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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



MONTEVIDEO 00 - CIUDAD DE MONTEVIDEO - PAISAJE - HIBRIDEZ -

Ciudad, paisaje, estado de ánimo:
El problema de imaginar Montevideo.(I)

Gustavo Remedi
Desde el comienzo, Montevideo se hace presente como inscripción, como nombre, como marca adjudicada a un objeto cualquiera



1. La máquina de hacer humo


Por lo general, los
intelectuales proponemos un determinado enfoque o aparato teórico a fin de ser capaces de producir una perspectiva nueva de un fenómeno cultural dado, o bien, para captar o hacer visibles nuevos fenómenos. Cada metáfora y herramienta conceptual, sin embargo, tiene un lapso de vida determinado: al comienzo tiene una gran capacidad explicativa y de exploración (heurística), revelando cosas nuevas e importantes, invisibles desde otros puntos de vista: desde las categorías existentes utilizadas hasta ese momento. En este sentido, se dice que una determinada categoría supera y funciona mejor que la que la precede; o que por lo menos, no conduce al tipo de silencios, distorsiones -y hasta errores- de las anteriores.

Es así que se puede entender, por ejemplo, el surgimiento de la idea de sincretismo o mestizaje cultural para mejor comprender la cultura americana; o la idea de la transculturación cultural para comprender el proceso que lleva al mestizaje
(Françoise Perús, Abril Trigo) y a la heterogeneidad social y cultural (Cornejo Polar, Gerome Brunner, Abril Trigo). Es decir, la realidad social y cultural latinoamericana se puede entender y problematizar mejor si se parte del presupuesto que es una realidad impura, porosa, mestiza, heterogénea, producto de la aculturación parcial, de la transculturación, del sincretismo; es decir, una realidad dinámica producto de la intervención de un conjunto de actores sociales, políticos y culturales, que operan en el marco de determinadas estructuras y procesos históricos, y no una realidad intacta, homogénea, estanca, esencialmente diferente.

Y es así también que podríamos entender
la noción de hibridez (tomada de Bhabha, Hall y García Canclini), tan en boga en los últimos tiempos. En efecto, mediante el concepto de hibridez García Canclini intentó superar los conceptos de mestizaje y sincretismo:

"Encontré en este término mayor capacidad de abarcar diversas mezclas interculturales que con el de mestizaje, limitado a las que ocurren entre razas, o el de sincretismo, fórmula referida casi siempre a fusiones religiosas (…) Pensé que necesitábamos una palabra más versátil, más inclusiva, para dar cuenta tanto de esas mezclas clásicas así como de otro tipo de mezclas, los entrelazamientos entre lo tradicional y lo moderno, entre lo culto, lo popular y lo masivo, etc." (García Canclini 1996, Saintout 1998)

El concepto de hibridez, entonces, sería más apto para captar un conjunto de cuestiones y fenómenos socio-culturales nuevos, imperceptibles o mal comprendidos desde otros conceptos y enfoques: la globalización y los flujos culturales globales, la emigración, la situación de diáspora, el sujeto nómade o difuso, el sujeto bi- o multi-cultural, la falta de síntesis cultural, los efectos culturales de las nuevas tecnologías de la comunicación en las culturas nacionales, las identidades colectivas, y hasta en la propia subjetividad individual, el surgimiento de una cultura de masas global, el papel cultural del consumo y del consumidor (visto desde el marco de la antropología cultural, la fenomenología y los estudios de la recepción).

Con el transcurso del tiempo, también las nuevas categorías y metáforas empiezan a dejar ver sus insuficiencias, baja su productividad
(la capacidad de producir conocimiento sobre un determinado fenómeno), y empieza a ser más evidente la forma en que conducen a otros tipos de errores, olvidos y silencios, por lo que se renueva el ciclo, y se hace necesaria la producción de nuevas metáforas e instrumentos.

