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CÓMIC - COLINO, MARÍA - RABIA MÁXIMA -

María Colino y su Rabia Máxima

Matías Castro

Virginia Wolf dijo que cuando una mujer se pone a escribir está deseando alterar los valores establecidos. María Colino debió enfrentarse a un género cuyas reglas son mayoritariamente dictadas por hombres con expresa su intención de cambiar los valores establecidos, al menos dentro de la historieta

Las mujeres en el mundo del cómic -al igual que en el cine, en la literatura y otras disciplinas- no abundan. Hay casos, por supuesto, pero siempre quedan en minoría, y en los cómics probablemente se deba a que tradicionalmente han sido consumidos por un público masculino (adolescente y con mucho acné podría ser el estereotipo). Pero las autoras de comic suelen alejarse bastante de ciertos estereotipos, María Colino se mudó a las antípodas de esos lugares comunes.

Cuando se descubre que el destino de los hombres no está en sus manos, que en las orgías del infierno no hay cabida para los caprichos de un mortal, que la poesía es el refugio para una chica que se siente diferente, y que la única solución para el tipo más solitario del mundo es una caja de Valium; todo eso significa que se ha leído Rabia Máxima, una de las pocas cosas que ha llegado a Uruguay de la española María Colino.

Desde su galería, "Fortuna, diosa del azar infausto", vestida con tiras y máscara de cuero, presenta historias fantásticas, y otras que no lo son tanto. Historias que hablan del trágico e irónico destino de personajes que, en el mundo real y en el de
ficción, sufren los caprichos de la Diosa.

La historietista rehizo a la diosa romana, la adaptó a un formato oscuro y nihilista, propio de los noventa, y la vistió con un provocador humor negro. María Colino dibuja y escribe las anécdotas que Fortuna les hace vivir a todos los mortales, cuyas vidas "son su plastilina". Bizarros y caricaturescamente deformes, los personajes corren en sus fantasías una suerte que puede resultar terriblemente equiparable a la realidad.

En "Papá quiere que trabaje", la muchacha quiere escribir poesía, pero no se atreve a confesárselo a sus padres. Su hermano Vicentito es el orgullo de la familia y se ha graduado; llega Don Burguesez, el jefe de su padre, y lo contrata por poco y nada. Durante una cena en donde todos los parientes de la muchacha se transforman en electrodomésticos, ella se oculta bajo la mesa queriendo escapar y encontrar otros que tampoco "pasan por el aro". Finalmente su madre la descubre mientras barre, reflexionando que le conseguirá cita con el psiquiatra, mientas la muchacha la mira aterrorizada desde su escondite.

En Solitude, Vitorino acepta finalmente su soledad, pero se le aparece el espíritu de la antigua dueña de la casa, tan solitaria como él; inmediatamente se enamoran y, al correr hacia la cama, Vitorino descubre su propio cuerpo, inerte y con un frasco de Valium en la mano.

Tétrico por momentos, el mundo a través de los ojos de María Colino se transparenta en sus personajes e historias, de una forma tan imaginativa como pocas veces se ve en la historieta. El vuelo poético y estético que se descubre al recorrer las páginas se equilibra con lo agresivo de la imagen y de las anécdotas.

Esta autora ha entrado en el grupo
(muy extenso) de artistas que han venido enriqueciendo al comic. Riqueza que, al igual que otros medios y artes, dependerá siempre de las manos en las que caiga. Es decir que, con su aporte y desde su óptica personal, ha colaborado en expandir un poco más un género que, citando al guionista inglés Alan Moore, "está aún inexplorado".

Desde 1992, cuando publica Margarita para una
editorial feminista, María Colino se ha convertido en icono fundamental en la cultura del feminismo combativo. Su posición al respecto se ve claramente expresada en la historia Sucesos del Peloponeso, en la que un escuadrón de centauros, caen en una trampa puesta por amazonas, resultando así castrados.

Virginia Wolf dijo que cuando una
mujer se pone a escribir una novela, está deseando constantemente alterar los valores establecidos, convertir en serio lo que a un hombre le parece insignificante, y en trivial lo que para un hombre es importante. La escritora inglesa no se refería a la historieta, pero al igual que María Colino, debió enfrentarse a un género cuyas reglas son mayoritariamente dictadas por hombres, la inglesa en su época, la española a fin de siglo. Los temas que trata Colino no resultan triviales ni a ojos de los hombres ni mucho menos de mujeres, pero sí es expresa su intención de cambiar los valores establecidos, al menos dentro de la historieta. Quizás tampoco lo principal esté en los temas, sino en la forma en que los trata, desde lo visual hasta el humor ácido que los impregna.

Nacida en Madrid en 1971, María Colino, se licenció en Bellas Artes en la Complutense de Madrid. Ha colaborado con infinitos fanzines, tanto con humor gráfico como con historietas. Además se autoeditó una serie de postales de humor gráfico en torno a penes, y ha dibujado una serie de ilustraciones, de temática sadomasoquista para tiendas gay.

El prólogo de Rabia Máxima afirma que la conciencia libertaria y combativa de la Colino "la impulsa a soltar por sus pinceles y rascadores todo tipo de locuras gráficas como si de un grito o un vómito se tratara". Pero para que sus
ideas exploten sobre la hoja en la forma que ella quiere, para que lleguen a todos como si se pudiesen leer directamente en la hoja sin ser explícitas, necesariamente María Colino se piensa bastante las cosas.

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