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ISSN 1688-1672

 



CÓMIC - V DE VENDETTA - WATCHMEN - MOORE, ALAN - LLOYD, DAVID -


Del Vierwirrung al Ordung:
V de Vendetta

Matías Castro

Aldous Huxley dijo en 1960 que muchas de sus imaginadas truculencias de Un Mundo Feliz se convertían en penosas realidades con una rapidez que no había podido soñar. En 1988 Moore escribía que había pecado de ingenuo al creer que sólo un conflicto nuclear llevaría a Inglaterra hacia el fascismo

Alan Moore era en 1986 el guionista británico de comics más popular en Estados Unidos principalmente gracias a Watchmen, una miniserie que había redefinido el género de superhéroes y marcado nuevas pautas para la narrativa dibujada. Pero desde unos años antes venía escribiendo una serie en Inglaterra que pasaría desapercibida hasta unos años después.

En 1983 la desaparecida revista inglesa de historietas Warrior, comenzaba a publicar V de Vendetta (1); esta historia recién terminaría en 1988, luego de 39 episodios, muchos altibajos. Escrita por Alan Moore y dibujada por David Lloyd, V rinde tributo a clásicos de la ciencia ficción y sufre una evolución muy particular a medida que va siendo escrita.

En una ficticia Inglaterra en la que un estado totalitario controla todo, se desarrolla la historia que comienza en 1997 y finaliza en diciembre de 1998. Durante todo ese año, V, un rostro escondido detrás de la máscara de Guy Fawkes
(un insurgente que intentó volar el parlamento inglés en el siglo XVII), practica actos terroristas contra el gobierno. Al mismo tiempo se convertirá en tutor de Evey, (una chica a la que salva de ser violada en el primer episodio), enseñándole su visión de la libertad y del verdadero significado de la palabra anarquía.

En la historia la "Cabeza" es el nombre del máximo órgano de control, detrás está "el Líder". Su figura resulta ser la contrapartida casi perfecta de V. Aquél está enamorado del mundo de matemática pura y fria que del computador que rige a la Cabeza, y que monitorea todo Londres. V, a su vez, lo está del concepto de Justicia; pero siente que su enemigo se la ha robado. Se desata un remedo de guerra de pasiones entre ellos; y V responde conectándose secretamente a la Cabeza, saboteando el sistema de control y preparando su Vendetta.

La "Cabeza" y todos los organismos que de ella dependen, llamados la "Boca", el "Dedo", la "Nariz", los "Oídos", y, especialmente "La Voz del Destino" con la que habla a la población a través de parlantes en las calles, controlan absolutamente todo. Pero finalmente colapsan; las piezas del dominó que V ha armado desde el comienzo de la historia caen una tras otra. La población descubre en él y en sus actos, el valor de la libertad. La
utopía comienza a tomar forma, y se produce el Verwirrung, un estado de caos y desenfreno total frente a la libertad obtenida de golpe y porrazo. Queda fuera de la historia la llegada del Ordung, el verdadero y voluntario orden.

Cuando Alan Moore finalizó V de Vendetta en 1988, prometió irse de Inglaterra junto con su familia. El país al que tanto había amado presentaba una realidad cada vez más similar a la que el escritor había descrito en su obra. La aventura policial se había convertido en ciencia ficción; y ésta en una involuntaria metáfora de la realidad. El género de la historieta ganaba así un nuevo puntal y adquiría otra faceta al convertirse en vehículo ideológico y artístico al mismo tiempo, todo de la mano de quién dio a luz lo que muchos consideran el mejor cómic de superhéroes: Watchmen.

1984 de George Orwell, Un mundo feliz de Aldous Huxley y Farenheit 451 de Ray Bradbury; tres novelas en las que el común denominador es la rebelión de individuos frente a estados totalitarios que controlan todos los aspectos de su vida y pensamiento. En V de Vendetta, la referencia a ellas es inevitable, y es explícita.

