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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



AMIS, MARTIN - MILENARISMO - MISOGINIA - SUICIDIO - LA INFORMACIÓN - DINERO - EL TREN DE LA NOCHE -
EL LIBRO DE RAQUEL -

Abandonad toda esperanza*

María José Santacreu
Amis explota duramente la relación entre la muerte del amor, la destrucción de la especie, el sexo no procreativo y las armas nucleares


En el principio fue un autor. Y ese autor era Martin Amis.
Por el momento no estamos estrictamente hablando de literatura inglesa contemporánea, sino de esta nota y de lo que una cronista tiene entre manos cuando se dispone a escribir. O sea, en este caso y en principio, un autor. Luego decidirá que nota quiere (o puede) escribir. Y manejará posibles enfoques. Y los desechara. Y los volverá a manejar con determinadas exclusiones del tipo "decididamente una nota no biográfica" o tal vez "la escribiré fragmentada" o quizás nada brillantemente "los subtítulos serán los nombres de los libros" y también "identificaré cada libro con una parte del cuerpo, o un órgano, o un planeta, o un lugar o una hora del día" y miles de otras posibilidades, todas igualmente probables en tanto posibles, todas tan poco atractivas a primera vista. Sin embargo, de a poco va tomando decisiones, consulta sus notas, suspira y dice "la biografía no puede estar ausente, no en este caso", y piensa "los nombres de los libros son demasiado evidentes" y finalmente mira sus notas, lee los subtítulos bajo los cuales agrupó sus comentarios y decide que la forma más honesta y despreocupada de empezar es mostrándolos al lector, para que éste imagine cómo finalmente se las arregló dejándose guiar por semejante lazarillo: Nabokov, padre escritor (¿nepotismo?), arrogancia, dientes (nuevos), agente (nuevo), marcianos, esposa (nueva -de padre uruguayo-), armas nucleares, ironía, sexo, envidia, Saul Bellow, prima (asesinada), novela inglesa, Sartre, novela norteamericana, muerte, comedia, humillación, milenarismo, estilo, información, posmodernismo, niños abandonados, Philip Roth, inocencia perdida, falta de sentido, siglo XX, Milton, dinero, tabloides, autobiografía o memoria, ¿Ballard?, críticos, misoginia, premios, Self (John y Will), felicidad, pornografía, citas, trilogías (dos), falta de motivos, sátira, divorcio, Updike, controversia, argumento, Julian Barnes y señora, suicidio, éxito...


Pero quizás todo lo anterior cree falsas expectativas. Es decir, el listado de temas que pueden anotarse cuando de Martin Amis se trata es virtualmente infinito y podrían seguir agregandose categorías, subdivisiones de las ya existentes e incluso subsubdivisiones, que no dirían demasiado por sí solas. Tomemos por ejemplo el tema de la pornografía: en Amis está tan cerca del posmodernismo como de las armas nucleares. Y ello implica que también podamos hablar de pornografía y comedia.

Es decir que, en estos momentos, cuando quien esto escribe se ha decidido a finalmente empezar la nota de marras es porque también ha tomado otra decisión importante, quizás más importante aún que ponerse a escribir: dejar de tomar apuntes y establecer subdivisiones ya que ha comenzado a percatarse que es una cuestión de nunca acabar.

Pero también ha advertido otra cosa: que a pesar de lo azarosa que ha sido en la elaboración del listado que preside esta nota, los íntimos contactos entre todas ellas son evidentes: entre los dientes
(nuevos) de Martin Amis y sus críticos hay un paso, entre su prima asesinada por un serial killer y Milton una contigüidad que rompe los ojos.
Y este fenómeno es posible porque Martin Amis es una estrella.

Una estrella que se parece demasiado a una estrella de rock. Si bien no es ninguna novedad que un escritor sea una estrella, el problema está que Amis no es un autor comercial sino literario, y la literatura no vende. ¿Por qué entonces está en los tabloides? ¿Por qué su vida y su obra se mezclan constantemente, hasta la apoteosis que significó el affaire que rodeó su penúltima novela, The Information
(La Información)?

