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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



MAIAKOVSKI, VLADIMIR - FUTURISMO - MISTERIO BUFO - MARINETTI, FILIPPO TOMMASO -

Maiakovski: la máquina acusada de futuro y sangre (III)

Guillermo Cegna
Misterio bufo fue representada cien veces con el montaje de Meyerhold. Tres de ellas como un espectáculo fantástico, en el circo y en lengua alemana, durante el III Congreso del Komintern. En estas ocasiones, el espectáculo fue desintegrado al cabo de la tercera función, por los empresarios del circo.


Vidriera 2/ Los misterios (Bufos) de Moscú o la muerte de Eugenio Sué

En una carta abierta dirigida a Meyerhold, el escenógrafo, en la que se aludía indirectamente a Maiakovski, Lunatcharski, comisario de cultura soviético, dejaba señalados con claridad los límites que los futuristas no debían intentar traspasar:

Resulta más fácil destruir una vieja cultura que edificar una nueva. Los obreros no han tenido todavía ocasión de conocer eso que vosotros llamáis cultura clásica, y si la destruimos, es posible que un día pudieran muy bien pedirnos cuentas por ello.
(9)

Maiakovski le entrega el libreto de Misterio Bufo al chofer de Lunatcharski para conocer su opinión. El chofer le confirma que comprende perfectamente y es entonces cuando se convence de que la obra conmoverá a las masas. En el Misterio Bufo puede advertirse el principio de un teatro nuevo. La impresión que el espectáculo produjo en la mayor parte de los espectadores fue enorme. El público reía alegremente, sin esfuerzo, con el juego de palabras y de imágenes encadenadas. Esto le trajo problemas. La indignación hacia Maiakovski y el llamado 'arte nuevo' hicieron que las discusiones en torno a la obra continuaran en la calle y siguieran siendo durante mucho tiempo un tema de actualidad cultural. Discusiones que, finalmente, no resultaron beneficiosas para el autor, porque fueron muchos los que llegaron a la conclusión de que si bien los detractores del "arte nuevo" no tenían razón en cuanto a lo que Misterio bufo representaba, sí la tenían, en cambio, al afirmar que el 'arte nuevo' llevaba dentro de sí indudables gérmenes burgueses, gérmenes que podrían muy bien llevar la corrupción al teatro soviético.

Lo nuevo logra, como sostiene Adorno en su Teoría Estética, molestar, generar debate. En Misterio bufo, Maiakovski logró dar al teatro futurista, refinado e intelectual, una apariencia verdaderamente popular. Para lograr sus propósitos, el poeta partió de una idea simple: dividir a los personajes de la obra en dos grupos antagónicos: el de los "Puros" y el de los "Impuros"; luego ideó una línea argumental en la que los elementos simbólicos resultaban de fácil comprensión, y por último, aunque en la intriga abundaban las manifestaciones futuristas: arcos celestes, tranvías, máquinas casi con vida propia, los protagonistas, a los ojos del espectador ingenuo, no eran sino marionetas animadas, con una deuda, consciente o no, con la labor realizada por Alfred Jarry. El argumento se desarrollaba además con la simplicidad de un misterio medieval.

Los "Puros", representantes de la burguesía, y los "Impuros", representantes de la clase obrera, se ven atacados por el Diluvio y tienen que refugiarse en el Polo Norte, único lugar del planeta donde todavía no han llegado las aguas amenazadoras. Puros e Impuros se reúnen y deciden construir un Arca, imitación de la de Noé, para, embarcarse y dirigirse hacia el Monte Ararat. Los Puros, aprovechando un momento de descuido de los Impuros, dan un Golpe de Estado y proclaman Rey a Negus de Abisinia pero se dan cuenta de que come desaforadamente, y entonces, con el pretexto de que la autocracia resulta anacrónica, se sublevan y arrojan al voraz Negus al mar.

Después, a fuerza de engaños, convencen a los Impuros de que deben asociarse con ellos para fundar una república, y una vez convencidos, los convierten en sus servidores, repartiendo los alimentos, a iniciativa del representante francés, según la condición social de cada uno: "-Para los unos, las rosquillas; para los otros, los agujeros de las rosquillas..." - será el injusto procedimiento de repartición. Para convencer a los Impuros de lo "justo y satisfactorio" de este reparto, el representante francés dialoga con ellos, utilizando argumentos como este: "Es necesario que alguien coma las pepitas; las sandías no pueden ser para todos". Descontentos con una República en la que no ven otra cosa que "un Zar de cien cabezas", los Impuros acaban a su vez por arrojar a los Puros al mar, continuando ellos solos el rumbo hacia el Monte Ararat. Los víveres comienzan a escasear. Surgen las discusiones y los conflictos. El hambre amenaza. En tan crítica situación, los Impuros ven venir, andando sobre el agua, como en un milagro al "Hombre Simple", que sube al Arca y les dice que deben dirigirse hacia la Tierra Prometida en lugar de ir al Monte Ararat, describiendo esta tierra como un verdadero paraíso.

