H enciclopedia 
es administrada por
Sandra López Desivo

© 1999 - 2013
Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



SHATTUCK, ROGER - SADE, MARQUÉS DE - MIEDO - ACADEMIA - MIEDO EN LA ACADEMIA - LIBROS NOCIVOS - INTERNET -

Miedo en la Academia*

Carlos Rehermann
Desde los tiempos en los que las personas se mataban a pedradas, hasta ahora, cuando las personas se matan con misiles dirigidos por redes de satélites, las ideas que han trasmitido los libros buenos no tuvieron demasiada influencia


Según Roger Shattuck
(Conocimiento prohibido), habría que clasificar los libros del Marqués de Sade con la siguiente etiqueta: "(...) veneno potencial, contaminante para nuestro entorno moral e intelectual." Shattuck emplea la imagen ecológica porque antes había explicado que el Divino marqués fue un producto de su época, que tuvo determinadas bondades cuyos subproductos no fueron tan beneficiosos; del mismo modo, la industria moderna nos provee de ciertas ventajas pero con los conocidos efectos secundarios de deterioro del ambiente. No es casual que este retorno a la defensa de la censura aparezca al mismo tiempo que Internet, el nuevo medio de comunicación que favorece la escritura y la lectura.

Jamás tanta gente escribió y leyó tanto como en esta época; y buena proporción de esa escritura y esa lectura ocurre a través de Internet.

Por otra parte, la libertad de esta red mundial es un tema de discusión permanente. En primer lugar, están quienes niegan que exista tal libertad. La paranoia característica de esta época hace creer a muchos que ojos siniestros observan cada movimiento de cada uno de los usuarios de Internet para obtener información; también hay quienes aducen que si Alguien no está de acuerdo con los contenidos de una página web, la puede hacer desaparecer.

Luego hay una buena cantidad de personas que creen que sí hay libertad en Internet, y que eso es justamente lo que está mal. De inmediato comienzan a hablar de la pornografía y de los nazis, de los terroristas que enseñan a fabricar bombas y del comercio de drogas, todo ello por Internet. Una suma de males a los que hay que sumar los problemas de salud provocados por el exceso de tiempo pasado frente a la pantalla, la adicción a los chats, a los juegos y a la realidad virtual.

Roger Shattuck saca a relucir los viejos temores de una forma ambigua, amparado por un discurso académico. Los libros del Marqués de Sade, antes que cualquier otra cosa, son aburridos; pero si no lo fueran, es decir, si las prístinas mentes jóvenes se sintieran irresistiblemente atraídas hacia ellos, otorgarles el poder de "contaminar el entorno moral e intelectual", como dice Shattuck, es una concesión temeraria.

Porque entonces, o bien estamos ante un genio excepcional
(el Divino Marqués) capaz de influir en la mente de las personas en una medida extrema, o bien esa capacidad la tienen muchos otros autores. Si es este el caso, proponer un demonio no hace otra cosa que mantener implícita la idea de un dios bueno. ¿Cuál es el texto que Shattuck opondría a la obra de Sade, su libro bueno?

A juzgar por la evolución de la humanidad, desde los tiempos en los que las personas se mataban a pedradas, hasta ahora, cuando las personas se matan con misiles dirigidos por redes de satélites, las ideas que han trasmitido los libros buenos no tuvieron demasiada influencia.

Decretar que la escritura es potencialmente peligrosa para la moral y el intelecto, y sobre todo hacerlo desde la autoridad
(un poco decaída, es cierto) académica, favorece los discursos más toscos pero decisivos de los censores. El acceso irrestricto de grandes masas al conocimiento, a los bienes culturales, al intercambio entre las personas sin importar las distancias, es la promesa de Internet.

Esto significa educación, formal y no formal, aumento de la información, mayor conciencia de la realidad del mundo en que vivimos, posibilidades de expresión jamás antes imaginadas. Pocas veces en la historia los intelectuales han defendido la censura, como tiende a hacerlo Shattuck. Se trata de la expresión un miedo natural: la difusión del conocimiento a través de Internet significa deslocalización, y por lo tanto, pérdida de poder, que, como se sabe, requiere centralización. Y la deslocalización es el terror de los académicos
(salvo cuando se trata de congresos).


* Publicado originalmente en Insomnia

VOLVER AL AUTOR

             

Google


web

H enciclopedia