| Escurre
                  de las vulvas ese irracional torrente de enigmas, promesas, fantasías
                  y certezas que alimenta, minuto a minuto, los océanos
                  electromagnéticos de la existencia. Desembocaduras y nichos
                  fascinantes. Son como dioses bañados con efluvios de sabidurías
                  inagotables, linderos de místicas y estéticas profundas;
                  sintagmas y paradigmas ¿analógicos?, arquetípicos
                  e irreductibles. Como es arriba es ahí abajo. Son ciencia
                  oculta. Alquimia de sólidos, líquidos y gaseosos
                  que transforma naturas en netas ignotas. Cavernas y carnavales en carnes de entrepiernas
                  ¿escondidas? y esotéricas. Misterio dialéctico
                  de vulvas renovándose febrilmente con las fuerzas de lo
                  simbólico redimensionado en la vida con perfumes, néctares,
                  humedades y espesuras particulares. Misterio
                  que se abre y se cierra salvándonos con sus curanderías
                  frente a las asechanzas reduccionistas de no pocas necedades
                  filosóficas, ortopédicas e institucionales. Misterio
                  de mutaciones para hombres
                  y mujeres.
                  Nadie se baña en la misma vulva dos veces.
 Víctima de vulgarizaciones y reduccionismos moralizantes,
                  las vulvas fueron condenadas a la negación perversa y
                  voluntarista de un formato ideológico fálico y
                  autoritario que canta verdades amaestradas en pergaminos institucionales.
                  Moralismos procreadores de vergüenzas que son himnos de
                  culpas interminables. Moralismos épicos y extraterrestres
                  escondidos tras máscaras teológicas, políticas,
                  filosóficas y científicas. Festival de absolutos
                  que no admite trasgresiones a su modelo de perfección
                  esclavista, utilitaria, productivista y mojigata. Y sin embargo
                  es más grande la rebeldía de las vulvas y sus símbolos
                  con placeres y locuras fieles al arrebato de los instintos y
                  al comportamiento voluptuoso de la vida que siempre abre pasajes
                  alternos a delicias poéticas nuevas con sabor a fertilidad.
 
 Una vulva es un romance cósmico, ajeno a formatos didácticos,
                  en donde se turba la conciencia para inaugurar otras inteligencias
                  profundas. Entre olores, texturas, colores, jadeos y emanaciones;
                  hombres y mujeres redescubren
                  permanentemente esa, su estética extraña de entrañas.
                  Estética de excitación capaz de hinchar uno a uno
                  manantiales físicos, químicos y meta-conceptuales
                  que, entendidos o no, actúan cotidianamente y desde muy
                  dentro. Las vulvas son mares perfectos agitados por mareas sensoriales
                  siempre embriagantes y distintas. ¿Alguien puede controlarlo?
 "SEXO: Filología.
                  Si se lograra establecer por la filología que la palabra sexo (en latín
                  sexos) está efectivamente emparentada con SECARE que quiere
                  decir hender, cortar, entonces el sexo femenino -que es una hendidura-
                  debería ser considerado como el sexo por excelencia. Pero
                  todo ello no cuadraría con la noción de sexo débil,
                  de origen patriarcal, sino que podría remontarse a más
                  remotos orígenes matriarcales. Cabría también
                  intentar una aproximación a SECUS (aparte), habida cuenta
                  de la separación de sexos, incluso a sagrado (CON-SACRARE,
                  poner aparte). En cuanto al parentesco eventual con el nombre
                  del número 6 (en latín SEX; en griego HEX), éste
                  número tiene su mitad impar (3+3). Los números
                  pares son femeninos. Nótese igualmente el parentesco posible
                  con SECULUM, o SO ECULUM: generación." Enciclopedia
                  ilustrada de Sexología y Erotismo.
 