La respuesta está en el centro de la obra de Martin Amis, es decir en el hecho de escribir sobre el siglo XX: en este final de siglo ya no es divertido saber de la vida de Tom Cruise, al menos no tanto como enterarse de los pormenores de la de Stephen Hawking.

Nabokov, padre escritor, arrogancia

Amis le cae mal a mucha gente. Piensan que es arrogante. Piensan que es misógino. Le llaman Smarty Anus (una forma escatológica de tratarlo de "listillo"). A muchos tampoco les gustan sus libros por las mismas razones que no les gusta el autor. Quizás identifican a Amis con sus personajes, frecuentemente unos individuos que dificilmente sean admitidos en el cielo cristiano. Pero Martin no cree que los lectores deban identificarse con los personajes, sino más bien con el autor.

Y eso lo aprendió de Nabokov: la idea de que el autor debe comunicarse con los lectores a través del manejo del lenguaje, que -en el caso de Amis- ha sido frecuentemente catalogado por los críticos como un personaje en sí mismo. "Identifícate con el arte, no con las personas", sentenció Amis para la Rolling Stone.

Pero entre las personas a quienes no les gustaron los libros de Amis hubo alguien clave: Kingsley Amis, el famoso papá escritor de Martin. Y tal vez la culpa también sea de Nabokov. Kingsley argumentó públicamente que no pudo terminar de leer Money, A Suicide Note
(Dinero) debido a "lo compulsivamente vívido de su estilo" y lo atribuyó a la influencia "de uno de los héroes de Martin -Nabokov (...) [y] esa constante demostración de su dominio del inglés".

Amis Jr. señaló entonces que puede determinar, sin temor a equivocarse, el exacto lugar donde su padre abandonó la lectura: "Justo cuando un personaje llamado Martin Amis hace su aparición. Rompiendo las reglas, molestando al lector, llamando la atención sobre mí mismo"

El problema es que la obra de Kingsley Amis se inscribe dentro de una narrativa realista, clásica, donde, en la definición de David Lodge "se habla de realismo clásico (opuesto al modernismo) debido a la coherencia y causalidad en la estructura narrativa, a la homogeneidad y urbanidad del estilo, lo que equivale al humanismo liberal, al sentido común y a la presentación de la cultura burguesa como norma".

Que un personaje llamado Martin Amis irrumpa en la paz de la narración, destruya toda verosimilitud, decida prescindir de toda ilusión de realidad, debe de haber escandalizado a Amis Sr.

Martin había decidido que ya no era buena idea desvanecerse en el texto, dejar solo al lector: la idea era llamar su atención constantemente a través de un mecanismo típico de la ficción postmoderna.

James Diedrick, estudioso de la obra de Amis, recurre a Harold Bloom y la manida angustia de las influencias para explicar la relación Kingsley-Martin: "Los paralelos entre ambos sugieren una fuente para la cantidad de 'dobles' que pueblan la narrativa del joven Amis. Ambos fueron a Oxford, ambos ganaron el prestigioso premio Somerset Maugham por sus primeras novelas, ambos escriben ficciones cómicas que satirizan las condiciones sociales prevalecientes, ambos han sido calificados, alternativamente, voceros de sus generaciones y pornógrafos."

Sin embargo -producto de la desaprobación de la obra de su hijo por parte de Kingsley Amis- Martin parece haber adoptado otros "padres" literarios, a saber Nabokov, Updike, Bellow, Roth. Y para agravar aún más las cosas, -a excepción del primero- los elegidos son todos norteamericanos.

Dientes (nuevos), agente (nuevo), esposa (nueva)

La fama le llegó temprano al joven Amis, quien en 1973 y a los 23 años publicó su primera novela The Rachel Papers (El libro de Raquel) con la que ganó el premio mencionado por Diedrick y una buena cantidad de maledicencia y envidia. La acusación más evidente fue la de nepotismo, sugiriendo que Martin "había nacido con una lapicera de plata en la mano" aludiendo a su condición de hijo de Kingsley Amis y ahijado del poeta Philip Larkin.