Este trabajo no persigue, de momento, ni dar por agotada la noción de la hibridez ni contribuir con una categoría nueva que la sustituya -aun cuando no considero que se haya agotado el proyecto de estudiar las manifiestaciones culturales y estéticas de la modernidad periférica, y en particular, las derivadas del carácter contradictorio, desigual y combinado del desarrollo
(capitalista). Sí persigue mostrar algunos problemas que ocasiona el manejo -o quizás, simplemente, el mal manejo- de la noción de la hibridez y de otros conceptos asociados, a partir de una discusión crítica de Montevideo 00.(1)

En tal sentido, nos preguntamos: ¿hasta qué punto Montevideo 00 permite descubrir una realidad inédita o invisible hasta ahora, y hasta qué punto, al privilegiar esa mirada, ese
paisaje, se borra y deja en sombras otros Montevideos igualmente existentes o posibles? ¿Cuánto aclara y explica, y cuánto confunde y deja sin explicar? ¿Hasta qué punto es capaz de captar la verdadera naturaleza de la articulación entre lo local y lo global, es decir, la particularidad de nuestra posición y papel dentro de la cultura global actual? ¿Cuál es la naturaleza de la relación entre las distintas partes y papeles sociales que conforman la ciudad? ¿Cuál es la lógica fundamental sobre la cual se organiza y evoluciona la cultura, las múltiples posiciones y subjetividades que conforman la cultura urbana?


2. Algunas hipótesis

Parto de la base de que Montevideo 00 es un producto, al menos en parte, de la teoría de la hibridez. Por un lado, por el manejo explícito de la noción de hibridez como definitoria de la cultura montevideana actual ("nuestra cultural híbrida"). Para los autores, la hibridez cultural sería uno de los cuatro elementos constitutivos de lo que denominan como "el soporte cultural contemporáneo".

Por otro lado, por la preocupación manifiesta respecto a una serie de fenómenos nuevos
(sociedad postindustrial, el consumo, la moda, la seducción, el impacto cultural de los medios de comunicación, la realidad virtual, la transciudad, la yuxtaposición cultural) asociados a la teoría de la hibridez. Y por último, por cuanto es un texto que quiere producir una imagen -una identidad- híbrida para Montevideo.

La segunda hipótesis es que Montevideo 00 no es simplemente un libro más. Por el contrario, es un texto original, maduro y rico en posibilidades, enfoques y sugerencias. Es un texto modernista
(conciente del espesor y la artificialidad del cristal con que se mira, con que se construye una mirada, un imagen, un paisaje) así como perceptivo y audaz, decidido a reconocer y a dialogar de frente con un sinnúmero de fenómenos culturales propios de la situación actual ("los campos vedados de la cultura local") a partir de una mirada fresca y de un lenguaje novedoso y seductivo ("la estética joven").

Por sobre todas las cosas, Montevideo 00 resume y documenta un discurso cultural y una sensibilidad ciertamente presentes en la sociedad montevideana (sin ser los únicos), aunque ello no sea más que expresión de una determinada hegemonía ideológica y cultural, más que de genuino cosmopolitismo.

Es precisamente su condición de emblema y resumen de este discurso cultural en circulación
(en tanto una manera de entender el mundo de hoy) lo que, a mi jucio, valida una discusión crítica de este texto; tanto de los conceptos sobre los que se apoya y a partir de lo que se va armando, como de la imagen, la ideología y la sensibilidad resultantes. Paradójicamente, en su pretensión de texto efímero, subjetivo, local, relativo a un particular, abrumado por el espesor de las representaciones y angustiado por el estatus ontológico de lo real, es que Montevideo 00 se convierte en un texto arquetípico, representativo de una situación cultural definitoria de nuestra contemporaneidad.