 Como hacedoras de su propio proyecto estético las vulvas
                  promueven indicios marginales que se sintetizan constantemente
                  en sus premisas formales y conceptuales, dispuestas a no pelear
                  con sus contextos. Naturaleza y cultura fundidas dialógicamente
                  en pasajes estéticos que para lo actual como para lo potencial,
                  exigen obediencias no lineales, no unidimensionales. Es una estética
                  de renovaciones constantes que se hace y rehace a fuerza de fusiones
                  en las que el saber carece de sentidos utilitarios y acumulativos.
                  Por eso la razón se pierde con facilidad. Estética
                  de fusión, sin eclecticismos simplistas y de oscilación,
                  sin maniqueísmos. No hay moral que pueda mejorar la propia
                  de un sentir tan mágico, tan estremecedor; como la vida
                  misma. Toda axiología se relativiza entre las dinámicas
                  del placer y el deseo que son distintos,
                  propios y sorprendentes cada vez.
 
 Entrar y salir de una vulva supone la integración de emociones
                  reproducidas instantáneamente en juegos de espejos líquidos,
                  enmarcados con espasmos y contradicciones catárticos sin
                  contraindicaciones cartesianas. Juego de espejos líquidos
                  y reflejos que lubrican cuerpos formales y conceptuales en el
                  vaivén decisivo de todas las entidades colectivas y particulares.
                  Es lo humano que siempre ha sido todo en uno a pesar de los separatismos
                  ideológicos dominantes. Espesura de fertilidades que meten
                  y sacan verdades en vulvas-reducto de emociones hondas, que,
                  por otra parte, entran y salen al antojo de paroxismos seculares.
                  Espesura de pelos, pliegues, claroscuros brillos e inciensos
                  en exhuberancia embriagante donde la piel es otra y otros son los móviles
                  y las intenciones. Una vulva es un manantial con peces eléctricos
                  saltando de reversa los extravíos y encuentros de nuestras
                  existencias. El clítoris es testigo.
 
 Desarticulan configuraciones de geografías políticas
                  y pedantismos galileanos. Los sentidos chapotean en lo conceptual
                  para amarse de ida y vuelta. Es felicidad real que se arrebata,
                  como brasa, con soplos de vida. Es también libertad. Es
                  otra geografía real con demografías propias entre
                  voluptuosidades irreverentes y liberadas; sin utopías. Es digamos
                  provisoriamente una estética de cultura natural.
 
 Largo, ancho, profundo, alto, suave, aromático, tibio
                  y húmedo son ideas y términos que transitan, semánticas
                  y sintaxis, de un vocabulario codificado a otro arbitrario, sin
                  abandonar esa propia gramática que es otra y no es del
                  "lógos": es dialéctica. Las vulvas son
                  arquitectura móvil en donde lo maravilloso se construye
                  y reconstruye incesantemente. Fertilidad, pasión, éxtasis,
                  orgasmo, fisiología,
                  metafísica, psicología, parapsicología,
                  ser esencia, sustancia y cópula de todos contra todos.
                  Materia en movimiento incesante. Edificios majestuosos; catedrales
                  góticas, son para entrar, para permanecer, para ascender:
                  para encontrar otra definición verdadera de la palabra
                  revolución.
 
 "Para santo Tomás la belleza del cuerpo es un belleza
                  maldita: pulchiritudo coporis est pulchiritudo maledicta (la
                  belleza de la mujer es una espada flameante)" Bayer,
                  Historia de la estética.
 
