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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



CÓMIC - MOORE, ALAN - V FOR VENDETTA -


Alan Moore: de 1888 a 1999 (I)

Matías Castro
"El horror es uno de los mayores tótems del siglo veinte... Una de las paradojas más desconcertantes de este siglo es el ascenso meteórico del horror como género, cuando cada día el Hombre parece ser más consciente de los horrores que lo rodean"

A fines de la década del ´70 en Estados Unidos, el cómic de superhéroes decaía mes a mes, arrastrando fórmulas y esquemas mediocres gestados tiempo atrás, poco después de la llamada "Edad de Oro de los cómics". Los lectores disminuían progresivamente su número, cansados de historias y personajes que se repetían a sí mismos de formas cada vez más insustanciosas. El mainstream, la industria del cómic, necesitaba oxigenarse y renovarse, del mismo modo que lo había hecho en 1963 con la aparición de personajes como Spiderman, Los Cuatro Fantásticos y los X Men, creados por Stan Lee, Jack Kirby y Steve Ditko.

Inglaterra, 1978. Con 24 años de edad, y ante el primer embarazo de su esposa, Alan Moore abandonaba su trabajo en una gasolinera, decidido a convertir las tiras de prensa en su medio de vida. Dos años más tarde se encontraba publicando dos tiras en Inglaterra, vendiendo guiones cortos de ciencia-ficción a la compañía de cómics 2000 AD y trabajando con la filial británica de la Marvel Cómics.

Después de mucho tiempo de ser lector de historietas, y de haber colaborado con revistas literarias, aquella decisión tomada un par de años atrás había marcado el comienzo de un camino insospechado en su vida. Procedente de una familia humilde y de formación autodidacta, Alan Moore aprendió a contemplar desde un ángulo muy personal la literatura y la historieta, su género favorito, al que pronto llevaría aires de renovación.


1982


"El horror es uno de los mayores tótems del siglo veinte... Una de las paradojas más desconcertantes de este siglo es el ascenso meteórico del horror como género, cuando cada día el Hombre parece ser más consciente de los horrores que lo rodean". Estas eran las reflexiones de Moore hablando de Swamp Thing, la primer serie regular que le encargó la DC Cómics, una de las dos editoriales más grandes en el mercado de la historieta norteamericana de aquél entonces.

Cuando llegó a manos de Moore, Swamp Thing
(La cosa del Pantano) agonizaba en su segunda época. La creación de Len Wein y Bernie Wrightson, había revisitado en los años ´70 todos los mitos del género de terror. Y a pesar del profesionalismo de los autores, una serie que enfrentaba a un ser verde contra Frankenstein no fue suficiente para mantenerse en el mercado.

En una entrevista para la revista "The Cómic Journal" en el año 1984, Moore declaró que desde un comienzo supo que el concepto del personaje creado por Wein y Wrightson en la década anterior no funcionaba con el público de los ´80. Se planteaba ahora construir historias que tuviesen "resonancia en el alma humana", y que a través de la identificación con los personajes, el lector sintiese el horror en el momento del "reconocimiento repentino de algo totalmente extraño".

La propuesta de Moore se mostró mucho más innovadora de lo que se esperaba en un comienzo. Inmediatamente despoja al protagonista de la serie de todo rastro de humanidad, convirtiéndolo en un ser vegetal que se percibe a sí mismo como tal, y poco a poco descubre su capacidad de interactuar con las plantas, los árboles y el suelo. El monstruo es precisamente eso por su propia voluntad de participar de una esencia humana, sus reacciones le harán más humano que muchos de los personajes de la serie. Y si bien hay un juego entre el cuerpo vegetal y el cuerpo humano, Moore no habla de la carne; los miedos que retrata son siempre superiores a lo carnal, son temores sobre la identidad y la falta de ella.

A medida que transcurre la serie, el guionista pule su estilo imponiéndose sobre el dibujante con un gran peso literario y poético. Para esto utiliza elementos tomados de la literatura, su mayor influencia. De autores como William Burroughs, H.P. Lovecraft, Stephen King, Harlan Ellison y el músico Brian Eno tomó en mayor o menor medida elementos y recursos que reciclaría para esta serie.