Para peor The Rachel Papers era alternativamente brillante y antipática, con una fuerte carga de humor corrosivo y una pátina de misoginia difícil de ignorar. El narrador, Charles Highway era fundamentalmente dos cosas: arrogante y crítico literario en ciernes. Cosa que lectores y críticos trasladaron inmediatamente a Martin.

Ya con su primer libro nació entonces la difícil relación de Amis con la crítica y, sobre todo, con los feroces tabloides ingleses. Las acusaciones de misoginia estaban bien fundadas: el tratamiento que Martin le da a sus personajes femeninos en sus tres primeros libros
(la informal trilogía que se completa con Dead Babies y Success) es bastante escandaloso. Sin embargo no es claro donde termina la sátira al sexismo y donde comienza la misoginia.

Amis ha llamado a The Rachel Papers "no antifeminista sino prefeminista", pero también ha admitido que "cuando le echo una mirada a The Rachel Papers ahora, me siento como un gato sobre un tejado caliente. Creo que es una novela sexista. Contiene elementos que no examiné, cosas que heredé sin cuestionar."

Pero a pesar del mea culpa, la misoginia de Martin distó mucho de mitigarse, llegando a su apoteosis con el personaje de Nicola Six de London Fields
(Campos de Londres).
En 1989 Amis se quedó sin el deseado Booker Prize cuando dos de los jurados, Helen McNeil y Maggie Gee, objetaron el tratamiento de la heroína de la novela, una mujer fría y calculadora que utiliza su atractivo sexual para que su propio asesinato sea consumado.

Sin embargo, el escándalo mayor aún estaba por venir: Martin Amis, ya consagrado como la voz más sobresaliente de la nueva narrativa inglesa, exigió, en noviembre de 1994, que su agente Pat Kavanagh
(y esposa del también novelista y amigo de Martin, Julian Barnes) consiguiera un adelanto de £500.000 (lo que equivalía a unos nada tímidos 794.500 dólares) por su octava novela La Información. Kavanagh consiguió una oferta de 525.000 dólares de Jonathan Cape, la editorial que publicaba a Amis hasta entonces, pero Martin rechazó la oferta. Luego Mrs. Kavanagh consiguió 731.000 dólares de Harper Collins UK, pero tampoco pareció suficiente.

Amis despidió a Kavanagh y contrató entonces al norteamericano Andrew Wylie, quien obtuvo la cifra requerida. El nuevo agente fue apodado "El Chacal" por la prensa inglesa. Para agregarle un poco más de interés al asunto, la prensa destacó que Wylie era el agente de la escritora Isabel Fonseca, quien pronto se transformaría en la nueva esposa de Amis. El divorcio del azotado Martin fue tan público como la jugosa noticia de que parte del dinero exigido en concepto de adelanto era para solventar su separación así como para efectuarse un trabajo dental en Estados Unidos.

Amis y sus amigos aseguraron que el tratamiento era médico y no cosmético. Pero el rugido de los tabloides era incesante. Si tan solo los dentistas hubieran sido ingleses
(o la nueva esposa) todo hubiera sido diferente. Pero la prensa ya bastante tenía con que el Príncipe Carlos se enamorara de una norteamericana divorciada como para soportar que su mejor escritor se fuera con una norteamericana de padre uruguayo y madre judía.

Pero entre The Rachel Papers y The Information pasaron muchos años
(22 para ser exactos) muchos libros y muchas otras acusaciones aunque ninguna tan feroz como la de la novelista A. S. Byatt -ganadora del Booker 1990 por su novela Possession- quien dijo que Amis sufría delirios de grandeza: "Debe pensar que su nombre es tan extraordinario que cualquiera querría pagar doscientos cincuenta mil libras extras para tenerlo en su lista. Yo siempre me gano mis adelantos y no veo por que debo subsidiar su codicia simplemente porque tenga un divorcio que pagar y unos dientes que rehacer".