 Negaron frecuentemente los santones de la filosofía toda relación
                  entre lo espiritual profundo y lo sensorial (que no tiene poco de profundo). Organizaron
                  la separación de lo carnal y lo espiritual en una pachanga
                  de contradicciones, necedades y cegueras. La alta filosofía
                  para el espíritu; para los sentidos la estética,
                  arte menor del intelecto, de abajo. Sus buenas conciencias taparon
                  los agujeros de las vulvas con discursos de rencor, culpa e ignorancia.
                  Secaron cada gota de jugo vulvar con faldones de santidad hipócrita.
                  Cogían a escondidas. Se empeñaron en medirlo todo
                  con el parámetro de una inteligencia perversa, subordinada
                  a silogismos antropocentrístas. Negaron el desarrollo
                  de la estética pegada a la vida y cerraron el camino de
                  saberes que entre otras muchas cosas exigen libertad. Pero siempre
                  queda esa clandestinidad de las verdades más rebeldes
                  como recurso. En medio de vicisitudes, sabotajes, tergiversaciones,
                  manipuleos, chantajes, malversaciones y corrupciones, sobreviven
                  incandescentes las locuras amorosas y pasionales que emanan de
                  las vulvas. Son irreductibles.
 
 Éxito y prestigio vulvares han hecho, a pesar de todo,
                  directa e indirectamente, su historia de la cultura. Por ellas,
                  con ellas y en ellas ocurren fenómenos extraordinariamente
                  intensos y felices. Las cuentas de vidrio teoréticas no
                  alcanzaron ni alcanzaran a hundir, en el pantano enano del logos,
                  las fuerzas volcánicas de cada vulva. La estética
                  mojigata de los clásicos atrofiada con moralismos paga
                  hoy el precio de entender (si
                  entiende)
                  muy tarde lo que negó y sigue negando.
 
 Una vulva es verdad integrada que suma la totalidad (lo femenino y lo masculino). El goce de
                  sus expresiones y experiencias es inatomizable e irreductible.
                  Cultura y natura poseen
                  en las vulvas una coartada permanente, como secreto magnífico,
                  al que podemos volver siempre para demostrar estupidez y perversión
                  monumentales de esa parte del pensamiento occidental autoritario
                  y patriarcal cargado de espantos y extravíos.
 
 La tranza ideológica de las mojigaterías represoras
                  es tan necia como idiota. Desarticular el conocimiento de las
                  vulvas en todas sus escalas para intoxicar con ignorancia cada
                  palmo de la vida, equivale a sustituir lo terreno por lo divino
                  y afirmar que ningún placer humano merece aprecio si no
                  interviene algún monigote metafísico. Malversación
                  de fondos simbólicos.
 
 Las vulvas están naturalmente dotadas de integración.
                  Son ellas y sus propietarias tanto como la fusión de géneros
                  sin demérito de números. Gozarlas en lo particular
                  es inevitablemente gozarlas en la totalidad. Nada justifica reduccionismos,
                  funcionalismos, atomismos o fisiologismos. La niebla densa de
                  los engaños y demagogias malversadoras que han tratado
                  de cubrir a las vulvas a lo largo de la historia, no ha logrado
                  desterrar todo el aporte rebelde que se promueve simbólicamente
                  en el goce estético de las vulvas. Hay algo de redención
                  y algo de invencible en cada vulva que no requiere esoterismos
                  lúbricos ni fetichismos mercantiles. Queda rebasada la
                  necedad con una estética que no admite ser seccionada
                  y que exige verdad absoluta del intelecto tanto como del cuerpo.
 "
Durante más de veinticinco siglos las artes
                  plásticas occidentales han tropezado con el sexo de la
                  mujer. Velado y falsificado, la mayoría de las veces simplemente
                  eludido, sólo excepcionalmente ha aparecido en su estricta
                  verdad, en tanto que los órganos masculinos han tenido
                  todos los honores gráficos y escultóricos
".
 "
Tal
                  censura plástica es ignorada por las civilizaciones extraoccidentales
                  así como las anteriores a la época clásica.
                  Cabría aportar acerca de ello un sinfín de ejemplos
                  prehistóricos y más tarde egipcios, micénicos,
                  o hindúes, extremorientales y negro africanos
"
 "
Aún tratándose de tabú sexual,
                  cabe comprobar que el cristianismo, enemigo de lo carnal, sólo
                  comparte a medias la responsabilidad de ésta elisión.
                  Las primeras motivaciones las encontramos en las civilización
                  griega clásica, que inauguró esta actitud de censura
                  sistemática". Tabú del sexo femenino;
                  Enciclopedia de Sexología y Erotismo.
 
