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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



MUTANTES - MUTANTES RETRO ESCRITOS -

La cultura de Laputa está clonando al neuromante.*

Mario Ferrari Brown
Educar a los posmutantes cognitivos, generaciones clonadas por Tinelli y Níquel, sobrevivientes de una aldea que parece ciudad. No existen los límites que nos enseñó la inefable maestra, el garoto es como el sida


En una polis condenada etimológicamente al Video, el Monte del Video según la creencia de los romanos que asociaban los nómina al destino, César, Cornelio, Víctor...Victorino, nos señala un predestinamiento a la clonación y la realidad virtual propia del mutante.

La aldea rodeada por la peste y los garotos está clonando series de mutantes retro-escritos
(según una idea de mi estimado amigo Amir Hamed) que después del 2000 acabarán con los residuos decadentes y reaccionarios de la cultura europea careta. Como dicen los Redonditos de Ricota: "estás hundido en tu propia herida...en esta vieja cultura frita". El sistema educativo, esa vieja institución universal burocrática que refrita cosas viejas para formar futuros ciudadanos de provecho, ni siquiera sospecha que Terminator es algo más que una metáfora mutante.

Los cambios tecnovideomáticos larvaron sus clones al margen de la cultura libresca del pálido hombre oral, habitante de la Biblioteca de Babel.

Ese farfullante hombre letrado no entiende lo que pasa fuera del Monasterio porque no maneja las estrategias de la máquina, las neuronas, las fibras ópticas. El hombre letrado, mono alfabético y escolar, es incapaz de alterar su conducta y el medio que le rodea. Sabe leer, lector parásito y hurgador de la memoria de la aldea delirante. Conferencistas y oradores logorreicos de la oralidad del Logos europeo agitan la emancipación imposible de los clones del Ciudadano Europeo. No existe tal ciudadano fantasmático, delirio auto-continentador de los habitantes de la Casa Usher, a cuyas puertas, carcomidas por la polilla, truena el héroe Nippur de Lagash. Sí, mi querido lector in fábula, fabuloso como un Cadillac, auténtico decadente: los cadáveres ilustres dormitan en los pórticos de mármol de Carrara, con túnicas rasgadas por los desastres que causa la neo-barbarie global.

Es natural que existan nichos de memoria de la antigüedad, aunque ésta sea falsa, superficial, pastiche belle-époque de una decadente y pusilánime pequeña, pequeña, pequeña burguesía o algo así
(nunca se sabe con las malas copias, a las apuradas). Pero, cuando los nichos de esa memoria catatónica fabulativa duran demasiado, se produce un reflujo de voces atolondradas, polifonía melancólica del monaguillo, del clon (o clown) que avisa perplejo las hordas de neo-bárbaros video-mutantes. ¿Qué hacer? Seguir las costumbres que reconstruyen el pasado con documentos, cuya referencia parece representativa, y que explican fehacientemente el origen del mal.

Aldea agrícola, gallinero y saladero, sistema experto y láser, dormitando y agitando el polifón neuronal, apenas sospecha la explosión mutante. El cuerpo crece, la máquina se expande y agita, mientras el antiguo pensador y mentalista del mármol, despierta las polillas del saber.

Los aldeanos siempre fueron historiadores y labraron papiros con infinitas inscripciones sobre el pacto del chinchulín, del shaolín, del Jugolín... Memoriosos funestos que como el cangrejo van siempre para atrás, los ojos de su panopticón están en la nuca.

Educar a los posmutantes cognitivos, generaciones clonadas por Tinelli y Níquel, sobrevivientes de una aldea que parece ciudad. No existen los límites que nos enseñó la inefable maestra, el garoto es como el sida.

Me parece oír en la imaginación al poder, una voz mítica y palindrómica, un profeta nostradámico que agita a la aldea-nación pomposa desde el magnífico cerro de Montevideo: ¡Trazad una línea imaginaria desde bella Unión al Chuy y tendréis las zonas de influencia metafórica de Carlín Cantón y de Xuxa!

Sí, estimado lector, paciente amigo, se rompieron las tablitas del Bien y del Mal en las comarcas periféricas. Los muchachos de antes no usaban gomina ni gomáfono erótico.
Los mercaderes se arrebatan y trompetean, los escribas
(esclavos) realizan un miope escrutinio de los palimpsestos del Canon aldeano.

Fuimos ciudadanos universales, letrados y letristas, fuimos compañeros
(cachendengue) fuimos correligionarios, fuimos vecinos, seremos mutantes y sobrevivientes.

Llegó a su fin como el canto del cisne, el conferencista de vernissage y el letrista aldeano; pisan fuerte los caníbales lectores tecleadores de polifémicas máquinas de escribir con un ratón sudaca. El super mouse prepara el menú del festín videomático. Suerte.


*Publicado originalmente en La república de Platón, Nº 3

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