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TRACTATUS LÓGICO-PHILOSOPHICUS - WITTGENSTEIN, LUDWIN - LENGUAJE - CONFERENCIA SOBRE ÉTICA - FILOSOFÍA -

Comentario al Tractatus Logico-Philosophicus(1)(II)

Adrián Icazuriaga

En el lenguaje hablamos por analogías, decimos una cosa, como si dijéramos otra. El lenguaje elimina las diferencias de sentido mediante signos que engloban varios significados y facilitan la comunicación pero, a su vez, nos hacen caer fácilmente en errores de apreciación. En concreto, afirma Wittgenstein, el objetivo de la filosofía no es establecer un cuerpo doctrinal, sino clarificar y delimitar estos pensamientos

II. De las Conclusiones


En un párrafo fundamental de su Conferencia sobre ética, afirma Wittgenstein que todas las expresiones éticas, estéticas y religiosas no son más que símiles. La
filosofía ya había denunciado, con Averroes, que las analogías no enseñan nada, puesto que únicamente sustituyen una realidad que se pretende conocer por otra conocida e imposible de identificar con la anterior. A lo más, si cabe, clarifican, iluminando algo que anteriormente no se veía.

Pero Wittgenstein va un paso más allá. Afirma que en las expresiones de este tipo subyace una confusión y un sinsentido, porque "si puedo describir un hecho mediante un símil, debo ser capaz también de abandonarlo y describir los hechos sin su ayuda. En nuestro caso, tan pronto intentamos dejar a un lado el símil y enunciar directamente los hechos que están detrás de él, nos encontramos con que no hay tales hechos." Por ejemplo, cuando afirmamos que "Juan es una buena persona", el adjetivo no tiene el mismo sentido que cuando decimos "Éste es un buen método para purgar el oro", aquí lo usamos en un sentido relativo, como un hecho que se afirma respecto a otro método no tan indicado para purgar el oro. Cuando decimos de alguien que es bueno, hablamos absolutamente, no estamos enunciando ningún hecho. Estos dos usos son completamente diferentes, aunque en el habla común parecen confundirse y tener el mismo valor.

En el
lenguaje hablamos por analogías, decimos una cosa, como si dijéramos otra. El lenguaje elimina las diferencias de sentido mediante signos que engloban varios significados y facilitan la comunicación pero, a su vez, nos hacen caer fácilmente en errores de apreciación. En concreto, afirma Wittgenstein, el objetivo de la filosofía no es establecer un cuerpo doctrinal, sino clarificar y delimitar estos pensamientos (TLP 4.112). Lo único que podemos decir con sentido, y estar seguros de ello, son las proposiciones de la lógica, pero éstas no dicen nada, no pueden ser confirmadas ni contradichas por la experiencia, son tautologías (TLP 5.43). Y aquello que no podemos pensar tampoco lo podemos decir (TLP 5.61). Wittgenstein cree que la mayor parte de las cuestiones filosóficas no son falsas, sino carentes de significado (TLP 4.003), son intentos de decir algo acerca de lo que está más allá de los límites del lenguaje.

Pongamos otro ejemplo, ¿qué significado tiene hablar acerca del "paso del tiempo" o de la "corriente del tiempo"?
Leibniz suponía que el tiempo era "el orden común de las posiblilidades no coexistentes" (y el espacio, de las posibilidades coexistentes), tal vez tenga sentido hablar del tiempo como sustantivo, pero no cuando nos referimos a él lo mismo que si habláramos el paso de las estaciones o la corriente de un río. Unos troncos flotando a intervalos en un río no pasan de las misma forma que pasa el tiempo, aquellos se moverán más rápido o más lentamente, pero en el tiempo no hay objeto alguno que podemos afirmar que "pasa" o "no pasa", "rápido" o "lento", etc. Aunque hablamos de ambos como si nos refiriéramos a la misma situación, sólo por analogía: algo que tuvo un comienzo, que se mueve en una única dirección y que tendrá un cierto final. Es así que el decurso del tiempo no existe, sólo lo podemos compararlo con otro proceso, con el reloj, por ejemplo (TLP 6.3611).

Las siguientes conclusiones se desprenden necesariamente de las ideas expuestas hasta ahora y concluyen definitivamente éste y cualquier otro comentario:

- No es posible afirmar cosas del mundo como un todo. En él, los hechos son contingentes y bien podrían haber sucedido de otro modo. Para poder decir que existe al menos un valor en el mundo, deberíamos situarnos fuera de él.

- La lógica no puede descartar ciertas posibilidades y afirmar que no se dan en el mundo. La lógica es de este mundo y lo llena. Representa el orden a priori del mundo.

- Por ser un reflejo de este orden, la lógica no permite expresar voluntariamente nada fuera de su propia sintaxis.

- No existe causalidad en lógica

- Si la Ciencia natural posee algún fundamento éste ha de ser lógico.

- La matemática posee una raíz lógica.

- Las proposiciones de la Ciencia Natural, de la matemática y de la lógica, pueden decirse, aunque no den a la realidad contenido alguno; lo místico, sólo puede mostrarse.

- Llamamos elucidación a la asimilación de las repuestas tras haber comprendido que las preguntas carecían de significado. Es decir, si queremos responder a algo como "¿cuál es el sentido de la vida?", debemos hurgar en la propia pregunta y ahí hallaremos la respuesta.

- El presente comentario, o es una proposición de la Ciencia, con lo cual no podría intentar decir lo que ha intentado decir, o bien es un tratado Místico, con lo cual nada dice.

- De lo que no se puede hablar hay que callar (TLP 7).

 

Barcelona, 19/VIII/2003

Notas:

(1) El presente ensayo fue presentado como trabajo de campo en el Departamento de Lógica de la UNED, Madrid, en Agosto de 2003.

BIBLIOGRAFÍA

Tractatus Logico-Philosophicus, Ludwig Wittgenstein. Ed. Alianza, trad. de Jacobo Muñoz e Isidoro Reguera. Madrid, 2002.

Conferencia sobre ética, Ludwig Wittgenstein. Contenido en Doce textos fundamentales de la Ética del siglo XX, pp. 112-122. Ed. Alianza, trad. de Fina Birulés. Madrid, 2002.

El concepto de filosofía en Wittgenstein, K.T. Fann. Ed. tecnos, trad. de Miguel Ángel Beltrán. Madrid, 1992.

Lecturas de Lógica I, Luis Vega Reñón. Cuadernos de la UNED (35013CU01). Madrid, 1997

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