 Las vulvas invocan una especie de perfección de sí
                  en sí. Perfección no asociable con la "divina"
                  o con la "tecnológica" en la medida en que éstas
                  con su prepotencia totalitaria desconocen opciones alternas.
                  Las vuelvas ofrecen un conocimiento estético proveniente
                  de correlatos comprometidos con lo cultural pero no exclusivamente.
                  Son obra de natura y de cultura de manera desigual y combinada.
                  Sus categorías exponenciales poseen su propia trilogía
                  o trinidad triangular entre la biología, la fisiología
                  y la anatomía y los símbolos, los signos y las
                  señales. Monte de Venus que es una misma cosa pubica y
                  pública. Trinidad que se eleva
 nos eleva. Vértigo
                  emocional al que subimos hipnotizados. Mareo fenomenal de transmutaciones
                  en selvas que siempre son vírgenes; que siempre esperan
                  con un regalo de placeres y fertilidad. Que siempre están
                  por descubrirse. Un lenguaje nuevo y propio.
 
 Trinidad de símbolos, signos y señales que jerarquizan
                  nociones reales de naturaleza inequívoca y particular;
                  formal y conceptual, referenciada con un catálogo de posibilidades
                  que integran términos siempre insuficientemente conocidos.
                  Son evidencia y contundencia, del apetito al deseo. (Ya quisieran muchos
                  artistas).
                  No hay límites a las posibilidades del goce estético
                  vulvar. Las alternativas
                  combinatorias entre tonos de piel; densidad y constitución
                  de los pelos, alargamiento y grosor de labios menores y mayores;
                  consistencia y tamaño del clítoris, redondez y
                  altura de la carnosidad púbica, cercanía y distancia
                  del ano, texturas, humedades, accidentes y perfumes
 nutren
                  junto a otras muchísimas características un fenómeno
                  estético que también es catálogo de taxonomías
                  y tipologías emocionales, en paralelo con las carnes.
                  La naturaleza levanta ahí un himno hipnótico y
                  magistral. Poder de individuación prometedor y enigmático.
 
 No hay horarios ni espacios predestinados para el impase arrebatador
                  de una vulva tocada por el estremecimiento, de sus síntesis
                  íntimas que asaltan igual a mujeres y a hombres. Un semáforo,
                  una avenida, un cine, un supermercado, una iglesia. La vulva
                  está ahí abierta en su claustro misterioso de piernas
                  y pliegues fértil con su santoral de menstruaciones y
                  sus ciclos de verdades vitales absolutas permanentemente a todo
                  en todo y desde todo. Abierta con una amplitud que es única
                  y ejemplar. Abierta con esa abertura que debería aplicarse
                  a todo, porque el todo lo requiere. Abierta de pies a cabeza
                  como el universo entero. Fluyendo y nacarándose en testimonios
                  de vida y pálpitos subrepticios, encantadores y silenciosos.
                  Vulvas manifiesto de la vida que se mojan con pócimas
                  extravagantes. Vulvas que se mojan saviamente en un silencio
                  sideral. Se erectan los sentidos y los sinsentidos. Estética
                  cotidiana preñada con perfumes abismáticos, abisales.
                  Es placer sexual distendido
                  y metasexual. La vida misma. Ratificación incandescente
                  que se reanima sin descanso para seguir soltando jugos, caldos,
                  néctares; chilpacholes exuberantes.
 
 A cada cual según su lúdica, a cada cual según
                  sus necesidades. El juego embelezante de las vulvas es coartada
                  perfecta, nadie sabe, todos intuyen. La seducción tiene
                  secreciones que no son sólo lubricantes de entrepiernas.
                  Son más, mucho más en las conexiones y sinapsis
                  posibles de una irracionalidad inmaculada y perfecta más
                  allá del juicio y del pecado. Sensación de prohibido,
                  simultáneamente liberadora a pesar de culpas maromeras.
                  Forma exacta de la revolución permanente y total. Las
                  vulvas se recrean, vuelven a sí desde sí conectando
                  unos y otros linderos de juegos fantásticos, efectivamente
                  fantásticos. Libertad estética personalizada que
                  debería democratizarse, socializarse.
 