Seducidos por sus palabras los Impuros abandonan el Arca trepando por los aparejos y andando luego por las "pasarelas solares", las "escalas del arco iris". Atraviesan las nubes y penetran, sin darse cuenta, en el infierno donde los recibe Belcebú y su cohorte de diablos dispuestos a caer sobre ellos. Entonces, un campesino comienza a hablar. Describe los sufrimientos que los Impuros han tenido que soportar en la Tierra y, al final, los diablos, conmovidos, los dejan salir sin hacerles daño. Los Impuros siguen su camino y llegan al cielo donde entran escoltados por dos hileras de ángeles resplandecientes. Por último, luego de atravesar el cielo, llegan a la Tierra Prometida. No creen que esto sea verdad. Uno de ellos se levanta sobre la puerta, mira al otro lado, y describe a sus compañeros las maravillas que los esperan: automóviles, locomotoras, máquinas de todas clases, pero, sobre todo, árboles llenos de flores y "no sólo de flores, sino también de panecillos". Las puertas se abren de par en par, termina la obra con la entrada de los Impuros en la Tierra Prometida con los acordes de una Marcha Triunfal.

En la puesta en escena, Meyerhold, secundado por el pintor Malévitch, combinó elementos de tipo arquitectónico con otros de una simplicidad primitiva. La tierra fue representada por un enorme hemisferio azul. El infierno, por una sala gótica decorada con violentos rojos y verdes. En el cielo predominaban los tonos grises sobre los que se resaltaba el azul profundo de las nubes. Un telón cubista, un arco inmenso y una aglomeración de árboles y máquinas representaban la Tierra Prometida. Los Puros tenían trajes multicolores, como los de los payasos; los Impuros, en cambio, eran grises. Mientras unos voceaban al recitar sus papeles, los otros lo hacían en tono bajo, casi tarareando. El efecto visual resultaba mezclado y colorista, antiguo y nuevo a la vez.

Misterio bufo fue representada cien veces con el montaje de Meyerhold. Tres de ellas como un espectáculo fantástico, en el circo y en lengua alemana, durante el III Congreso del Komintern. En estas ocasiones, el espectáculo fue desintegrado al cabo de la tercera función, por los empresarios del circo.

Las discusiones sobre la obra y su puesta en escena comenzaron en el teatro y continuaron en la calle. La crítica de los principales diarios de Petrogrado reaccionó violentamente: "Se me acusa de tantas faltas -dirá Maiakovski, que hay días que me gustaría ir a alguna parte y permanecer allí dos años para dejar de escuchar injurias"
(10). El resultado fue que, luego de tres días de permanencia en cartel, las representaciones fueron suspendidas porque resultaba "incomprensible para los obreros". Maiakovski tuvo que atender esta acusación tan significativa para su programa estético-ideológico. Él, el autoproclamado poeta de la revolución, que estaba dispuesto a darlo todo por el pueblo, no escribía para las masas, no podía ser comprendido por los obreros.

Los viejos actores del teatro Alexandrinski se horrorizaban a la lectura del texto. Tairov, del teatro Kamerni, detestaba el "Misterio" porque exigía que el teatro fuera apolítico. Las inclinaciones estéticas de muchos críticos se veían atacadas. Había quienes estaban políticamente en contra de las ideas expresadas y quienes estaban estéticamente contra la forma de expresión; había quienes se indignaban por la profanación de cosas sagradas y otros que pensaban que era un modo blasfemo de expresión de las ideas comunistas. Y todo el mundo estaba de acuerdo en que el "Misterio" no podía ser comprendido por las masas obreras.

Cuando se hizo pública la decisión de volver a montar la pieza, un grupo de escritores se dirigió al Comité Central del Partido Comunista para protestar contra la reposición, argumentando su dificultad de comprensión para los obreros. Maiakovski organizó nuevas lecturas de la pieza ante auditorios obreros, con el mismo resultado: los obreros exigían, contrariamente a lo que expresaban sus voceros, la inmediata puesta en escena de Misterio bufo.

Finalmente, luego de este debate público, Maiakovski comenzó a cambiar partes del texto. La primera variante de Misterio bufo debía llevar a las masas consignas e imágenes directas de la revolución. Imágenes ingenuas para un espectáculo de feria, bajo la lona de un circo o al aire libre. El gran espectáculo medieval, con sus masas de participantes, del que él hizo un medio de agitación y propaganda comunista. En cuanto a la expresión escénica, Maiakovski estaba muy influido por el teatro popular ruso, con sus personajes y sus puestas en escena estereotipadas, al aire libre.

Comienza a revisar el texto, modificando el contenido de algunas escenas e intercalando otras nuevas, fiel a su idea de que el Misterio bufo debía reflejar en cada nueva representación los problemas acuciantes del momento.
El 29 de diciembre de 1920 lee a los actores del teatro Meyerhold el nuevo texto y se desencadena una campaña de descrédito contra Maiakovski acusándolo de incomprensible y ofensivo. La obra corregida fue estrenada en mayo de 1921. Luego tuvo cien representaciones con puesta en escena del mismo Meyerhold. A los obreros les fascinaba.