Por último, este ensayo se encuadra dentro de un proyecto más amplio y de más largo aliento, cuyo propósito es explorar la
ciudad y la experiencia urbana como práctica cultural y simbólica socializante y constitutiva de sensibilidades y actores sociales. Dicho proyecto responde, a su vez, a una preocupación inicial acerca de un conjunto de cambios profundos que están teniendo lugar, usualmente asociados a la idea de la postmodernidad, la globalización o la cultura neoliberal, que incluyen una reorganización profunda del espacio y en la forma de relacionarnos, una nueva imaginación del mundo, y de nuestro papel en su construcción, funcionamiento o transformación.

Explorar la
ciudad como discurso y como práctica social implica pensar la ciudad como un objeto multidimensional, escurridizo, problemático. En efecto, la ciudad existe en muchas formas. En parte es una realidad material, socialmente construida, que habitamos y con la que establecemos una relación sensual y simbólica. Segundo, la ciudad es un conjunto de prácticas, estructuras e instituciones específicas que nos preceden y de la que somos producto, y que a la vez, reproducimos. Tercero, la ciudad también es una representación imaginaria, una construcción simbólico discursiva, producto de nuestra imaginación, y sobre todo, del lenguaje. Habitamos la ciudad en la intersección de la ciudad como objeto, nuestra experiencia sensual de la ciudad y nuestra ubicación en un mar de representaciones de la ciudad que circulan las cuales conforman un anillo o aureola que media nuestra vivencia de la ciudad.


3. La exuberancia de las estrategias

Puesto que todo texto se organiza sobre la base de estrategias (géneros literarios) que persiguen la producción de ciertos efectos (estéticos, poéticos, sicológicos, ideológicos, prácticos), y presuponiendo que existe una relación entre forma y función, intentar establecer qué géneros confluyen o se yuxtaponen en Montevideo 00, sólo persigue poder tener una mejor idea de qué se quizo hacer, cómo y para qué.
Ahora bien, Montevideo 00 no es reducible a un sólo género o estrategia discursiva, más bien es una mezcla. Por un lado puede leerse como crónica de viaje, a la usanza de los diarios, relatos costumbristas, grabados y acuarelas que nos han dejado los viajeros que visitaban el Río de la Plata a principios del siglo pasado. Dado que es un texto colectivo, termina siendo un tableaux, un mural producto de muchas miradas subjetivas.

Si, en cambio, nos detenemos en el manejo del papel, la disposición y el peso de las frases, las listas, las palabras, alguien podría pensar que es una declaración, un manifiesto
(¿pero de qué? ¿cuál es su programa?); o tal vez, un largo poema concreto enunciado por un yo poético, mezcla de oráculo y telegrama. En su estilo libre, desprejuiciado y audaz también es un ensayo, antropológico y socio-cultural, mediante el que se reflexiona acerca del mundo actual, de una circunstancia presente afectada por profundos cambios tecnológicos y estéticos que precipitan el siglo XXI.

Pero también ha de tomarse como un experimento -que se despliega irregularmente entre la descripción, el diagnóstico y la celebración; entre la afirmación cándida, el sarcasmo y la ironía- en busca de nuevas formas de decir, como recurso para generar nuevas formas de ver, y en tal sentido, emparentado al tipo de ejercicios y presentaciones analíticas
("entregas") a que están acostumbrados arquitectos y urbanistas a la hora de imaginar y justificar una intervención particular. Amparados en los fantasmas de Deleuze, Guattari, McLuhan, Baudrillard, Debord, y otros autores, se explica:

"Un acercamiento al Montevideo contemporáneo desde el esquizo-análisis. Un abordaje subjetivo. Una visión de la transciudad. Una lectura del fenómeno urbano a través de capas superpuestas. Un relato sobre ciudades que son una. Un análisis efímero en el que el sujeto y el objeto se confunden. Una construcción de Montevideo desde la deriva".