 Confiésese o no, compártase o no, el placer estético
                  de las vulvas entra y sale de nosotros patinando en fascinaciones
                  espacio-temporales. Estética sin y con arte. Estética
                  de premisas orgánicas emparentada directamente con la
                  interioridad más desconocida: la vida. Las vulvas abren
                  y cierran sus válvulas para mojarlo todo y mojarse todas.
                  Su aliento místico, arrebatador, nostálgico y nuestro
                  es misterio diario. Estética que madura. En sentido contrario
                  las necedades ideológicas que han impuesto a las vulvas
                  satanizaciones multimodales son engendro de amores enfermos.
                  Ignorancia soberbia productivista y reproductiva. Expresión
                  de funcionalismos biologisistas, maquinismos ginecobstréticos
                  o sexologismos profilácticos. Muchos de ellos negocio
                  pingüe.
 
 "
Es por tanto el más complejo de todos los
                  órganos externos del cuerpo humano y abunda
                  en pliegues y repliegues en anfractuosidades de lineamientos
                  complicados, lo que le ha granjeado numerosas comparaciones metafóricas.
                  Nada ofrece de la honesta simplicidad de los órganos masculinos.
                  El ojo, el oído, la mano,
                  son más simples, más fáciles de describir,
                  de esquematizar, de universalizar. En efecto, la configuración
                  de esos pliegues vulvares, sobre todo de las ninfas, es variable
                  hasta el infinito. Las mujeres difieren más
                  entre sí por el sexo que por el rostro. El sexo de las
                  mujeres es de un individualismo desafiante y hasta hoy día
                  ningún artista occidental ha podido o se
                  ha atrevido a proponer un Canon de la vulva abierta. Además,
                  hecho capital, ella oculta sus repliegues inquietantes bajo una
                  pilosidad traidora." Enciclopedia Ilustrada De Sexología
                  y Erotismo.
 
 A pesar de las evidencias, hechos, hábitos, tradiciones
                  y saberes de las vulvas y por ellas, sobreviven acusaciones explícitas
                  e implícitas que, entre otras, suponen la idea de oscuridad
                  y ocultamiento satánicos. En las vulvas cabe el infierno
                  de muchos. Se trata de una añeja costumbre que parte de
                  Grecia y sus filósofos. Casi toda idea de pecado, maldad,
                  perversión, enajenación, disipación, y extravío
                  proviene o está asociada a la genitalidad femenina. En
                  otras culturas el entendimiento de las vulvas posee muchas distintas
                  maneras de interpretación: "Vulva: designada entre
                  los bambara con el nombre de Gran y bonita madre es un símbolo
                  de abertura a las riquezas secretas, a los conocimientos escondidos.
                  Su simbolismo está emparentado con el de la fuente: ser
                  fuerte, no ser fuerte, es otra metáfora utilizada
                  por los bambara para designar el sexo femenino. Lo comparan a
                  Dios en el siguiente
                  dicho: "Dios es como el
                  sexo de la mujer; es el fuerte, el poderoso, el resistente; pero
                  al mismo tiempo es atracción y apetencia y en fin abandono".
                  El simbolismo de la vulva y del sexo femenino en su conjunto
                  está desarrollada entre los dogon y los bambara por la
                  significación cosmogónica y ritual del hormiguero,
                  considerado como la vulva de la tierra". Diccionario
                  de los símbolos de Herder.
 