Críticos, marcianos, inocencia perdida

The Rachel Papers había parecido arrogante, entre otras cosas porque su nombre remite a predecesores tan ilustres como The Bickerstaff Papers de Jonhatan Swift -con quien Amis iba a ser, más adelante, frecuentemente comparado- y The Aspern Papers de Henry James, por su paralelismo con Lawrence y por las características de su héroe, Charles Highway, adalid de la autoconciencia, el cálculo y la falta de sentimientos auténticos. No es un detalle menor anotar que, entre otras cosas, Amis hace que Highway escriba una 'Carta al padre' como Kafka.

Pero nuevamente se plantea el mismo problema que con la misoginia ¿dónde termina la ironía y comienza la arrogancia? The Rachel Papers es un libro divertido, ágil, excelentemente escrito y sumamente disfrutable. Highway, en el fondo, resulta ser un adolescente pretencioso y bastante fracasado. Pero ¿que se puede esperar de unos críticos que más adelante acusarían a Amis de aprovecharse del genocidio judío en Time´s Arrow, or The Nature of the Offence
(La flecha del tiempo)?

Las dos novelas que siguieron -Dead Babies, anclada en la sátira e influída por Anthony Burgess y William Burroughs y Success, que lanza sus dardos contra la decadencia moral que produce la obsesión por el éxito-, no hicieron más que preparar a Amis para lo que sería uno de sus grandes libros: Other People: A Mistery Story.

Other People toma su nombre de la famosa frase de Sartre: "el infierno son los otros" y a pesar de los pesares no será ésta la única relación que se pueda establecer entre Amis y los existencialistas, pese a que Amis diga que ésta es una palabra que usa alrededor de dos veces al año. Night Train
(El tren de la noche), la última novela de Amis, quizás deba más a Sartre y Camus que a cualquier otro novelista contemporáneo.

Other people, publicada en 1981, es la primer novela en la que Amis lo arriesga todo en cuanto a su estructura. La siguiente y aún más temeraria será Time's Arrow, or the Nature of the Offence, en donde las acciones están absolutamente invertidas y la historia es narrada como si fuera una cinta de video rebobinándose.

Other People está narrada desde el punto de vista de una mujer, Amy Hide, quien sufre de algo que parece ser amnesia. En su nueva vida sin recuerdos, Amy Hide es Mary Lamb y la novela consiste en su experiencia de encontrarse con la "otra gente", inclusive su yo preamnésico, un ser moralmente tan corrupto como corruptor.

Mary Lamb ve el mundo con ojos inocentes y la exploración de los distintos "puntos de vista" es crucial para la comprensión de lo que Amis intenta construir en Other People y que tiene que ver con lo que dio en llamarse la "Martian School of Poetry"
("Escuela Marciana de Poesía"), cuyos autores Amis promovió desde el Times Literary Suplement y el New Statesman. Los poetas de esta "escuela" exploran el problema del punto de vista, adoptando a veces, el de un marciano. De marciano a alien y de alien a otro hay un corto paso, que Amis ya había dado en un poema de 1979 (y que es incluído en prosa en Other People) en donde explora la forma como los social o moralmente "pervertidos" ven a la "otra gente"

Los policías lucen sospechosos ante los normales
Asesinos. Para el pedófilo maduro
El vistazo curioso de un niño es una mirada impúdica
De salaz intimidad; más
O menos de la misma manera, los seres vivos son
Tan buenos como los muertos para los necrófilos activos
(...)
Si no te sientes un poco desquiciado a veces
Entonces creo que debes estar loco.
Nadie sabe que hacer. Los clichés son ciertos.
Todo depende de tu punto de vista.

No será esta la única vez que Amis se encuentre cerca de los marcianos y su punto de vista para mirar al mundo. En Heavy Water and other stories (Agua pesada), Amis incluirá su cuento The Janitor on Mars (El portero de Marte) en donde lo unirá con otro de los temas que obsesivamente aparecen en su obra: la inocencia perdida, los niños abandonados, el abuso de menores.

