilera en el siglo XVlll, que no hace gran caso del barroco, difícil nacimiento de una literatura periférica y marginal, ramita pobre de Europa, Campos opone una visión no nacionalista (como los nativistas telúricos) sino fundadora, como su amigo
Octavio Paz. No hay "progreso" literario, desde los primeros pasos inciertos y enfermizos de la literatura colonial al florecimiento romántico y moderno.

La literatura latinoamericana nace con el barroco (con Gregório de Matos en Brasil) en el origen del continente. Ella no es infans (que no habla); ella nace adulta, constituida, sin padre europeo -Nolem sine matre creatam- sin etapas ni maduración, como Minerva. El barroco es un momento de gran elaboración literaria. Y es necesario leer Matos a partir de criterios específicos, literatura de "miscégénation" y de hibridismo.

Eso que se ha tachado de plagio es, etimológicamente, parodia, es decir, canto paralelo de Europa, traducción y transformación del discurso europeo, reapropiación caníbal (la Antropofagia del Modernismo brasilero de Oswald de Andrade). Gregório de Matos no es el hijo de Portugal sino el padre de Brasil. Su exceso tropical nacionaliza el barroco europeo en una postura que es "excéntrica" por ser "ex-centrada"; irrupción de lo telúrico en la vena aristocrática europea.

La historia literaria no es "formación" sino transformación. No hay infancia de las literaturas, que depende del mito de los orígenes. En una literatura nacida adulta, formada y no informe, hablando el "criollo", el más elaborado de la época, como "signo en rotación" (
Octavio Paz), como "movimiento de la diferencia" (Derrida), Matos pone en cuestión la idea fantasmática de origen, de paternidad, de dependencia.

No hay un solo sol en el sistema heliocéntrico. De aquí la refutación de la idea de dependencia, de periferia, de emergencia y de diferenciación. No hay origen puntual sino Ursprung (el origen como unsalto en dirección a lo nuevo) para citar a W. Benjamin. No hay literatura menor, el barroco es el arte de la "contra-conquista" (Lezama Lima), de la voracidad antropofágica: el Tabú deviene Totem (Nacionalidad y no nacionalización de una literatura nacida sin padre). Tal es la ambivalencia del sueño americano: abolir al padre europeo, negarlo (luego de acusarlo) dando el crédito a la madre americana (el matriarcal primitivo de Oswald de Andrade).

Quinientos años después, éste es aun el punto nodal latinoamericano: cortar el cordón umbilical en beneficio de una memoria espermática (Lezama Lima) tejida de conexiones y no de consecuciones, elaborando una genealogía fantasmática (pre-colombina), aboliendo el pasado para deportarse al solo futuro. Brasil: "el país del futuro" porque él no tendría padre que asesinar, o digno de ser asesinado.

Por donde el Brasil, desde esta perspectiva, se distingue de la América hispánica: país al que la independencia fue concedida por Portugal, dada de padre a hijo, sin guerra de independencia que forjara la identidad nacional. De aquí este errar, este disfraz, este carnaval, este humor de corazón presente ya en la obra de Gregório de Matos, nacido de esta otra especificidad portuguesa que fue el mestizaje.


Bibliografía:

Antonio Candido: Formación de la literatura brasilera, 1975.
Afranio Coutinho: La tradición Afortunada, 1968.
Haroldo de campos: El caso Gregório de Matos, 1989.
Sobre un inconsciente post-colonial, si es que eso existe
Association Freudienne Internationale, Maison de l'Amèrique Latine edit. París, 1995.

(Material cedido por la Profesora Lisa Block de Behar y traducido por Claudia González Costanzo. La publicación de este texto fue expresamente autorizada a Posdata por el autor)

* Publicado originalmente en Insomnia

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