 El principio de ocultación occidental que puso las vulvas
                  al margen de la historia, desató por extensión
                  persecuciones en contra de un órgano cuyo delito mayor
                  es su complejidad natural y poder de seducción. Abundan los
                  ejemplos del autoritarismo fálico y machista padre de
                  la negación vulvar e hijo de una especie de intimidación
                  ante lo incomprendido. Terror machista por
                  la perdida de esa vulva fabricadora de patrimonio e hijos, terror machista por
                  la pérdida del control de esa vulva propiedad privada
                  para eyaculaciones antojadizas unilaterales y a menudo violatorias.
                  Negación de lo otro a ultranza.
 
 Las vulvas son claustros de incógnitas intolerables para
                  el judeocristianismo. En la idea del parto divino radica un
                  conflicto mayúsculo disfrazado por la "santísima
                  trinidad". Lava como puede la posibilidad obvia de que la
                  madre de Dios tenga vulva
                  en pleno uso de sus facultades. Extensivamente ocurre lo mismo
                  con el papel histórico de las mujeres. La vulva, sus funciones,
                  sus pelos, olores y secretos son innombrables. "Papi",
                  "padre", "hombrecitos", "jefes de familia",
                  "proveedores" no pocas veces padrotes camuflados, en
                  casa o donde sea, se auto facultan para decidir cómo se
                  "usa" la vulva que es ajena, que objeto de su propiedad
                  por el que pagan para que esté disponible al capricho
                  de cierto consumismo pajero. Ya no alcanzan las "santísimas
                  trinidades" para salvar a tanta virgencita madre, hermana,
                  esposa.
 
 Ocultar es un hábito cultural que occidente aprendió
                  a desarrollar. Es premisa en política, ciencia, arte,
                  filosofía, religión. Constituye una constante en
                  casi toda forma de relación humana y es paradigma, incluso,
                  en el conocimiento de lo propio físico e intelectual.
                  Las vulvas tienen un papel peculiar en este contexto. Siendo
                  tanta revelación, son justamente víctima de los
                  ocultamientos más feroces. Incluso en la exhibición
                  mercantil de las vulvas reina un principio de ocultamiento que
                  hace rentable el negocio de lo prohibido. Como delicia que carga
                  su cajita de culpas.
 
 La educación oficial enseña vulvas anodinas desestructuradas
                  e inefables destinadas a un productivismo familiarista, fincado
                  en mojigaterías cientificistas. Es disfraz de pulcritud
                  cargado de ocultamientos para hacer generalmente rentable, a
                  su modo, el cometido demagógico de una educación
                  descontextualizada, mentirosa, carente de compromisos con las
                  realidades sociales. Niños y niñas aprenden más,
                  como primos y vecinos, jugando a la casita.
 
 Una vulva abierta y evidente con sus condimentos magníficos
                  sin interpretaciones psicoprofilácticas es una verdad
                  monumental capaz de enamorarnos hasta los tuétanos no
                  sólo de la parte sino del todo para poner en jaque nuestro
                  castillo de naipes llamado cultura. Una vulva verdadera, viva,
                  sin esquematismos didactístas, es una gran verdad que
                  nos regala la vida y una gran crítica a la cultura
                  occidental. Una vulva abierta de frente y con su ofrenda a misterios
                  buenos, prometedores y humanos, es una verdad devastadora e insoportable
                  para muchos. El ocultamiento ha rebasado sus propias expectativas
                  en plena moda del destape en todo el mundo.
 
 Ese ocultamiento suele provenir del miedo. La humanidad tiene una larga
                  lista de interrogaciones aterrorizadas que se apaciguan y reprimen
                  con discursos machistas de ignorancia prepotente. Los hombres
                  podemos bastante menos de lo que presumimos. El miedo a las vulvas
                  tampoco es historia reciente, constituye otro paradigma fenomenal
                  erigido sobre las bases de una ideología tan soberbia
                  como pobre. Somos como ciegos caminando sobre la cuerda floja
                  de nuestras mentiras. El miedo a las vulvas refleja el tamaño
                  de la negación. Oculto en apologías de lo masculino
                  tanto como en exageraciones exacerbadas de lo
                  sublime
                  femenino, vive un reino virginal y celestial donde lo sexual
                  carnal se pierde entre retablos de madres, hermanas y esposas
                  inexistentes por imposibles. Transustanciación de metas inmediatas
                  en mitos utópicos. El problema central es de orden ideológico,
                  político y económico cuyo mecanismo integral produce
                  represiones profundas. Regalo de Grecia fortalecido por el judeocristianismo
                  y adornado con oritos renacentistas. Nos quieren miedosos, ignorantes,
                  deprimidos e impotentes. Inútiles para la revolución
                  total y permanente.
 