Su novedad no se detiene en sus propósitos: forma y estructura se entretejen cuidadosamente para conformar un texto a varios niveles, a varias voces, no siempre sonando al unísono. "El potencial analítico y evocativo de frases e imágenes, por momentos inconexas y fragmentadas, por momentos constructoras de teorías y sugerencias" se apoya en la multiplicidad de lenguajes y recursos narrativos utilizados: la manipulación de las imágenes (
yuxtaposición, montaje, distorsión, primerísimos-planos, fotografías quemadas y de alto contraste), el uso de algunos recursos del videoclip, el uso del espacio de papel, lo mismo que del color del papel, o la administración del eje visual, del paso del tiempo y de la direccionalidad, entrelazados al acto de leer, procesar, sintetizar y producir asociaciones y sentidos.

No es casual, por lo tanto, que sea un texto hecho por arquitectos, poetas, fotógrafos, diseñadores gráficos, haciendo uso de los discursos representacionales y manierismos propios de sus respectivos campos de actividad -fundamentalmente visuales, esquemáticos, asociativos.
El discurso verbal, por su parte, está constituido fundamentalmente por frases cortas e incompletas, largas listas de one liners, anotaciones a mano en hojas sueltas y servilletas, párrafos cortos, abreviaciones
("M 00") y palabras sueltas, escritos en un tipo de letra de los primitivos procesadores de texto (connotando super-modernidad, un cambio cultural dramático y profundo), y desplegados como si se trataran de un elemento visual más.


4. Refundaciones imaginarias

Ni Hernandarias, ni Bruno Mauricio de Zabala, ni comercio de tasajo y esclavos, ni corsarios, blandengues o gobernadores lusitanos; ni
gauchos, comerciantes enriquecidos o estadistas barbados; ni conspiradores ingleses, ni inmigrantes gallegos, italianos o "polacos". Ni María Eugenia en la torre, ni grandes manifestaciones obreras, ni siquiera luz de patio: Un paisaje oscuro y confuso en el que apenas se distinguen una escena portuaria fundida a una escena callejera.

Desde el comienzo, Montevideo se hace presente como inscripción, como nombre, como marca adjudicada a un objeto cualquiera. En una suerte de juego de humo y espejos
(de acto de magia) la palabra Montevideo aparece tres veces: como el nombre de un libro, como el nombre de un barco y como reflejo proyectado sobre otra cosa móvil, desarraigada, sin punto fijo: un Viejo Chevrolé, de cuyos focos parte la única luz que ilumina la madrugada de los tiempos.
Varias páginas en negro, interrumpidas súbitamente por un pliego en blanco. Precedida y justificada por la frase "Ya que la ciudad adopta un curso delirante, debemos adoptar sobre ella un punto de vista delirante", viene la cuarta "primera" página: eje invertido, las dimensiones alteradas
(extendidas a todo lo ancho del libro), fotografía en negativo (de unas grúas de un puerto), tomada desde abajo, desde muy cerca, y en consecuencia, desde una perspectiva excesivamente deformada, siniestra.

Varias páginas negras más. Fragmentos de imágenes
(¿ecos? ¿recuerdos?) sobre fondo negro. Una viñeta, a mitad de camino entre la historieta y el lenguaje del video-clip, nos alerta que "algo está pasando en esta aldea…".

La tercera imagen de Montevideo
(y ya vamos por la página 12 del libro) contiene otra perspectiva rara, no-familiar: se trata de otro paisaje, esta vez tomado desde el pie del Cerro mirando hacia el Este, con un peón a caballo arriando una tropilla medio sumergida (en primer plano), la bahía (en un segundo plano), en tercer plano la rambla portuaria, y los edificios del centro de Montevideo en cuarto lugar -el cielo, abierto, inmenso y despejado, al fondo, de horizonte.

Algo más tarde -porque estamos ante un texto visual cuidadosamente orquestado, montado, cronometrado- el lector ve una silueta borrosa, a contraluz, de alguien que
(lo) observa desde del interior de un ómnibus. Una panorámica de la rambla de la playa Pocitos -la clásica postal, dirigida al turista, al conformista, que pretende encapsular la totalidad de Montevideo- con dos siluetas de espalda que la miran en segundo plano; un primerísmo plano de unas manos que sujetan unos binoculares; en primer plano: la imagen de un hombre, uno de los marginados, triplemente observado: doblemente fotografiado: una fotografía de una chica que le toma una fotografía. Más fotos de fotos de fotos miradas que miran y se devuelven la mirada. Más Baudrillard. Más representaciones, juegos de cristales y espejos, sombras y luces, "copias" de una realidad a la que se persigue sin llegar.


