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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



FE - EXORCISMOS - HARDCORE - DIOS - SATANÁS -

Hardcore de la fe*

Carlos Rehermann

El hardcore de la fe se desarrolla durante tres horas ininterrumpidas en una sola radio. Música y alabanzas al Señor, con historias de milagros y conversiones emocionantes a la fe verdadera


Háblame, Musa, de aquel varón de religioso brío y poderosa carga hormonal, que con dionisíaca gestualidad y ditirámbica labia estremece las noches pelágicas de la radio.
Hoy escuché sólo cinco exorcismos. ¡Sai demonio, sai, sai, sai demonio! ¡Deixa livre esa povre criatura! Con esto, en una batahola de alaridos, suspiros de agonía, y lejanos ululares de la multitud estremecida en la platea, el primer demonio abandonó el cuerpo de una joven que, ya liberada, expresó: ah, ya fui revelada. ¿Se siente mejor ahora?, preguntó entonces el exorcista; sí, ahora estoy perfectamente; aquello era imposible, la verdad, respondió la desposeída. ¡Alabado sea el Señor!, gritó entonces el técnico en extracciones satánicas. Los otros cuatro demonios salieron por efecto de trámites parecidos. Sai demonio, estoy revelada, gracias; sai, sai, sai. Fue una noche intensa. Nadie sabe que significa estar revelado, pero no importa. Son fotos.

Normalmente, escucho como máximo tres exorcismos cada noche. Pero los tiempos son difíciles, el fin está cercano, los demonios acechan debajo de cada baldosa suelta.
Los exorcismos se propalan en Montevideo a través de tres o cuatro radioemisoras. En cambio, el hardcore de la fe se desarrolla durante tres horas ininterrumpidas en una sola radio. Música y alabanzas al Señor, con historias de milagros y conversiones emocionantes a la fe verdadera. Como plato principal, un discurso grabado de un eclesiástico.

Los temas son variados: Satanás acecha en forma de culo sabroso; Satanás, en forma de culo sabroso, acecha; Satanás, sabroso, acecha en forma de culo; en forma de culo sabroso, acecha Satanás; acecha Satanás en forma de sabroso culo.

Quisiera poder expresar con justicia el color marrón viscoso de sus discursos. El hombre comienza a hablar de lo poco que somos, de lo enormemente pecadores que somos, dice que no servimos para nada, pero que si confiamos en Dios, está todo arreglado. Es una idea bastante clara. Luego demuestra que el universo está en el error. En seguida demuestra que él dice la verdad porque lo que dice está escrito en la Biblia. Como se sabe, la Biblia dice la verdad, porque la escribió Dios, a través de los profetas; por lo tanto, la verdad de la Biblia demuestra la existencia de Dios. Entonces hace una pausa, ordena al público a repetir alguna frase importante
(por ejemplo: Dios es bueno porque perdona nuestros pecados; ¡Más fuerte! ¡Dios es bueno, Dios es bueno! Un aplauso para el Señor [sic], amén), y habla de los males de este mundo.

Este es el núcleo del discurso. Aquí se apasiona, se encoleriza, lanza anatemas. Su idea, expresada con algunas variantes, es que el sexo es un escándalo. Es cierto: cualquiera que haya visto La vaca y el pollito sabe que Satanás es un tipo rojo con el culo al aire.

La composición escénica del jerarca de esta iglesia radial ya fue descrita en el siglo XV por Juan de Mena en su Laberinto de Fortuna:

Ya començava la invocaçión
con triste murmuro y díssono canto,
fingiendo las bozes con aquel espanto
que meten las fieras con muy triste son,
ora silvando como dragón,
e como tigre faziendo estridores,
ora aullidos formando mayores
que forman los canes que sin dueño son.

Como los aristócratas de la Iglesia medieval cuando describían con fruición las perversiones que prohibían, los escritos inmorales que excomulgaban, las imágenes miniadas que condenaban, este hombre queda poseído por una pasión incontenida, y de su boca brotan las más perturbadoras imágenes.

Si los críticos discuten sobre la definición de pornografía, de las diferencias con el erotismo, si se pelean denostando a tal escritor, ensalzando a tal otro, ante este hombre de la Iglesia llegarían a un acuerdo unánime: es un pornógrafo, o mejor un pornólogo. El religioso produce un estro general en el ámbito eléctrico del templo, y en el último momento aplica su técnica de retención, no se sabe si aprendida en un seminario de sexología o si tomada de la mística tántrica o taoísta: el caso es que la energía destinada a la dispersión orgónica se reabsorbe, sube por los chakras y se convierte en aleluya. Un auténtico Divino Marqués, o Marquez.


* Publicado orginalmente en Insomnia

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