 Los modelos
                  capitalistas
                  hijos putativos de su propia vagina dentada, han hecho acopio
                  rentable de ese modelo ideológico que se muerde la cola
                  para producir más asustados vaginales; consumidores de
                  encueradas despatarradas por cierta esclavitud en revistas carteles
                  glamorosos impresos con culpas. Subcultura de masas para masturbaciones enfermas que
                  enferman con culpas lo que debiera ser liberador y feliz. Homenajes
                  de miedos y ocultamientos. Se trata de una cultura vulvar sustitutiva
                  que disocia objetos y conceptos, experiencias e inteligencias. Sustitución
                  que representa, por colmo, una de las pocas alternativas populares.
                  Género exclusivo,
                  subutilizado, malversado y vulgarizado.
 
 Miedo y ocultación
                  son soporte de dictaduras, incluidas las que se disfrazan
                  de democracia. Cuando el
                  miedo comienza por
                  el conocimiento de sí y de los iguales, los efectos pueden
                  suponerse. Nuestra ignorancia embarrada con demagogia tolera
                  vulvas cándidas, apenas insinuadas, escondites hervideros
                  de burlesques y santidad de clínicas maternales. La vulva
                  ausente. Cultura del despojo.
 
 "Y esto porque todo cuanto recuerda la cavidad misteriosa
                  e inquietante cuadrifoliada y simplemente antiestética
                  debe ser eliminada. Antiestético para el logos por complejo
                  e individualizante; no pudiendo admitir que la anatomía
                  esté por encima de él, el logos expone en esto
                  el mismo tipo de razonamientos de mala fé. Para nosotros
                  no cabe duda de que el cuerpo es el que funda la estética
                  de su representación. No más que el cuerpo o la boca;
                  no hay razón alguna para que el sexo corresponda a un
                  esquema preexistente a la presencia en el mundo de la morfología
                  humana; tratarlo de antiestético nos parece absurdo, y
                  semejante pensamiento jamás ha pasado por la mente de
                  artistas africanos
                  o asiáticos. Georges Valentin escribe muy justamente que "no existe
                  razón alguna para que el vello pubiano no sea tratado
                  (plásticamente)
                  como
                  las barbas de Júpiter o los rizos del pastor"
                  no obstante, hay una razón: Júpiter
                  y el pastor son hombres. Esta mala fé estética
                  es de hecho una pantalla para encubrir una evidencia mayor e
                  intolerable para la ética Griega: el sexo de la mujer
                  es hueco. Al ignorar o rehusar los imperativos biológicos,
                  la mentalidad griega chocó con este órgano que
                  dicha mentalidad no puede sacar, exteriorizar, poner a la luz
                  para aprehenderlo. Al fundar la plenitud de la objetividad razonada,
                  el logos es incapaz de discernir el vacío; el hueco.
                  Natura
                  abhorret vacum, fué enunciado primeramente en griego.
                  El terror se apodera
                  del espíritu lógico ante la abertura, la hendidura,
                  la caverna. "El mar causa tanto pavor porque es profundo". Enciclopedia
                  Ilustrada De Sexología y Erotismo.
 