5. La arquitectura del paisaje

Todo paisaje es resultado tanto de una perspectiva, una mirada, un estado de ánimo, como de un método, una técnica, una arquitectura. En cuanto a su estructura lineal Montevideo 00 está organizado en cinco grandes bloques:
(a) presentación/introducción dramática-teórica prolongada, (b) una primera mitad dividida en tres "capas" o "layers", que intentan captar tres dimensiones de Montevideo, (c) una segunda mitad compuesta de tres "escenas instantáneas" o "renders"
(sic) (2), que intentan documentar tres "instantes", (d) un final prolongado, igualmente narrativo, y (e) cinco ensayos breves intercalados entre capa y capa, entre una y otra instantánea, que hacen de contrapunto al texto principal.
En la primera mitad se propone que montevideo descansa sobre "tres soportes" o dimensiones fundamentales: el soporte material, el soporte virtual y el soporte cultural
(contemporáneo).

El soporte material lo constituiría la planta física, enunciada desde un lenguaje poético: "la ciudad que no fue", "excepcionalidad seductora", "el vigía", "desgarros metropolitanos", "las arterias adolescentes", sin dejar de reafirmar una partición relativamente tradicional
(casco colonial, centro, rambla, barrios obreros, las poblaciones marginales, enclaves de las clases altas, suburbios, carreteras, nuevos centros comerciales, etc.). El soporte virtual vienen a ser los nuevos medios de comunicación, especialmente la televisión y la computadora, en tanto actividades cotidianas, en tanto nuevas formas de religamiento y relacionamiento social, así como de acceso a la información y forma de conectarse e imaginar el mundo. Por último, el soporte cultural sería resultado de: la condición híbrida de nuestra cultura, la ventaja de nuestra situación periférica, la superficialidad de nuestras raíces culturales, y un pequeño conjunto de revoluciones apolíticas: la nueva importancia de la seducción, el individualismo y la moda.

La segunda parte trata de captar la ciudad a partir de un abordaje de "instantes" que expresan -o a los que se reduce- esa totalidad, esa entelequia, que llamamos "ciudad": (a) una instantánea de cómo se llegó al "desorden" actual ("breve relato de una entropía"), (b) la centralidad del consumo elevado a espectáculo, y (c) la ciudad como escenario de eventos
(sobre todo, simulacros), o mejor dicho, como consecuencia de tales eventos y situaciones.

La breve historia de Montevideo se organiza en torno a un conjunto de metáforas naturales: el organismo, el cuerpo enfermo, la psiquis enferma, relacionadas a procesos físicos, biológicos, moleculares. Es así como de la historia de una sociedad y una ciudad se pasa al caos inicial, la ciudad encorsetada, la ciudad afectada de cáncer, la implantación de prótesis, partición y colapso psíquico.

El segundo relato gira en torno a un conjunto de metáforas teatrales: los espacios, las escenografía, el guión y la puesta en escena sobre lo cual que organiza el consumo
(el simulacro de una vida urbana), que abarca incluso el consumo de la imagen (del espectáculo) de los marginados. El último segmento evoca las posturas y ansiedades de los años sesenta (los planteos situacionistas) aunque desde los años noventa, es decir, vaciados de los miedos, los sueños, las expectativas e incertidumbres de los sesenta (Harvey): gesto, por tanto, que gira sobre sí mismo ¿o síntoma de otros sueños y miedos?



Notas:

(1) Marcelo Danza y Mauricio García Dalmás (Montevideo: Dos Puntos, 1998).
(2) "Renders" y no "renderings".

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