Self (John y Will), pornografía, armas nucleares

Por supuesto que -como todo depende del punto de vista- no todos piensan que Amis es un sujeto detestable. Por el contrario, el también novelista Will Self, asegura que "todo varón británico de menos de 45 años secretamente desea ser Martin Amis. Desearían haber publicado The Rachel Papers, ese himno a la juventud rebelde, cuando tenían 23 años; desearían haber acuñado un presuntuoso lenguaje nuevo con Money -tanto un accesorio hip como una meditación visceral sobre el espíritu de los ochenta- y desearían haber siquiera soñado la moral tras Time´s Arrow"

Casualmente Self, pero esta vez John y no Will, es el personaje central de Money, A Suicide Note,
(Dinero) la quinta novela de Amis. Y John Self se declara a sí mismo "un adicto al siglo XX", lo que para Amis significa un individuo absolutamente decadente, alcoholico, adicto a la comida chatarra, la pornografía, el dinero y los autos, perdidamente enamorado de una prostituta y sobre todo, tan crédulo como violento. Money, A Suicide Note es básicamente una sátira, en donde la exageración de los vicios del personaje central se lleva toda la atención del lector en un primer momento, hasta que se repara en los detalles, asordinados bajo el efecto obnubilante del exceso.

Money es, sobre todas las cosas, exhuberante, grotesca, desmesurada. Sin embargo el lenguaje construido por Amis para dar voz a su personaje es de una riqueza sorprendente dentro de los estrechos límites que impone un individuo que frecuentemente se expresa con palabras bisilábicas, sobre todo las que constan de no más de cuatro letras y que la mayor parte del tiempo se encuentra absolutamente borracho.

Lamentablemente, el trabajo de Amis con el lenguaje se pierde casi totalmente en la traducción: "
The car and I crawled cursing to my flat. You just cannot park round here any more. (...) You can doublepark on people: people can doublepark on you. Cars are doubling while houses are halving. (...) Rooms divide, rooms multiply. Houses split -houses are tripleparked. People are doubling also, dividing, splitting. In double trouble we split our losses."

Money fue bien recibida por el público, aunque no es extraño que la presencia de un personaje llamado Martin Amis en sus páginas nuevamente haya generado incomprensión en parte de la crítica: por ejemplo Laura Doan, en un ensayo publicado en la Minnesota Review, afirma:

"Amis tiene un cuidado excepcional en asegurarse que el narrador-protagonista, tan desagradable en sus valores y estilo de vida, no pueda ser confundido con el escritor, introduciéndose literalmente en el texto. Martin Amis, el personaje, es un escritor de modales suaves, inteligente, bien educado, perteneciente a una confortable clase media, quien, de forma bastante obvia encuentra a Self y lo que este representa, repugnante." Oh, vamos....

Como diagnóstico del siglo XX Money es apocalíptica. No es casualidad que la distopía orwelliana, 1984 sea un motivo recurrente en ella
(ni tampoco que esa -1984- sea la fecha de su publicación).

Pero el apocalipsis también es un tema que recurre en gran parte de la obra de Amis: es el tema aglutinante de su primer volúmen de cuentos, Einstein´s Monsters
(Los monstruos de Einstein) y se encuentra patentemente presente en London Fields, novela milenarista por excelencia.

La introducción a Einstein´s Monsters titulada 'Thinkability'
('La capacidad de pensar') comienza: "Nací el 25 de agosto de 1949: cuatro días más tarde los rusos probaron con éxito su primera bomba atómica y así apareció la disuasión. De modo que tuve esos cuatro días de tranquilidad, más de lo que nunca tuvieron los de menor edad. (...) Ellas están allí y yo aquí -ellas son inertes, yo estoy vivo-, y sin embargo me producen ganas de vomitar, me revuelven el estómago; me siento como si un hijo mío hubiera estado fuera de casa mucho tiempo y comenzara a oscurecer. Es una práctica buena y apropiada. Porque lo haré montones de veces, vomitaré muchísimo, si las armas caen y yo sobrevivo. Todas las mañanas, seis días a la semana, salgo de mi casa y recorro en coche una milla hasta el apartamento donde trabajo. Durante siete u ocho horas estoy solo. Cada vez que oigo en el aire un gemido súbito o uno de los más atroces impactos de la vida ciudadana, o sirvo de huésped a cierto tipo de pensamientos indeseados, no puedo evitar preguntarme cómo sería. Supongamos que sobrevivo. Supongamos que no se me derriten los ojos en la cara, que no me toca el huracán de misiles secundarios en que hormigón, metal y cristal se han convertido bruscamente; supongamos todo esto. Me veré obligado (y es lo último que tendré ganas de hacer) a desandar la larga milla que me separa de mi hogar a través de la tormenta de fuego, los restos de los vientos de mil millas por hora, los átomos descarriados, los muertos envilecidos. Luego -Dios mediante, en caso de que todavía me queden fuerzas y, por supuesto, de que aún estén vivos- tendré que encontrar a mi mujer y mis hijos y tendré que matarlos."