 La fuerza perturbadora
                  de las vulvas mas allá de satanizaciones, vulgarizaciones
                  y ocultamientos, delata con sus situaciones actuales el licuado
                  postmoderno y neoliberal del poder
                  que presenciamos. Hay un faltante de humildad que evidencia debilidades.
                  Las vulvas recuerdan en su estética una consustancial
                  oposición de toda represión de los instintos y
                  la vida misma. Es una estética del deseo cuyas cualidades
                  constantes radican en la promoción de elíxires
                  arquetípicos sobre mares de excitación inefable,
                  excitación de la libertad concreta, objetiva. Los gobiernos
                  y regímenes "institucionales", "democráticos",
                  "progresistas", "constitucionales" y "revolucionarios",
                  como se autodenominan, no han soportado, no soportan y no soportarán
                  el reto natural de las vulvas que cuestionan toda su palabrería
                  de "libertades sociales". Pierden sentido con la estética
                  de las vulvas las comodidades racionales inventadas entre psicologismo
                  omnipotentes, "Sobre éste punto carecemos de referencias
                  plásticas tradicionales acerca de la representación
                  del sexo de la mujer debido a que muchos hombres no logran representárselo
                  mentalmente". Enciclopedia de Sexología y Erotismo.
 
 Las vulvas manifiestan portentosas y dignas otro todo vital,
                  otro espacio y tiempo que
                  no deja deudas gnoseológicas regadas a diestra y siniestra.
                  Tienen poderes contundentes no hay engaño la fertilidad
                  y la vida están ahí por garantía absoluta,
                  esa es su voz mayor y su lección suprema, endógena
                  y exógena, articuladas perfectamente con la dialéctica
                  de la naturaleza y sus denominadores ultrasensoriales sin perder
                  cada uno de sus contextos mediatos e inmediatos. La vida pasa
                  por ellas haciendo caravanas agradecidas.
 
 Los panfletos didacticistas de las sexologías y psicologías
                  todopoderosas, usurparon saberes colectivos que ahora creen exclusivos.
                  Han inventado manuales funcionalistas para crear un usuario feliz
                  engañado con retóricas de ciencia sólida
                  y rentable. "Sáquele el mayor provecho a su vulva"
                  parecerían rezar. Hombres y mujeres caemos en la trampa
                  maquinista de esos gurúes enamorados de las encuestas
                  más descabelladas, que contestan con porcentajes el miedo
                  y la ignorancia de su pulcritud sexológica. Saber mucho
                  con mentiras breves: saber de mentiras. Ocultación del
                  autoritarismo entre terapias de actualización racionalista.
                  Reconciliación con lo espiritual y lo "santo"
                  para dormir tranquilos en cuevas de dragones amaestrados con
                  el látigo del logos. Da gran prestigio y gran placer domar
                  al deseo. Usuario feliz.
 
 La revolución del placer estético promovido por
                  las vulvas es un pendiente histórico que no tiene muchas
                  esperanzas bajo el orden económico
                  e ideológico dominante. Nuestras generaciones atarantadas
                  entre mil necedades se hunden cada vez más en la nata
                  de la alienación que tanto
                  le conviene al poder de sus serenísimas altezas, empresariales,
                  clericales y gubernamentales. La estética de las vulvas
                  reclama tiempos completos. El que miente se jode y paga el precio
                  de su ignorancia: el misterio le es vedado.
 Cada vulva es telúrica, marítima y regional tanto
                  como universal, cósmica y poética. Son de todos
                  sin distinción de sexos. Son arriba y abajo órdenes
                  análogos; Ciencia oculta (ocultada). Más allá de
                  toda exageración fetichizante, carente de ritualidad y
                  seducción, existe una
                  estética rebelde, simbólica y libre que emerge
                  de las vulvas con nuestras verdades más vitales como regalo
                  líquido para que bebamos en su grial el enigma: seducción
                  de seducciones. Éxtasis y orgasmos estelares de planetas
                  abiertos y jugosos. Tierra prometida. Selvas, montañas,
                  playas, planicies y océanos en los que nos vamos y nos
                  venimos todos.
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