Liquidación/ Árbol podrido, Marinetti. (Por qué tenemos que ir tan lejos para estar acá)

"Registrando la porquería petrificada de hoy"
V. Maiakovski

A principios de 1914, Filippo Tommaso Marinetti visita Rusia con el propósito de dar unas conferencias en Petrogrado y en Moscú. El creador del futurismo quería ver con sus propios ojos el extraordinario desarrollo que sus ideas estéticas habían alcanzado en el imperio de los zares(11) como ya advertía Rubén Darío -que no creía en escuelas- sobre el ideólogo del Futurismo. Sin embargo, la realidad con la que se encontró no pudo ser más desagradable para él, ya que, contra toda razón, los cubofuturistas no estaban dispuestos a reconocer su paternidad y seguían aferrados a la idea evasiva de que el cubofuturismo, "el futurismo proletario", nada tenía que ver con los decadentes y burgueses movimientos de vanguardia que impulsados por las ideas del poeta italiano, habían aparecido en los diversos países de Europa.

Para convencerse de la realidad de sus afirmaciones, acordaron adoptar una actitud intransigente. En Petrogrado, Klebnikov y Livchits, molestos por la deferencia que la alta sociedad había tenido con el creador del futurismo mundial, hicieron circular un manifiesto en el que lo atacaban duramente, tras haber pretendido demostrar la total independencia estética del cubofuturismo.

Cuando Marinetti se dispuso a hablar, la voz potente de Maiakovski, con gestos desmesurados y ampulosos pedía permiso para rebatir lo que el poeta italiano no había empezado a decir todavía. El presidente del acto no sabía qué camino tomar hasta que al fin, desconcertado, negó la palabra al importuno, alegando que debía expresarse en francés, ya que Marinetti no comprendía el ruso a la perfección.

Burliuk
(12), pintor y Maiakovski, con gestos de sobresaltada dignidad, abandonaron la sala entre los aplausos de los asistentes. Marinetti no encontró las palabras adecuadas para continuar.


Fotos

(sigue)

Notas

(9) Hesse, Ob.Cit. 23

(10) Hesse, Ob.Cit. 79

(11) Rubén Darío, en su vejez, es consultado sobre el futurismo. Desdeña este movimiento, sosteniendo que Marinetti engendrará poesía que siga una misma norma o línea, clausurando la diversidad en la producción tan estimable para el nicaragüense.

(12) Burliuk descubre la dote poética en Maiakovski mientras caminan una noche por la calle. Maiakovski le leía notas de poesía, algunos poemas y textos, sin decirle que eran suyas. Burliuk sospechaba que esos textos eran de Maiakovski y lo instó a reconocerlo.

Bibliografía

" Maiakovski, Vladimir La chinche y El baño, (Trad. V. Imbert), Madrid: Edaf, 1964
-------------------------- Misterio bufo, (Trad. V. Imbert), Madrid: Cuadernos para el Diálogo, 1971
--------------------------- Poemas 1913-1916, y Poemas 1917-1930, (Trad. J. Fernández Sánchez)
Madrid: Visor Libros, 1993
--------------------------- Conversaciones con el inspector de impuestos y otros poemas,
Barcelona: Ediciones 29, 1997
--------------------------- Vladimir Maiakovski o La rebelión de los objetos, (Trad. J. Hesse),
Madrid: Fundamentos, 1972
---------------------------- Poesía y revolución, (Trad. J. Fuster y M. A. Oliver), Barcelona: Península, 1971
--------------------------- Yo mismo. Cómo hacer versos, (Trad. A. García Tirado y E. Soldevilla,
Barcelona: Alberto Corazón, 1947.

" Antología poética, (Preliminar, selección y traducción Lila Guerrero), Buenos Aires: Losada, 1985
" Benjamín, Walter "El Flaneur", en Poesía y Capitalismo. Iluminaciones II. Madrid: Taurus, 1980.
" Hauser, Arnold "Bajo el signo del cine", en Historia Social de la Literatura y el Arte, Tomo II. Madrid: Debate, 1998.
" Hesse J. Vladimir Maiakovski, Madrid: Epesa, 1971
" Hulten, Grassi, Venice y otros, Futurism and Futurisms. New York: Phaidon Press Limited, 1986.
" Nakarov, A. Antología de la poesía soviética, Madrid: Júcar, 1974
" Revista "Kommunist" nº 18 / 1957.
" Shklovski, V. "El arte como artificio", en Teoría de los Formalistas Rusos. Bs.As.: Siglo XXI, 1970.
" Triolet, E. Recuerdos sobre Maiakovski, Barcelona: Kairós, 1976
" Tzara T. Siete Manifiestos Dadá, Barcelona: Tusquets, 1999 [1918].

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