Dichos autores no tuvieron quizá el mismo propósito inicial que tuvo Alan Moore con V, quien reconoció que al principio se había tratado de su primer intento de iniciar una serie regular pero que luego la historia había adquirido un nuevo sentido. La evolución que la historia y los personajes viven, refleja la propia del autor, y también un mayor compromiso con su propia visión de la sociedad en la que vivía.

Aldous Huxley dijo en 1960, cuando publicó Regreso a Un Mundo Feliz, que muchas de sus imaginadas truculencias de Un Mundo Feliz
(1931) se convertían en penosas realidades con una rapidez que no había podido soñar. En 1988 Moore escribía que había pecado de ingenuo al creer que sólo un conflicto nuclear llevaría a Inglaterra hacia el fascismo. Salvando las distancias temporales, los dos autores habían vivido un proceso muy similar con su obra; y lo cierto es que en esa nota, el autor de V, dejaba muy en claro su dolor por Inglaterra, y por la decisión de irse junto con su familia.

V, "el Villano", como se lo presenta en el primer episodio, es un rostro anónimo que se oculta tras una máscara y ropas teatrales. Un rostro que nunca se revela, ni a través de las investigaciones de la policía; ni por Evey cuando se enfrenta al desafío de adivinar quién está bajo la máscara. Luego de la muerte de V, Evey se coloca sus atuendos y la máscara y continúa la tarea, lo que importa en "el villano" no es su verdadera identidad, sino lo que representa para la "Cabeza" y para el pueblo inglés.

De manera similar a lo que en la segunda parte del Quijote ocurre con Sancho Panza; Evey, pasada la mitad de la obra, se acerca a las ideas que su tutor le plantea, y comprende en carne propia, luego de pasar por un campo de concentración, la necesidad de sus obras. Llegado el final de la historia; cuando Evey toma el lugar de V, una nueva interpretación de la obra se hace posible. Deja de ser entonces, el individuo luchando por sus ideales, y pasa a ser la encarnación de un ideal utópico que cobra vida y real importancia en ese contexto. Es la existencia de ese estado la detonante de la necesidad de la presencia de V.

En 1933 el sociólogo Karl Mannheim afirmaba que en la sociedad occidental se daría la integración entre lo que se conocía como art engagé, el arte propagandístico, y el
arte por el arte. Este proceso no es definido detalladamente por el sociólogo, quien considera que de la mano de la democratización se irán tornando más firmes y orgánicos los vínculos entre los estratos intelectuales y la sociedad en general. V de Vendetta es, desde ese punto de vista la realización de lo que aquél anunciaba, ya que no se trata de arte por el arte ni de arte propagandístico, sino que está en una zona intermedia. Además de la increíble riqueza en el uso de las posibilidades expresivas, tanto gráficas como literarias, V tiene potencialmente una función socialmente más orgánica, provoca reflexiones, siempre ubicada dentro de un contexto histórico y social.

El dibujante David Lloyd, cuya carrera se ha deslizado, al igual que la de Alan Moore, entre lo comercial y lo personal; logra imprimirle a los personajes y ambientes una expresividad que pocos han logrado usando sus mismo recursos de iluminación y claroscuro. El aporte que los coloristas Siobhan Dodds y Steve Whitaker hacen a la atmósfera de la historieta son determinantes en el resultado estético final, logrando una ambientación quizá sucia y opresiva, signo de una Inglaterra invadida por el smog, cerrada y oscura.

V no es entonces una obra excesivamente compleja, pero si densa. Estos factores son los que hacen que resulte ser una de las obras mayores de Alan Moore y de la historieta. Ideológicamente cuestionable o no, lo cierto es que su lectura resulta imprescindible dentro del género

1. V de VENDETTA, de Alan Moore, David Lloyd, Steve Wihtaker y Siobhan Dodds. (dos volúmenes)Ediciones Zinco, España 1989.

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