Por supuesto que para Amis esta es una cuestión que tiene mucho que ver con padres e hijos desde que tiene que ver con la supervivencia de la especie. Nada sorprendentemente y en la misma introducción Amis se referirá a su padre: "Cuando le conté que estaba escribiendo acerca del armamento nuclear, dijo en tono melodioso: 'Ah. Supongo que estás "en contra", ¿no?' (...) Por lo general termino diciéndole algo como: 'Y bueno, no tendremos más remedio que esperar a que los hijos de puta como vosotros os muráis uno a uno'."

En uno de los cuentos del volúmen titulado The Immortals
(Los inmortales) (cuya deuda con el casi homónimo borgeano es reconocida en una 'Nota del autor') el inmortal protagonista comenta: "Justo cuando pensaba que no podía haber siglo más tonto que el diecinueve, se presenta el veinte. Os juro, el planeta entero parecía estar representando un certamen de estupidez. Yo ya veía entonces cómo iba a acabar la historia humana. Cualquiera podía verlo. No había alternativas."

Como tampoco había alternativas para Nicola Six, incómoda heroína de London Fields.

Envidia, muerte, éxito

Nicola Six puede ver el futuro. Y sabe que será asesinada la noche del 6 de noviembre de 1999 (la semana que viene, digamos). Lo sabe, entre otras cosas porque ella así lo ha dispuesto, ha elegido el día (el de su cumpleaños número treinta y cinco), ha escogido al asesino, ha visto la forma, ha generado los motivos aparentes. Nada podrá detener la determinación de la víctima. Porque Nicola Six representa la muerte del amor: "Estudiada en su conjunto -y tomando en consideración los destrozos que dejaba a su paso, crisis de nervios, carreras destrozadas, intentonas de suicidio, matrimonios rotos (y escandalosos divorcios)-, la facultad de Nicola para leer el futuro le había enseñado un par de cosas muy claras: que nadie la amaría nunca lo suficiente, y que quienes la amaran no serían lo suficientemente dignos de ser amados."

London Fields es una novela compleja, un extenso relato tan oscuro como apocalíptico
(la amiga imaginaria de Nicola se llama Enola Gay) que deja al lector exhausto. Para James Diedrick "en una novela acerca de llegar al fin de las cosas, esto puede ser intencional". Nicola representa la pulsión thanática, el deseo de muerte, que está intimamente ligado a Eros: "¿Qué pasaba si era la mujer la que deseaba la sodomía? El lugar tentador, tan próximo a su hermano mejor considerado... (...)
La literatura sí entraba en el tema de la sodomía, y cada vez más. Esto consolaba tremendamente a Nicola Six. Ahora bien ¿se podía considerar un tema del siglo XX...? (...) Arrancaba con Joyce, quien había mostrado gran interés por el tema: una turbia nostalgie. Lawrence mostró interés por el tema: la tierra, la sangre, la voluntad (sí, y la inevitable degradación). Beckett mostró interés por el tema: un anhelo inmaduramente egoísta (decidió Nicola) para causar tristeza y, a poder ser, daño y traumas a los personajes femeninos. En cuanto a los americanos, todos parecían interesados en el tema. (...) Por su parte, V. S. Naipaul, que mostró interés por el tema, habla de 'una masa negra sexual'. Bueno, en cualquier caso, negra. Y un agujero negro era masa, masa pura, masa infinita.