El cambio radical que surgiría con Swamp Thing consistió en que con este enfoque de la historieta, la DC Cómics comenzaba a ganar una franja de público alejada del mundo de la misma. Esta visión más adulta y comprometida del género, dio pie a lo que en los años `90 sería la línea Vértigo, un sello alternativo dependiente de la DC. Su surgimiento implicó una renovación en la política de la editorial puesto que, además de dedicarse a temas infrecuentes en los cómics masivos, permitió a los autores conservar el Copyright de sus creaciones. De este modo, como una suerte de pionero, Alan Moore estaba planteando una alternativa al mainstream desde su propio interior.

1998


Cuando en Inglaterra el ex editor de la división británica de la Marvel Cómics, Dez Skinn decidió lanzar la revista "Warrior" al mercado, acudió a antiguos colaboradores que se encontraban ansiosos por una historieta más madura. En esas páginas Alan Moore escribió Marvelman
(conocida luego como Miracleman), una historia de superhéroes y luchas por el poder; The Bojeffries Saga, una tira de humor, y V for Vendetta.

Esta última fue inicialmente concebida para ser una historieta de misterio y crímenes que se desarrollaría en el Londres de los años ´30 con el título Ace of Shades. Moore y el dibujante David Lloyd modificaron esta idea y la trasladaron al año 1998. V narra la historia de un terrorista en lucha contra un régimen opresor, emparentada en temática y contenido a clásicos de la literatura de ciencia-ficción como 1984 de George Orwell y Un mundo feliz de Aldous Huxley.
V for Vendetta partió de una premisa más de aventuras, hasta que finalmente derivó en una suerte de alegoría del anarquismo y la realidad de su propio país. Para esto, Moore tomó hechos y personajes no sólo actuales sino pasados; por ejemplo los rasgos de la máscara que lleva el protagonista, calcaban los de Guy Fawkes, un insurgente que trató de volar el parlamento de Jaime I en 1605. Posteriormente, el escritor afirmaría que en un comienzo se había tratado de su primer intento por iniciar una serie regular, por lo que se notaba cierta inexperiencia política de su parte e ingenuidad en cuanto a ciertos comentarios sociales.

La publicación de V se desarrolló en entregas cortas de aparición irregular y ofrecidas a blanco y negro. Moore no terminó de escribirla, a pesar de que durante esta etapa la serie recibió varios Eagle, los premios al cómic más importantes de Inglaterra. Tras la gran migración de artistas británicos a Estados Unidos a mediados de la década, y tras el éxito de Watchmen, su obra consagratoria, en 1988, Len Wein le propuso concluir V. El guionista había anunciado que no trabajaría más con la DC, pero accedió por la oportunidad de terminar la historia. Escribió el resto hasta llegar a los 36 capítulos que, si bien respetaron la extensión de seis páginas de los originales, esta vez fueron agrupados para alcanzar el formato cómic book, es decir, con periodicidad mensual y extensión promedio de 22 páginas.

Logró así un equilibrio entre la estructura que él concibió para su obra, y el estándar norteamericano. Además, esta edición contó con 84 ilustraciones nuevas; y con el agregado del color, que si bien es excelente, no hace justicia a los expresivos juegos de luces y formas de los dibujos de David Lloyd. En esta segunda etapa V se convierte en una irónica burla de un sistema represivo, supuesto reflejo de un ideal comunitario. El totalitarismo represor que aquí surge es un escenario que Moore gusta de utilizar para ambientar sus historias: en Miracleman hace una incursión en la atracción del poder y del fascismo con un tratamiento de ribetes religiosos del tema de los superhéroes, Watchmen es una crítica al reaganismo y Swamp Thing es una denuncia al conservadurismo tradicionalista de la América profunda.

El mayor peso de la obra recae sobre el guionista que compone su obra más comprometida, en la que cada hecho tiene una relevancia que trasciende la mera ficción hasta convertirse en portador de sus ideas. En 1988 declaró abiertamente su intención de abandonar Inglaterra, un país en el que muchas de las "predicciones" que había realizado como ficción en V, finalmente se habían hecho realidad.

V es la obra más sincera y pura de Alan Moore. El inglés se extiende en citas cultas, sin que por ello estorben en la narrativa, ni que pasen desapercibidas para el adolescente de cultura media. Desde su posición de intelectual, Moore juega con la idea de la rebelión y la misión de ilustrar al pueblo. Y concluye en que V no existe, el personaje conductor de la historia es únicamente un ideal y carece de identidad, es un símbolo. Para él, V es una máscara, detrás de la cual están todos y cada uno de los habitantes de esa sociedad.

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