No, no todo el mundo la practicaba. Pero Nicola sí. En determinado momento (siempre deseaba no hacerlo, pero siempre sabía que lo haría) Nicola tendía a redirigir las arremetidas de sus amantes hacia aquella parte del sistema binario... Se las pintaba sola para prepararse con el dedo corazón de la mano izquierda. El dedo del matrimonio. (...)
"

Amis explota duramente la relación entre la muerte del amor, la destrucción de la especie, el sexo no procreativo y las armas nucleares. Y por esta vez mejor dejemos de lado a los críticos y lo que opinaron de Nicola.

Entre la publicación de London Fields y La Información, Amis se tomó un año para la escritura de Time´s Arrow, el libro en el que un doctor nazi retrocede hasta la "naturaleza de la ofensa", es decir su participación en el exterminio judío en Auschwitz.

Luego vendrá The Information (La información), publicada en 1995, la cual generará toda la controversia en torno al dinero y los agentes literarios. La resonancia del affaire la información fue aun mas grande desde que el libro trata de la envidia literaria. Para muchos la novela resultó ilegible. Para otros, la mejor novela de Amis desde Money.

La ironía de todo el asunto surge en tanto Amis sostiene en la novela que los escritores son los seres más envidiosos y competitivos de la tierra. Que difícilmente soporten el éxito de un amigo. Para peor, en The Information el exitoso Gwyn Barry es un perfecto idiota, políticamente correcto hasta la náusea y totalmente incapaz de escribir nada con un mínimo valor literario. Pero sobre todo tiene mucho éxito, tanto que da asco. Y Richard Tull, amigo de Barry y autor de tan complicadas cuanto fracasadas novelas decide dedicar su vida a arruinar la desu exitoso amigo. Tanto como la prensa y algunos colegas decidieron intentar arruinar la de Amis.

Durante los seis meses que precedieron a la publicación de la novela, su contenido pareció hacerse realidad. Salman Rushdie comentó al respecto: "No tiene absolutamente nada que ver con el dinero. Es solo que hay gente en Inglaterra que piensa 'a este muchacho le ha ido muy bien por demasiado tiempo -asesinémoslo'."

Pero The Information trata también de un tema que pareció obsesionar a Amis por mucho tiempo: el asesinato sin motivos aparentes, la violencia ejercida particularmente en los niños, la falta de sentido.

Suicidio, falta de motivos, prima (asesinada)

Marius y Marco son los hijos gemelos de Richard Tull, el fracasado escritor de The Information. Así como Richard Tull y Gwyn Barry se llevan un día de diferencia, Marius y Marco -a pesar de ser gemelos- nacieron con la medianoche interponiéndose entre ambos. Marius y Marco son las dos caras de una misma moneda, del mismo modo que lo son Barry y Tull. Pero en algún momento, Steve Cousin, el individuo contratado por Tull para lastimar al exitoso Barry, decide que el daño quiere hacerlo en otra parte: en Marco. "Donde quería hacer daño era en una parte de sí mismo. No de sí mismo ahora. Sino de sí mismo. De sí mismo entonces." La infancia.

Los nombres de los personajes de Amis siempre contienen una clave más o menos evidente, más o menos tendiente a satirizar o caracterizar el personaje. John Self
(Juan Yo o Juan "él mismo"), Selina Street (Selina Calle), Mary Lamb (María Cordero), Keith Talent (Keith Talento), Samsom Young (Sansón Joven), son sólo algunos ejemplos. Cousin en inglés significa prima. Steve Cousin es quien intenta lastimar a Barry, a Marco, a Tull, a la infancia. Es quien intenta instaurar el sinsentido.

En 1973, Lucy Partington desapareció. Lucy era prima de Martin Amis y su desaparición fue un misterio por 22 años. En 1995 sus restos fueron desenterrados del jardín del 25 de Cromwell Street, la "Casa de los Horrores" de Fred y Rosemary West, asesinos de más de doce mujeres a lo largo de 16 años. En el jardín se encontraron los cuerpos de ocho mujeres, todas habían sido violadas, torturadas y luego descuartizadas. Otro cuerpo fue encontrado bajo la cocina de la anterior casa de ambos. Fred también fue acusado de asesinar a su ex-mujer y a una niñera, enterrada en los campos linderos de esta casa.

Aunque Amis pareció no notarlo, durante años estuvo escribiendo sobre este tema de una u otra forma. La falta de sentido nutrió su narrativa como una de las características fundamentales del siglo XX.

En Time´s Arrow, Amis identificó el Holocausto judío como la expresión más acabada del sinsentido. "Hier ist kein warum. Aquí no hay por qué." rezan los carteles del campo de concentración. Ya ni siquiera es la puerta del Infierno de Dante y su "abandonad toda esperanza". Es mucho peor.

Si el asesinato sin motivos, disparado por la absurda muerte de su prima, era aterrador, lo era aún más en la medida que dio forma a toda una época, en tanto era la expresión más acabada del nihilismo que marcó el siglo que termina. Pero de todas maneras aún había una tenue esperanza al fondo del túnel: los asesinatos, aunque sin motivos, siempre eran perpetrados por el otro, siempre era other people la que nos arrebataba el sentido, la que nos imponía el hier ist kein warum. Sin embargo, este magro consuelo iba a durar poco.

En 1997, Amis publica Night train
(El tren de la noche), novela con apariencias de policial: "Soy de la policía. Eso puede parecer una declaración inusual; o una construcción gramatical poco común. Pero es una forma de hablar que nosotros tenemos. Jamás diríamos soy un policía o soy una mujer policía o soy un oficial de la policía. Solo diríamos soy de la policía. Yo soy de la policía. Yo soy de la policía y me llamo Detective Mike Hoolihan. Y soy una mujer, también.
Lo que estoy comenzando aquí es la narración del peor caso que jamás tuve en mis manos. Me refiero al peor caso para mí. Cuando se es de la policía, 'peor' es un concepto elástico. No se puede fijar una idea clara de 'peor'. Los límites se ensanchan todos los días. '¿El peor?', preguntaremos. 'No existe tal cosa como el peor'. Pero para la detective Mike Hoolihan éste fue el peor caso.
"

El peor caso de Mike es el aparente suicidio de la hija de su mentor, el coronel Tom: "En mi época, llegué a presenciar las secuelas de quizás unas mil muertes sospechosas, las mayorías de las cuales resultaron ser suicidios o accidentes, o simplemente, gente abandonada. Así que he visto todas las clases: saltarines, mutilados, sumergidos con un peso, zambullidos, desangrados, flotadores, baleados, reventados. He visto los cadáveres muertos a golpes de bebés de un año. Los de nonagenarias violadas por pandillas. He visto cadáveres abandonados por tanto tiempo después de su muerte que la única posibilidad de deducir la fecha del deceso era el tamaño de los gusanos. Pero de todos los cuerpos que he visto, ninguno se me ha quedado grabado en mis entrañas como el cadáver de Jennifer Rockwell."

El suicidio de Jennifer, no es un suicidio "Si, correcto" como la policía cataloga la evidencia de que, en efecto, se está claramente ante una muerte por propia mano. El suicidio de Jennifer se trata del tipo "no, todo mal". Y esa muerte es un suicidio "todo mal" porque Jennifer era la última persona que cualquiera señalaría como propensa a quitarse la vida o con motivos para hacerlo: profesional de éxito, brillante astrofísica, joven, hermosa, alegre, sin problemas de ningún tipo. Pero Jennifer se suicidó y de nada valdrá buscar el motivo: no lo hay.

Y es por ello que Night Train es la novela más perturbadora de Amis; porque propone lo inaudito: el suicidio sin motivos, el último paso de rechazo a la vida; renunciar a ella en medio de la felicidad más completa. No hay motivo. Esta es la constatación que Amis arroja a la cara del lector. No hay motivo.

Ese es su diagnóstico y extrañamente esa era la nota y el único tema sobre el cual esta cronista -perdida en su mar de caóticas anotaciones- pretendía escribir desde un principio y que finalmente no ha escrito en absoluto. Abandonad toda esperanza de que algún día lo logre: no hay motivo para hacerlo.


*Publicado originalmente en Insomnia

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